No hay partido que no se genere un debate en la grada del Camp Nou. El último, el pasado sábado ante el Getafe, cuando una parte de los aficionados mostró su disconformidad por los continuos pases hacia atrás y el protagonismo de Marc André ter Stegen en la creación de juego. Por un momento, las gradas del estadio azulgrana vivieron una regresión en el tiempo y recordaron cuando José María Bakero, del ‘Dream Team’ de Johan Cruyff, jugaba hacia atrás para abrir espacio y esa acción generaba inquietud en la grada.

Y es que ante equipos con la presión muy adelantada, como ocurrió con el Getafe, el meta alemán ejerce de tercer central con libertad para jugar el balón. Así, Ter Stegen, además de realizar una prodigiosa triple intervención más propia de un funambulista que de un portero de fútbol que evitó el empate, batió su récord de pases en un partido (69) y fue tras Busquets, Piqué y Umtiti, el cuarto futbolista culé que más intervino. Por ejemplo, Messi (48 pases) o los centrocampistas Arthur o De Jong (66 y 52) intervinieron en el juego menos que el portero alemán. Esta manera de construir el juego no le gustó a parte de la hinchada, que pitó a los suyos.

Al término del partido, Setién ‘disculpó’ a los aficionados por los silbidos: «Es normal que la gente, e incluso yo mismo, me ponga nervioso. Nosotros tratamos de gestionar el partido desde atrás. El riesgo es alto, pero el beneficio también lo es».

El problema del ‘nuevo’ Barça es que el cántabro no tiene tiempo para implementar su idea del fútbol y seguramente tampoco los mimbres. Por ejemplo, parece cada vez más evidente la falta de un nueve puro que fije a la defensa para que la segunda línea pueda aprovechar los espacios. 

Pero por el momento, el posible fichaje está parado. Primero la comisión médica de la Liga debe dar el ‘ok’ a la baja de Dembéle, después decidir quien es el candidato ideal para el puesto.