Soria, románico y tiempos difíciles

Mitxel Girón
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Mitxel Girón, líder de El Guapo Calavera estrena sección en El Día de Soria dedicada al patrimonio de la provincia

Soria, románico y tiempos difíciles - Foto: Eugenio Gutiérrez MartÁ­nez

No me gusta usar anglicismos, creo que el castellano es tan rico y prolijo que no necesitamos usar palabras en inglés para expresarnos, pero sí que es cierto que en este caso viene que ni pintado. Y parece algo moderno, que eso siempre es cool.

Parece una tarea bastante difícil explicar Historia y Arte sin ser académico y sin ser aburrido. Sí, lo siento por los profesores que tuve en la carrera, pero hay algunas asignaturas muy aburridas. Mucho. De hecho, yo soy una de esas personas que se aburre con las cosas que no le gustan; en cambio, cuando algo me gusta me dedico a ello al 100%. Bueno, igual no tanto, dejémoslo en el 75%.

Empecemos por el principio: Prehistoria, que significa, más o menos, eso que pasaba antes de que los humanos aprendieramos a escribir. Primero vino el fuego, la rueda, cazar bisontes y pintarlos en la cueva, aprender a domesticar animales y a plantar cereales. Imaginad toda la península llena de distintas tribus que viven en castros (aldeas) con casas circulares hechas de piedra con tejados de paja. Peleas con los del pueblo de al lado (bueno, eso sigue pasando hoy en día). 

Empezamos a dominar los metales, un montón de barcos arcaicos que vienen del Mediterráneo a hacer negocios con nosotros. También vienen del norte, vienen de todos los lados. 

Me estoy saltando muchas cosas, lo sé. Discúlpenme los eruditos, pero este artículo no es para ellos. 

Como quien no quiere la cosa llegan los romanos, con un ejército colosal y novedosas técnicas militares. Conquistan toda la península, algunos pueblos se rinden rápido y otros, como Numancia, se resisten. Nos enseñan/imponen su idioma, religión, leyes, arte... Pasamos a ser romanos. Sientan las bases de lo que es nuestra cultura hasta día de hoy. Estaban muy avanzados. 

De hecho, muchas carreteras de las que hoy tenemos están construídas siguiendo las vías romanas que construyeron ellos, bueno, o nosotros, según se quiera ver. ¿Os suenan Las Médulas en el Bierzo? Pues básicamente son montañas que los romanos arrasaron para coger el oro que tenían dentro. Otro día os cuento la técnica que usaban, llamada ruina montium.

Todos los imperios acaban cayendo y el romano no iba a ser una excepción. En el 476 d.C. (significa después de Cristo, que hay chavales hoy en día que no lo saben) cae el Imperio Romano de Occidente y con ello empieza la Edad Media. Esto no es más que una etiqueta que ponemos para distinguir los periodos históricos, igual que decimos que C. Tangana hace Trap, es una manera de entendernos.

Aprovechando que el Imperio Romano estaba debilitado, llegan a la península los visigodos, unos señores del norte de Europa que nos vuelven a conquistar. Estuvieron aquí unos 300 años y cuando empezaron a debilitarse, ¿a que no sabéis qué? Otra nueva conquista, los musulmanes. 

Hay muchas opiniones y teorías sobre Al-Ándalus y la convivencia o no convivencia de la España de las tres culturas (cristianos, musulmanes y judíos). Yo no pienso meterme en ese jardín, pero os recomiendo encarecidamente ir a visitar Ágreda, conocida como la Villa de las Tres Culturas, a los pies del Moncayo. Allí encontraréis respuestas a vuestras preguntas.

Total, que llega el año 1000. ¿Os acordáis del efecto 2000? Os lo explico para algunos millenials y para los de la generación Z. En el año 1999 teníamos la preocupación de no saber qué pasaría con los entonces super-modernos equipos informáticos y demás aparatos electrónicos. 

No sabíamos si al empezar un nuevo año los relojes marcarían el 2000 o marcarían el 1900. De ser la segunda opción, esto supondría un drama, se perderían millones de datos, los teléfonos dejarían de funcionar, los semaforos se pondrían de todos los colores, la tostadora explotaría... Bueno, lo de la tostadora me lo he inventado. Pero sí que es cierto que se creía que no ibamos a pasar de Nochevieja. Sobra decir que al final no pasó nada. Pues algo similar ocurrió en el año 999. En el año 1000 se iba a acabar el mundo. Era lógico, en algún momento tenía que ocurrir y qué mejor momento que ese. También sobra decir que tampoco pasó nada, y eso se celebró como cuando ganamos el Mundial de Sudáfrica. Se empezaron a construir iglesias y ermitas para agradecer a Dios y a los santos que seguíamos vivos. Al fin y al cabo, no habíamos sido tan malos, ¿no?

Vivíamos en una tierra fronteriza, de luchas por conquistar y reconquistar territorio. Hoy le pagábamos los tributos a unos y mañana a los otros. Como cuando hay elecciones y cambia el alcalde de mi pueblo, que por mucho que cambien siempre traen a las mismas orquestas en verano. 

Para hacer frente al arte islámico (en nuestro caso, hispanomusulmán) surge en Europa el primer estilo artístico internacional, el Románico. Cada país tiene sus peculiaridades, pero es la primera vez que podemos hablar de un estilo europeo común. Si os fijáis, es el estilo que aparece en los billetes de diez euros.

¿Qué tiene de especial el Románico para que os esté intentando convencer de lo maravilloso que es? No voy a extenderme demasiado en enumerar sus características arquitectónicas (también se dió en pintura y escultura), pero sí que me gustaría daros unas nociones casi conceptuales de lo que es el Románico. Unas pinceladas con su esencia de pleno medievo. 

El término Románico lo acuñó un arquitecto e historiador francés a principios del s.XIX (ocho siglos después) el cual consideraba que este arte era el heredero del arte romano. Pero, por favor, no hay que confundirlos. Pensad en señores con toga y sandalias disfrutando de una batalla de gladiadores cuando hablemos de arte romano; y pensad en el medievo, en castillos sacados de Invernalia cuando hablemos de arte románico. 

En arquitectura, el Románico se caracteriza por tener muros gruesos de sillares (grandes piedras trabajadas en cantería), arcos de medio punto y bóvedas de cañón (es decir, semicirculares) y contrafuertes en el exterior (pilares adosados al muro que sirven para repartir el gran peso de las bóvedas). Las iglesias y ermitas a menudo cuentan con portadas decoradas o historiadas (la parte superior de la puerta de acceso) con una rica iconografía. 

Los vanos o ventanas son pequeños, aquí predomina el muro. En el siguiente estilo, en el gótico, predomina la entrada de la luz, por lo que los arquitectos se las ingeniarán para reducir los muros y ampliar los vanos, donde pondrán vidrieras. Pensad en la Catedral de León o en Notre Dame de París. 

Pero deberán pasar más de dos siglos para que el Románico evolucione al Gótico. Así que vamos con lo que nos interesa, nuestro Románico. Y digo «nuestro» porque casi en cada pueblo de la provincia de Soria tenemos una iglesia románica. O una ermita. O una torre. O un castillo. Un pedacito de historia con casi 1.000 años de antigüedad, una piedra encima de otra que nos cuenta de donde venimos, quiénes somos. 

Debemos conservar nuestro patrimonio, y no solo eso, deberíamos salir a visitarlo, es la mejor manera de contribuir a su conservación. Que nuestros nietos puedan disfrutar de Numancia, de Tiermes, de San Juan de Duero y del castillo de Gormaz. Además, ahora que no podemos salir de noche, ¿qué mejor plan que hacer una ruta por los castillos y ermitas de la provincia? Nuestro hígado nos lo agradecerá. Como decía un anuncio de algo que no recuerdo, «la vida da muchas vueltas y las vueltas dan mucha vida». Pues eso, os animo a embarcaros en este viaje por el patrimonio soriano. ¡No todo va a ser ir a por setas!