El castillo de Osma y 4.200 cerdos

Mitxel Girón
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Y, como siempre ocurre, las crónicas de la época varían según quién las cuente

El castillo de Osma y 4.200 cerdos - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

El mes pasado escribí un artículo en el que hablaba del maravilloso castillo de Gormaz. Os lo resumo para aquellos que no lo leyeron: es un castillo enorme que se levanta en lo alto de un cerro en medio de una gran llanura. Se construyó sobre otras edificaciones anteriores, por lo que ya se sabía que era un lugar privilegiado para dominar un basto territorio con un simple golpe de vista. Se empezó a construir en el siglo IX, cumplía la función de base militar para cobijar grandes ejércitos. No olvidemos que esta era una zona de bronca entre los cristianos del norte y los musulmanes del sur. 

Sus muros resguardaron a varios ‘ciudadanos ilustres’ como Almanzor o el Cid. Lo pongo entre comillas porque el que para unos es un santo, para otros es un demonio. Me viene a la cabeza una historieta que me cuenta mi abuela a menudo. En un pequeño pueblo de Salamanca había un cura muy querido por todos. Tan querido que los niños lo aclamaban por la calle: «¡Padre, Padre!», a lo que el cura respondía: «Bueno, padre de alguno, sí, pero de todos, ¡no!». Lo que quiero decir con esto es que ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos.

¿Y qué pasa, que no se me ocurre nada más sobre lo que escribir que tengo que repetir tema y hablar otra vez sobre la mayor fortaleza califal de toda Europa? Ay, amigos, ojalá fuera por eso. Os pongo en contexto. Acababa de escribir el artículo del castillo de Gormaz y estaba muy contento porque me había enterado de que se estaba trabajando en la redacción del Plan Director, un documento de la Junta para trabajar en la conservación, investigación y restauración del castillo. Hasta aquí todo era perfecto.

El siguiente fin de semana cogí el coche y me fui a ‘dominguear’ a La Rioja. Siempre que voy de Soria a Logroño por esa interminable carretera veo un castillo a lo lejos que me llama mucho la atención, así que decidí ir a visitarlo. Es el castillo de Clavijo, el cual tiene un gran parecido con el de Gormaz, solo que de dimensiones bastante más reducidas. Ubicado en lo alto de una gran roca, posiblemente también con origen musulmán, del siglo IX. Cuenta la leyenda que Ramiro I, rey de Asturias, estaba harto de tener que pagar un tributo anual de 100 doncellas al emir de Córdoba y se rebeló contra él. Hubo una gran batalla que ganó Ramiro gracias a la ayuda de Santiago Matamoros, que apareció allí a lomos de un caballo blanco, saltando de montaña en montaña y provocando la victoria del bando cristiano. En agradecimiento, el rey Ramiro concedió el Voto de Santiago, en el que se obligaba a todos los campesinos del norte de la península a pagar un diezmo en forma de cereal a la catedral de Santiago de Compostela. Vamos, que entre unas cosas y otras siempre acaban pringando los mismos, los pobres campesinos. Pero dejemos este castillo a un lado que este periódico no es El Día de La Rioja.

Volví con las pilas muy cargadas de ver este y otros castillos en La Rioja y La Rioja Alavesa cuando me pasaron la fatídica noticia. Pero dejadme que os siga poniendo en contexto: muy cerca de Gormaz, a unos 15 kilómetros, se encuentra la prestigiosa villa de El Burgo de Osma. Famosa por su ciudad celtíbero-romana (Uxama), por su catedral gótica y el beato que contiene, por sus murallas, sus fiestas, sus matanzas y sus torreznos. Y por su castillo.

El castillo de Osma se levanta sobre un cerro muy cercano a la ciudad arévaca de Uxama en el año 910. Poco después fue arrasado por las tropas de al-Ándalus. En el año 930 rey Ramiro II de León lo reconstruye para poder resistir los ataques que el bando hispanomusulmán lanzaba desde otro punto estratégico, el castillo de Gormaz. Me contaba mi amigo Paco, ilustre burgense, que se levantaron varias atalayas para poder vigilar cualquier movimiento dentro del castillo de Osma. Esta historia me parece apasionante: dos castillos muy cercanos entre sí, uno de cada bando. El castillo de Osma ocupado por los cristianos, el de Gormaz por los musulmanes. Y como no se tiene visión directa desde un castillo al otro (hay un cerro entre medias), los árabes construyen torres de vigilancia para tener a los cristianos bien controlados desde la base central de operaciones, Gormaz. Es una maravilla poder subir hoy en día a visitar la atalaya de Uxama y tener a simple vista las otras atalayas, el castillo de Osma y al fondo, el castillo de Gormaz. Recomiendo subir encarecidamente.

Insisto en la importancia que tenía toda la frontera del Duero, era un enclave primodial para la conquista de los territorios del norte. Por ello, Abderramán III, el primer califa omeya de Córdoba, se personó junto con su poderoso ejército en el año 934 dispuesto a hacerse con el castillo de Osma. Me lo imagino más o menos como la película 300, un puñado de hombres haciendo frente a un enorme batallón que contaba con increíbles máquinas de destrucción. Y según cuentan, no fue mucho más distinto. Las tropas cristianas, agazapadas dentro del castillo, no eran más que medio centenar de soldados frente a los tres mil hombres que formaban el ejército de Jerjes, perdón, de Abderramán III. (Que conste en acta, señoría, que la película dirigida por Zack Snyder, la cual está basada en un cómic de Frank Miller, relata la batalla de las Termópilas, contienda real ocurrida en el año 480 a.C. para intentar frenar el avance del Impero Persa).

¿Y cómo consigueron Ramiro II y sus compinches resistir a semejante ataque? Pues, señoras y señores, resistieron gracias al castillo. Su localización es clave, puesto que está en un alto cerro con pendientes de 45 grados, lo que hace muy difícil acercase con sigilo y velocidad. Otro punto fundamental para la victoria fue sus peculiares saeteras (aperturas en los muros del castillo para disparar flechas). En Osma dichas aperturas son mucho más estrechas que lo normal para impedir que penetren las flechas del enemigo y en la parte baja de la saetera se amplía la apertura para permitir disparar desde dentro. Es un sistema muy ingenioso que se ve acompañado de la pronunciada inclinación de la pendiente. Es más, cuanto más se inclinaba el terreno, más se inclinaba la saetera, lo que hacía que acertar al enemigo del exterior fuese muy sencillo. Disparar así era como pasarse el videojuego en nivel fácil. Este tipo de saetera es único en esta época en toda Europa, los únicos ejemplos parecidos que existen se han encontrado en los castillos cruzados de Tierra Santa, construidos años después. Se cree que estas originales saeteras fueron introducidas en Jerusalén por un noble que viajó desde Osma hasta allí para luchar en las cruzadas.

Y como siempre ocurre, las crónicas de la época varían según quien cuente la historia. Las fuentes cristianas relatan que Abderramán III y sus tropas fueron unos cobardes por no atreverse a subir las laderas para luchar. En cambio, los cronistas musulmanes cuentan que los cobardes fueron los hombres de Ramiro II que no se atrevieron a salir del castillo y luchar a campo abierto. Sea como fuere, Ramiro II resistió el ataque y venció la batalla, que no la guerra, porque años más tarde Almanzor consiguió conquistar la fortaleza.

Volviendo a mi domingo en La Rioja; llego a casa, me pongo el pijama y miro el móvil. No suelo hacer mucho caso de las noticias que me pasan por WhatsApp pero esta me llamó la atención: «Una granja de 4.200 cerdos asedia el histórico castillo soriano de Gormaz». ¡Paren las rotativas!

Sí, hay un proyecto para hacer una macrogranja de cerdos justo delante del castillo de Gormaz. A dos kilómetros de distancia, cuando nos asomemos por el arco califal la podremos vislumbrar perfectamente. Una auténtica barbaridad. Por no hablar del impacto ecológico que tienen más de 4000 cerdos, lo que contaminan y lo mal que huelen sus purines. Ya puestos, que monten un Burguer King dentro del castillo. Anda que no hay terreno en la España vaciada que tienen que poner la maldita granja delante del mejor castillo de todos.

«Luego os andáis quejando de que no hay trabajo», «Siempre estáis poniendo trabas a los emprendedores», «¡Cómo no va a estar despoblada esta tierra si rechazáis a los que quieren prosperar en ella!» y frases similares que se escuchan por ahí. Señores, esta granja va a dar trabajo a dos personas. A dos únicas personas, de risa. Si para luchar contra la despoblación hay que llenar todo de mierda de cerdo (disculpen la expresión, pero es la verdad) que nos dejen como estamos, que ya nos apañaremos nosotros. Lo que hay que hacer es restaurar y conservar el castillo de Gormaz y difundir a diestro y siniestro que tenemos la mayor fortaleza califal de toda Europa. Y como este castillo, muchos dentro de la provincia. Estamos dejando que nos saqueen, que caigan los muros y se destruya nuestro pasado. No estamos explotando ni turísticamente ni culturalmente toda la riqueza que tenemos aquí. ¿Ustedes se imaginan que construyeran una macrogranja delante de la Alhambra de Granada?