El bosque social de Rioseco sigue creciendo

Ana Pilar Latorre
-

Esta peculiar iniciativa se puso en marcha en primavera de 2017, cuando el Ayunamiento cedió el terreno a los vecinos para una plantación con más de 80 especies

El bosque social de Rioseco sigue creciendo - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

En primavera de 2017 Koya Sevillano y Chema Vázquez, vecinos de Rioseco de Soria, impulsaron la creación de un bosque comestible social en un terreno junto al río Sequillo que les cedió el Ayuntamiento. Han apostado, de esta manera, por fomentar la alimentación natural, el reciclaje y la educación ambiental, ya que se organizan numerosas actividades destinadas a los más pequeños, muchas de ellas a través de la escuela y en el Día Mundial del Medio Ambiente (este año no ha podido ser).

En esta zona, los vecinos sembraron 80 frutales y matorrales de distintas especies que van regando, sobre todo en los meses de verano, y cuidando durante todo el año para que crezcan en condiciones. Han tenido que recurrir a los palés proteger los árboles, porque la fauna salvaje hace de las suyas, los jabalíes entran a por frutos y los corzos se frotan las cuernas con los troncos. La idea, explica Chema Vázquez, es colocar un vallado en el terreno impedir que accedan los animales. Ahora han recuperado la actividad poco a poco y están segando la maleza, porque durante las semanas de confinamiento no pudieron acercarse. «La idea es que todos los vecinos podamos compartir el rato» haciéndonos cargo del bosque

Los árboles y arbustos representativos de la zona se sembraron, según la especie, más cerca o más lejos del río, que aunque no es muy grande, tiene caudal durante todo el año. Koya Sevillano enumera: nogales, almendros, manzanos, cerezos, guindos, membrillos, chopos, abedules, serbales, árboles de boj y de goji... «Lo que se da por aquí», compramos semillas y también nos las facilitaron desde el vivero que tienen en la escuela de capacitación agraria de Almazán. «Es una gozada», apunta Koya; a lo que Chema añade que se podría extender a muchos pueblos de la provincia porque lo único que se necesita es un terreno. «Entre todos bajamos al río a por agua con las garrafas y regamos, es algo que a los niños les gusta mucho», comentan destacando el valor medioambiental de esta iniciativa vecinal.

valor educativo. Chema explica que los árboles están asentándose y creciendo, destacando el rápido crecimiento, por ejemplo, del manzano silvestre. Hace referencia a la sorbus domestica, que da como fruta una pera pequeña, y al serbal, que es lo que atrae a los animales. «El manzano se está adaptando muy bien y con esto estamos aprendiendo a observar cada especie y su adaptación al suelo», comenta el vecino de Rioseco, que acude a encuentros de asociaciones que promueven la soberanía alimentaria y la sostenibilidad medioambiental. Insiste en que muchos pueblos podrían seguir el ejemplo de Rioseco de Soria. «Cualquier pueblo con gente puede compartir el cuidado de los árboles», destaca. También están experimentando ahora con los injertos, con patrón membrillo y muestra de manzano, por ejemplo, y contemplando cómo las variedades antiguas soportan mejor este proceso.

«Es un espacio común para promover la naturaleza y el cuidado de los árboles», para impulsar la educación ambiental. Y es que esta actividad atrae a muchos vecinos y también a muchos niños del pueblo, que participan en todo lo que pueden, sobre todo en los meses de verano cuando se acude a regar a todas estas plantas, que en unos años darán frutos para el pueblo. Además, es un proyecto coste cero y que promueve el reciclaje, a través de los palés que sirven de soporte a los árboles y de protección frente a los animales y con el sistema de riego, mediante bidones y garrafas a las que se ha dado un nuevo uso para que las plantas no se sequen en los meses de verano.

Es una iniciativa destinada al autoconsumo y la educación ambiental, muy distinta al proyecto que se ha puesto en marcha en El Royo, con mayores producciones pero también impulsado por las familias. Al mismo tiempo, en Rioseco se mantiene la cultura de cuidar la huerta y los árboles, que no debe perderse en los pueblos de Soria, pero con ese ingrediente de colectividad y convivencia que lo hace único en la provincia. El bosque social comestible se ubica en Rioseco de Soria, saliendo hacia Torreandaluz y Valderrodilla, donde en breve los vecinos esperan reunirse para seguir cuidando sus árboles. Eso sí, manteniendo las medidas de seguridad que se establezcan.