Ventanas abiertas, mascarillas y distancia de seguridad entre los pupitres. Así comenzó el curso el pasado septiembre en todos los centros escolares de la provincia. Por ello, los profesores han tenido que adaptarse a dar clase en un contexto de pandemia.

Francisco Rodríguez, profesor de secundaria del Colegio Escolapios, afirma que esta situación también ha sido una oportunidad para desarrollar el lado más digital de los alumnos. Pero los estudiantes tienen claro lo que más han echado de menos, el contacto humano con sus compañeros. Los trabajos en grupo o los juegos en el recreo han sido las mayores pérdidas de este año. Otro nuevo complemento al que han tenido que adaptarse los alumnos ha sido el uso obligatorio de la mascarilla, tanto en el patio como en clase. Algo que muchos niños y niñas esperan poder dejar atrás muy pronto. A pesar de ser un año de lo más atípico, la comunidad educativa está satisfecha con el trabajo realizado.