José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Ordenanzas

09/07/2022

Los dos años que han oscurecido nuestras vidas por la Covid nos parecen a menudo un intervalo histórico inmenso. Hablamos de la prepandemia como el que hace referencia a periodos geológicos remotos. Acabamos de despedir las Fiestas de San Juan en la capital y, echando la vista atrás, sólo percibimos de manera difusa los ocurrido en el 18 o el 19. Parecen imágenes en blanco y negro las que nos recuerdan que hubo una ácida polémica sobre las ordenanzas de los Sanjuanes, a cuento de la condición sexual de los jurados. O sea, si la representación de una cuadrilla podía o no quedar a cargo de dos personas del mismo sexo. Y no necesariamente por ser homosexuales o lesbianas quienes aspiraban a llevar a pachas el bastón.
Dejo de lado la polémica sobre este particular, de momento, porque de lo que sí tengo vivo recuerdo es de la urgencia con la que se habló de la convocatoria de las reuniones pertinentes para renovar las Ordenanzas Municipales de Las Fiestas de San Juan. Las actuales son el resultado de la actualización llevada a cabo cuando el actual alcalde Carlos Martínez, era presidente de la Comisión de Festejos con la alcaldesa Eloísa Álvarez al frente del consistorio. Había que resolver sobre el texto en el que se especificara la condición de los jurados, amén de incorporar a la nómina de festejos los que ya están reconocidos en el programa festivo tales como el Desencajonamiento.
Son muchas las urgencias, que aprietan sobre todo cuando faltan jurados y alguien propone ocupar el hueco, pero con su pareja del mismo sexo. Tal ocurrió en el 2019, pero ante la concurrencia masiva de voluntarios para el 2020 y la supresión festiva ese año y el siguiente, la propuesta de modificar y actualizar las ordenanzas quedó en el olvido. Traigo a colación el tema porque es mucho mejor abordar la cuestión con sosiego y sin prisas, para que no se radicalicen estas y otras cuestiones. Recuerden que siempre ha habido y habrá enfrentamientos entre los defensores de la tradición inamovible y los que proponen cambiarlo todo al albur de los tiempos que corren. En medio de los unos y los otros una silenciosa mayoría que opina, pero sólo en sus círculos más cercanos que, con toda probabilidad no está del lado de ninguno de ellos. Centrismo festivo, podíamos llamarlo.
El caso comenzar a mover el asunto antes de que se envenene con algún caso concreto que termine por influir de manera decisiva y seguramente negativa en el resultado final de un texto que, como si se tratara de una constitución festiva debería contar con el consenso muy mayoritario de los sorianos. Vamos pues a ello, que es mal asunto acordarse de Santa Bárbara sólo cuando truena.