La lucha autista en tiempos de pandemia

P. Velasco
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La Federación Autismo Castilla y León valora estos meses de curso escolar como «buenos», pese a las «dificultades» añadidas que se han encontrado los menores con necesidades educativas especiales

Uno de los alumnos de un centro de Burgos con alumnos con necesidades educativas especiales durante el comienzo del curso en septiembre. - Foto: Alberto Rodrigo

Si el inicio del curso escolar fue complicado para todos los niños con la adaptación a las mascarillas, a mantener las distancias, a no tocarse en el juego, para los menores con autismo fue más difícil todavía por tener que volver a adaptar todas sus rutinas y a la vez lidiar con la covid. En Castilla y León hay actualmente unos 1.200 niños con autismo escolarizados, «aunque sospechamos que son muchos más», explicó el presidente de la Federación Autismo Castilla y León y de Autismo España, Miguel Ángel de las Casas. Esta cifra supone el 15 por ciento de las personas con necesidades educativas especiales en la Comunidad, si se tiene en cuenta que el autismo es un trastorno muy amplio que recoge realidades «muy diferentes y causísticas muy dispersas».

Dentro de ese grupo, aproximadamente un 20 por ciento de los menores están escolarizados en centros de educación especial mientras que el resto van a colegios ordinarios. Y con este amplio espectro, durante estos meses de pandemia se han vivido «realidades distintas» que comparten algo: «la dificultad de adaptación a los cambios y la ruptura de la rutina». «Nos hemos encontrado con muchos problemas cuando entramos en el confinamiento en todos los casos», detalló De las Casas.

Esas dificultades fueron mayores por la educación a distancia, que si ha sido complicada para todos los alumnos, para los niños con necesidades educativas especiales más todavía, porque tuvieron que utilizar medios a los que no estaban acostumbrados y derivó, como explicó De las Casas, en que «seguir las actividades habituales fue imposible».

La vuelta al cole tampoco fue fácil, porque se encontraron con los mismos problemas para «recuperar las rutinas». «Esta situación ha supuesto otro esfuerzo extra de volver a entrar en rutina y a los centros, y que engloba desde la organización hasta los medios», indicó.

Para intentar que la vuelta fuera lo más «normal» posible se coordinaron con la Consejería de Educación los protocolos y se hizo un esfuerzo de adaptación metodológico para que los menores tuvieran un regreso acorde a sus necesidades. «Esto se ha traducido en un esfuerzo por parte de ellos porque han tenido que acostumbrarse dos veces a las rutinas», apuntó el responsable de Autismo Castilla y León, tras lo que señaló que también para las asociaciones ha supuesto «un incremento enorme de costes por las contrataciones de personal, espacios, nueva metodología, materiales o técnicas».

Necesidades

La Federación participó dentro del grupo de trabajo para organizar la vuelta al cole destacando algunas de las necesidades de una persona con autismo en el ámbito educativo. En primer lugar, necesitan una anticipación sobre lo que va a pasar a continuación y debe ser «muy sostenida en el tiempo». Además, «necesitan que se les expliquen los cambios que se introducen como usar un gel o mascarilla, cambios de profesorado o grupos de compañeros. Se los deben anticipar y los expliquen como ellos puedan entender», dijo. De las Casas apuntó que estas situaciones se amplifican «exponencialmente» en los centros de educación especial, donde «cobran si cabe mayor necesidad».

Respecto al primer trimestre, Miguel de las Casas explicó que, al igual que en otros centros, se han encontrado con casos de clases confinadas y contagios en aulas, pese a los grupos burbujas que en el caso de los centros de educación especial suelen ser de cinco niños. «El problema ya no es buscar sustitutos a los profesionales, es pensar en los chicos a los que tenemos que volver a explicarles todas las rutinas que se ven afectadas», indicó.

A esto se suma otro problema «muy serio» al que se enfrentan como es la realización de la prueba PCR, «ya que el propio acceso al centro sanitario de un chico con autismo es un problema». «Aunque hemos trabajado con programas de especialización y conocen en que consiste esta prueba, cuando llega el momento es complicado», incidió, porque «no es solo el test, sino que en algunos casos hay que llegar incluso a la contención física, es un auténtico problema». «Contamos siempre con el sistema sanitario y hacen todos los esfuerzos a su alcance, pero sigue siendo complicado, e incluso en algunos casos no se logra hacer PCR y hay que buscar otra alternativa», añadió.

Desde su punto de vista consideró que «afortunadamente se está consiguiendo que el curso avance pese a todas las dificultades». Además, reconoció que solo una pequeña minoría de padres han optado por no llevar a sus hijos a los centros y en algunos casos puntuales en los que los alumnos con autismo combinaban la educación ordinaria con la especial, han preferido esta última para este curso.