Matronas, una labor esencial junto a la mujer

A.P.Latorre
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Nerea Garijo, de Soria Rural, y Marta Lobera, del Servicio de Partos de Santa Bárbara, hablan sobre la adaptación a a las medidas Covid para preservar la seguridad y acompañar a las mujeres en las distintas etapas

Matronas, una labor esencial junto a la mujer - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

El cinco de mayo es el Día Internacional de la Matrona, profesionales de la Enfermería que atienden a la mujer en las distintas etapas de su vida y en una de las más importantes como es la maternidad. Un total de 15 profesionales en Soria -9 en el hospital y 6 en Atención Primaria- desempeñan en tiempos de pandemia una labor fundamental cuya esencia no ha cambiado, aunque sí han tenido que  adaptarse a los distintos protocolos establecidos por Sacyl según la incidencia en Soria. Son un colectivo expuesto, pero también muy preocupado por la seguridad de sus pacientes, especialmente de las embarazadas y los recién nacidos que han vivido momentos tan importantes de sus vidas alejados de sus seres queridos pero muy bien cuidados por ellas.

Para Nerea Garijo, del área de Atención Primaria en Soria Rural, ser matrona «es un privilegio y una satisfacción» porque le permite «poder acompañar y ayudar a las mujeres a lo largo de toda su vida, desde la adolescencia hasta más allá de la menopausia, compartiendo algunos de sus momentos más importantes». En ello coincide Marta Lobera, matrona de partos del Hospital de Santa Bárbara.

En cuanto a su experiencia en la pandemia, Nerea Garijo explica que respecto al seguimiento del embarazo en Atención Primaria que «tan solo durante el primer mes se tuvieron que suspender las consultas presenciales», salvo casos a demanda de la paciente o que se tenían que valorar (analítica, recogida de muestras, tomar la tensión, escuchar la frecuencia cardíaca fetal…). Había que preservar la seguridad de las pacientes y que aquellas a las que les quedaba poco para dar a luz «estuvieran tranquilas», ya que «eran las que más miedo tenían por la grave situación en Soria durante la primera oleada».

acompañamiento. Cuando se recuperaron las consultas a mediados de abril en los centros de salud, con todas las medidas necesarias, las pacientes no podían ir acompañadas, algo que se mantuvo hasta junio. En momentos tan especiales como escuchar por primera vez los latidos, se grababan audios para los padres. «Intentábamos humanizar la pandemia todo lo que podíamos», apunta. Y es que «el no poder compartir vivencias con sus parejas, familiares, amigos y compañeras de cursos preparto ha sido difícil». 

Las visitas a domicilio dos días después del alta hospitalaria y las revisiones posparto «se hicieron todas  desde el principio porque hay que ver al recién nacido, pesarlo, ver si la mamá tiene alguna necesidad...». Sobre los cursos grupales de preparación al parto, no se organizan desde marzo pero se está buscando «espacios adecuados y seguros» para retomarlos. Las matronas lo han solucionado «dedicando más tiempo a cada paciente en la consulta para ofrecerles información sobre parto y lactancia» según las pautas de Soria. «Respondemos a esa necesidad de otra forma», subraya Nerea Garijo. Hay centros privados que ofrecen cursos, pero sin matronas y enfocados al ejercicio. 

Desde el inicio de la pandemia, las matronas han resuelto también todo tipo de dudas por teléfono y correo electrónico. «Les enviamos un documento que elaboramos con todos los recursos y enlaces con buena información, ya que hay que saber filtrar lo que se encuentra en internet. Y aconsejamos libros que pueden estar bien». Todas las matronas están en contacto permanente, también con el Servicio de Ginecología y Obstetricia, para actualizar documentación e información sobre la relación entre el Covid y el embarazo y la lactancia, entre otras cosas. 

En cuanto a las citologías del programa de prevención del cáncer de cuello de útero, se suspendieron (excepto las de control que habían sido positivas el año anterior) y se recuperaron a finales de 2020. «En estas visitas hacemos una consulta sobre su vida sexual, cómo llevan la menopausia, asesoramiento para anticonceptivos… Cualquier duda relacionada con la mujer, porque las matronas estamos para atenderlas a lo largo de su vida», detalla la matrona de Soria Rural. «Ahora mismo ya está todo normalizado», expresa transmitiendo un mensaje de tranquilidad en nombre de todas sus compañeras de Atención Primaria. 

el parto. Por su parte, Marta Lobera explica que en los últimos años en el Servicio de Partos ha habido varias jubilaciones y ahora son un equipo joven  que, junto al de Ginecología, defiende el parto vaginal e «intenta dar la mejor calidad asistencial en uno de los momentos más importantes de la vida de las mujeres». Sus funciones en el paritorio son varias: atender a gestantes, control del bienestar fetal antes del parto (basales), atención al binomio madre-hijo durante el parto y las dos horas siguientes al nacimiento y asistir a las mujeres que acuden a urgencias por motivos ginecológicos. Como una de las ventajas del hospital soriano apunta que «como es pequeño conoces ya a muchas mujeres cuando vienen de parto». 

La labor de la matrona en el paritorio no ha cambiado, pero sí se han tenido que adaptar a las distintas medidas y guías de actuación «para preservar la seguridad de las mujeres, de los recién nacidos, de los acompañantes y de los sanitarios». El uso de mascarilla en todo momento, la realización de PCR, el acondicionamiento de las salas de observación y de los paritorios… son algunos de estos cambios. «Estamos muy concienciadas para no cometer errores de seguridad, sobre todo en lo que se refiere a desinfección de superficies y material, ventilación… Las auxiliares de enfermería juegan un papel muy importante», apunta la matrona. «Hemos tenido que poner en marcha mecanismos para evitar aglomeraciones en la sala de espera», añaden detallando que trabajan en tres salas de monitorización y cuatro paritorios, uno de ellos Covid. 

En cuanto a los partos, se han tomado medidas de humanización. Para los casos de mujeres Covid positivas (o esperando prueba pero con evolución de parto rápida) se acondicionó un paritorio pensando siempre en  «no perder el contacto y que el trato siga siendo lo más cercano posible». «Y a las mujeres asintomáticas o poco sintomáticas no se les separa de sus hijos, siempre y cuando los pequeños no necesiten más atención o ingreso en neonatos», apunta. A los bebés de las mujeres que han pasado la infección durante el embarazo (unas 59 de unas 578 desde marzo del año pasado, en torno a un 10%) y en el momento del parto la PCR es negativa, se les realiza también la prueba. 

Marta Lobera recuerda «el miedo y la incertidumbre», también la soledad, de algunas mujeres en esos meses, por lo que hicieron todo lo posible para que «no se sintieran desamparadas» en esos momentos. Recuerda que hubo casos de abuelos que conocieron a sus nietos a través de las pantallas de móviles o a los que las mamás les mostraban a sus nietos desde la ventana, «una pena...». 

el parto. «La falta de acompañamiento ha sido difícil de asumir por las mujeres, tanto es así que algunas han ido a dar a luz fuera de Soria», subraya. En la mayoría de los casos, el papel del acompañante «es importante y un pilar imprescindible en el que la mujer puede apoyarse». Desde marzo y atendiendo a la evidencia científica, se ha cambiado la pauta de actuación y a día de hoy si la mujer es negativo se facilita el acompañamiento en parto y posparto, exigiéndole al acompañante una PCR negativa y que no salga ni entre del centro durante la hospitalización. Desde la pandemia, la reanimación de la cesárea es en el paritorio, con lo que se permite que al despertar esté su pareja.

En cuanto a la atención al recién nacido, se realizan los mismos cuidados que antes de la pandemia y «se potencia el contacto piel con piel porque favorece el establecimiento del vínculo y se ha demostrado que tiene múltiples beneficios para madre y recién nacido. Y se inicia la lactancia materna, si la madre quiere, claro». «Al principio de la pandemia había informaciones confusas, como si podían lactar tras pasar la Covid, y ahora se sabe que sí», comenta recordando que las mujeres embarazadas no se vacunan, pero las lactantes sí. 

«En los peores meses, en el servicio donde tenemos la suerte de traer vida, quizás nos sentíamos algo más afortunadas que otros compañeros del hospital, pero la situación que estábamos viviendo empañaba el momento», apunta. También trabajan en la planta de maternidad «proporcionando apoyo, cuidados y consejos en esta fase tan sensible que es el puerperio». 

«Durante la pandemia el hospital se ha reorganizado y las matronas estamos desempeñando labores muy distintas», detallan. Las medidas anticovid suponen «una mayor carga asistencial y psicoemocional», pero se quedan con lo positivo y siguen volcadas en ofrecer una buena calidad asistencial. «Gracias a la vacuna estamos más tranquilas. Poco a poco, vamos viendo una pequeña luz esperanzadora», añaden.