En Guijosa, algunos de los vecinos de mayor edad aún recuerdan cómo, en la Guerra Civil, algunos niños del pueblo se escondían y jugaban en una estancia bajo el antiguo convento de los Jerónimos, fundado en el siglo XV. Tras la desamortización de Mendizábal, en el siglo XIX, comenzó su deterioro y abandono, y hoy en día se sabe que muchos de sus restos se conservan en varios puntos de la provincia y que el edificio de la iglesia se mantuvo en pie hasta hace 80 o 90 años. El pasado verano se realizó un estudio geofísico que efectivamente determinó que bajo la superficie de los actuales restos existe una cámara de aire de unas dimensiones semejantes a las que podría tener un espacio como ese. "Hicimos un estudio de tomografía en el que cortamos verticalmente y de forma digital el terreno, de tal forma que vimos que en el perfil de la superficie había un espacio que por su tamaño, de unos 16 metros cuadrados de superficie podría corresponderse con una cripta", explica Senén Sandoval, responsable de Everest Geophysics, empresa encargada de realizar el estudio.

Ahora, desde el Ayuntamiento de Espeja de San Marcelino, al que pertenece Guijosa, buscan financiación para realizar excavaciones arqueológicas que descubran más restos sobre este antiguo monumento. "Queremos buscar financiación y pedir ayuda a las administraciones, y también habilitar un museo en las antiguas escuelas de Guijosa para poder dar a conocer el patrimonio que tenemos, porque sería una pena que se perdiera", reconoce Roberto Llorente, el alcalde del municipio.

Además, la arqueóloga Marisol Encinas está preparando una exposición sobre este antiguo convento que está previsto que se exponga en agosto en el Archivo Histórico Provincial y que posteriormente se llevará hasta Guijosa.