Sexualidad sana tras el parto

Agencias
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Recuperar el deseo en un momento de falta de descanso, posible dolor y cambios hormonales puede resultar complicado, por lo que conviene trabajar esta situación desde los puntos de vista físico y mental

Imagen de una familia - Foto: Vía Pixabay

La maternidad ha estado décadas envuelta por el papel brillante de la literatura y de una felicidad que hasta hace nada no se cuestionaba. Poco a poco, las vendas van cayendo de los ojos y se van normalizando los efectos que tiene parir en el cuerpo de la mujer. Y estos van mucho más allá de los físicos. «Nuestra vida sexual ha estado siempre llena de mitos y tabúes, centrada en el hombre y basada en el coitocentrismo». Así lo explica la sexóloga y ginecóloga Marta Recio, quien apuesta por desmitificar los viejos patrones, para «reinventarse» y redescubrir la sexualidad «sana y plena» tras esta etapa de la vida femenina.

Recio cree necesario desterrar juicios y miedos para superar momentos conflictivos, como sucede en el posparto, cuando los problemas hormonales, afectivos y emotivos originan la disminución del deseo sexual de la mujer.

«Cuando la relación de pareja se ha quedado muy metida en los tabús y falla, se desmorona», revela la experta, al asegurar que la «mentalidad coitocentrista» condiciona en esos momentos a la mujer, que no conoce ni su placer ni su clítoris e identifica relación sexual con penetración.

En la cuarentena -los 40 días posteriores al alumbramiento-, se desaconseja tener relaciones sexuales con penetración para facilitar la recuperación del suelo pélvico y la vulva, así como evitar la entrada de bacterias al útero que puedan causar una infección interna. Más allá de eso, no hay contraindicaciones, asegura la experta, «a no ser que la paciente siga con los puntos o tenga dolor, con lo que habría que tratarla de forma personalizada».

Hay factores psicológicos que condicionan la disminución de la libido en la mujer tras el parto, como pueden ser los comentarios sobre el dolor que va a generar una relación sexual, unidos a la falta de descanso, tener al bebé siempre al lado o los altibajos de hormonas.

Además de los puntos en la vulva, un parto puede afectar al suelo pélvico y provocar contracturas, lo que genera dolor y hace que las mujeres tengan miedo al coito.

«Si hay dolor, las mujeres cada vez aprietan más, se contracturan y terminan con un vaginismo muy intenso», advierte la sexóloga, quien también explica que los partos traumáticos pueden convertirse en un desencadenante más del rechazo a retomar las relaciones sexuales.

Recio aboga por ir al origen del miedo y el rechazo para empezar a superarlo. «Si existe dolor por un desgarro o una epiosotomía, habrá que trabajarlo desde el nivel físico, al igual que si hay una contractura en el suelo pélvico».

Y en el nivel psicológico, hay que ayudar a afrontar las molestias, perder el miedo, gestionar el estrés y hacer una reinterpretación de la sexualidad progresiva.

Para que la mujer tenga momentos de intimidad que no conlleven una penetración, la sexóloga recomienda «la estimulación de clítoris con trabajo de relajación de la musculatura del suelo pélvico externo (en la zona de la vulva)». Y una vez preparada, aconseja comenzar a introducir en la vagina pequeños objetos, como juguetes sexuales, ciertos vibradores o jugar con los dedos.

Pero, sobre todo, subraya la importancia de que sea la mujer la que tenga el poder en estos juegos sexuales, previos a los intentos de penetración, en los que la ginecóloga subraya la importancia de que se sitúe siempre arriba para controlar la profundidad y la frecuencia.

Olvidar el coitocentrismo

La experta destaca que la sexualidad en el mundo es muy coitocentrista debido, principalmente, a la pornografía y la escasa educación sexual, como refleja el X Barómetro Los jóvenes y el sexo de Control, en el que un 35,3 por ciento de los adolescentes españoles reconoce no haber recibido ninguna orientación sobre sexualidad.

«Así lo demuestran frases del tipo de que la relación es con penetración y el resto son preliminares. Se obvia que la sexualidad es muy amplia y hay que aprender a adaptarse a los tiempos de que se dispone», lamenta Recio.