Buitrago, arraigo a la tierra garantizado por el regadío

A.I.P.
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Hace un mes que Buitrago vuelve a tener bar. El de Los Gemelos, como lo han bautizado los hermanos Jonathan, Christian y Miren. Durante más de un año, ha permanecido cerrado, hasta que esta familia se lanzó «a la aventura del emprendimiento rural"

Buitrago, arraigo a la tierra garantizado por el regadío - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

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Buitrago

No hay señales de prisa. Tampoco de pausa. Toca la siembra del girasol y los agricultores de Buitrago están en pleno apogeo del cultivo de la oleaginosa. Tras las lluvias de abril y las amables temperaturas de mayo, la tierra está lista para recibir las semillas. En estas tareas están enfrascados Emilio, Javier, Ángel... La agricultura y la ganadería sientan las bases económicas, sociales y también históricas de este pueblo del Campo de Gómara, a tan solo trece kilómetros de la capital soriana, y enclavado entre Tierras Altas, El Valle y El Moncayo. Es uno de los pocos municipios de la Soria vaciada que no solo mantiene su padrón, sino que, poco a poco, lo engrosa. Hace 25 años había 49 empadronados, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), mientras que los últimos datos revelan que la población ya suma 72 personas. «Mi madre dice que aquí siempre ha habido más o menos el mismo número de habitantes [...] Los hijos del pueblo se han quedado aquí, han hecho sus casas, existe arraigo al pueblo», sostiene el alcalde, Julián Ruiz, que ejerce como cicerone con El Día de Soria en esta mañana de primavera, que más se parece a los primeros días del verano.

Hace un mes que Buitrago vuelve a tener bar. El de Los Gemelos, como lo han bautizado los hermanos Jonathan, Christian y Miren. Durante más de un año, el establecimiento ha permanecido cerrado, hasta que esta familia se lanzó «a la aventura del emprendimiento» en el medio rural. Miren tenía experiencia, ya que estuvo la frente de otro bar en Matalebreras, mientras que los gemelos trabajaron con anterioridad en la hostelería. No residen en el pueblo, la cercanía con Soria les permite mantener su domicilio en la ciudad. «Estamos hasta las 17.00 horas. Nuestra especialidad son los almuerzos y las comidas, que es lo que funciona aquí», cuenta Miren. Su plato estrella: los 'champis' con jamón.

Los hermanos llevan cinco años viviendo en Soria. «Somos dominicanos. Antes estuvimos en San Sebastián y por trabajo nos mudamos aquí [...] Está bien esto de trabajar en la España vaciada, aunque es muy distinto a una capital»,  aduce la nueva hostelera de Buitrago.

 

TRABAJADORES Y RESIDENTES

No han pasado ni cinco minutos desde que entramos en el bar, cuando Emilio pasa a tomar un café. Emilio García García, se identifica. Nació en Buitrago y en Buitrago continúa con su familia. Sus hijos, de diez y trece años, van a estudiar a diario a Soria capital, en el transporte escolar. «En el pueblo vivimos todo el año unas 50 personas, porque luego hay tres o cuatro familias que van y vienen a temporadas [...] Soy agricultor y tenemos un almacén de fitosanitarios, semillas, abono, cereal... de todo un poco», explica. Se trata de la empresa García Hermanos Buitrago. «De la agricultura se puede vivir más o menos bien, sino fuera por la burocracia y tanta tontería, claro», confiesa.

Pone el acento en que es una «suerte» contar de nuevo con el bar. Va bien para hacer un corto paréntesis en las labores agrícolas tras haber iniciado la jornada con las primeras luces del día. Así, los vecinos agradecen la reapertura del local, aunque, en general, no echan de menos servicios. El panadero de Almarza se desplaza a diario y a cuatro kilómetros está Garray, donde tienen, «de toda la vida», el médico, la farmacia, la tienda de alimentación... Y ya en la capital, a un cuarto de hora de viaje, acceden a todo. «La cercanía con Soria es un punto a favor. Si no fuera por eso, Buitrago estaría como la mayoría de los pueblos de Soria. Aquí también estamos en activo siete familias que vivimos del campo y, además, residimos en el pueblo, donde vivieron nuestros padres», apunta Emilio.

proyectos en marcha

21 MILLONES EN EL REGADÍO

A todo el mundo le suena el Campillo de Buitrago. Cualquiera que siga las noticias provinciales, sabe que se prevé una jugosa inversión en la modernización del canal de la zona, lo que alienta las expectativas de los profesionales del campo. Son 21 millones de euros que aportarán Seiasa (Sociedad Mercantil Estatal de Infraestructuras Agrarias) y la Junta de Castilla y León. «Ya está en marcha, aunque me parece que tenemos para rato. Nos prometieron que estaría en 2023... pero con la pandemia se ha retrasado todo mucho.  El regadío ha estado aquí desde hace muchísimos años, pero se quedó obsoleto y no se regaba ni una tercera parte de lo que había. El agua es vida, eso está claro», advierte el regidor.

La remodelación del canal de Buitrago consistirá en la sustitución del actual sistema por gravedad por una red de riego presurizada y abarcará 2.619 hectáreas de superficie regable localizadas en los municipios de Buitrago, Fuentecantos, Fuentelsaz de Soria, Garray, Renieblas y Velilla de la Sierra (688 propietarios). «Están aún con la concentración parcelaria, que es lo primero que hay que hacer», puntualiza Julián Ruiz.

De lo que se trata, en definitiva, es de mantener e impulsar la actividad agroganadera en Buitrago, para que perdure ese arraigo al pueblo. «El regadío es un aliciente para que los vecinos sigan viviendo de la agricultura. Somos gente joven que trabajamos y vivimos aquí», añade.

El del regadío es el proyecto de más enjundia, pero no el único. Buitrago, Fuentecantos y Fuentelsaz están embarcados en otra actuación de abastecimiento de aguas (un millón de euros) con captación en Garray, para eludir los problemas por contaminación de nitratos.

nos quedamos en el pueblo

TRANQUILIDAD EN LA JUBILACIÓN

Juana y Julián son los padres del alcalde. Nos encontramos con la pareja cuando ya han subido a su coche, dispuestos a marcharse a la consulta del médico en Garray [en Buitrago se construyó un consultorio que jamás se estrenó]. Paran y nos cuentan lo bien que se vive en Buitrago, donde siempre han tenido su domicilio, han trabajado y han criado a sus dos hijos. «Yo me saqué el carné de conducir, había escuela, ahora hay transporte escolar... Aquí se puede vivir muy bien. No cambiaría este pueblo por nada», relata Juana, que destaca que es «estupendo» poder disfrutar de sus nietas a diario. «A él [se dirige a su marido] le llaman abuelo; a mí, Juana [risas]», puntualiza.

Julián (padre) también se dedicó a la agricultura y a la ganadería, cuando era «mucho más duro», así que la explotación la ha heredado su hijo. Mientras describe cómo era el oficio hace décadas, llegan su hermana Visitación y su cuñado Jesús. «Estos son de los de: me vuelvo al pueblo», bromea Juana en alusión al programa de La 7 CyLTV. 

«Hemos vivido cincuenta y tantos años fuera, pero nos hemos cansado y nos hemos venido aquí», explica Jesús, que esta mañana irá de pesca. Visitación y Jesús se conocieron estudiando Magisterio en Soria, se hicieron novios, se casaron y empezaron a ejercer como maestros en pequeñas escuelas rurales de Soria que, poco a poco, fueron cerrando. Así que se vieron obligados a emigrar. Primero a Valencia, a Carlet, y después a Arganda del Rey (Madrid), donde han vivido 42 años. La pandemia fue el punto de inflexión para establecer su residencia habitual en su vivienda de Buitrago. «Hicimos la casa hace 40 años y veníamos los fines de semana, vacaciones... Madrid ya es muy complicado y nos hemos quedado aquí», resumen. A la casa familiar acuden sus tres hijos, el mayor que vive en Francia y las hijas que están en Madrid. «Tenemos seis nietos. Aquí nos juntamos todos [...] Nunca perdimos el contacto con Soria y ahora ya estamos empadronados y todo. Poco a poco, el pueblo está creciendo», resalta Visitación.

ctr el diezmo

APUESTA POR EL TURISMO

Noemí y Santiago están al frente del Centro de Turismo Rural El Diezmo, establecimiento en funcionamiento desde 2008. «Con la pandemia ha estado más flojo, pero poco a poco va remontando», explica Noemí. Para ella, la casa rural situada frente a la iglesia de Buitrago es su fuente de ingresos, si bien su pareja también se dedica a la agricultura. «En este pueblo se está muy bien. Ni se me pasa por la cabeza irme a Soria, estoy estupendamente. Hay mucha tranquilidad», asegura.

Seguimos ruta y, a pocos metros, nos encontramos con Ángel, sobrino de Emilio, que carga los recipientes de la sembradora con diferentes semillas de girasol. «Aquí se está muy tranquilo, yo siembre he estado en Buitrago. Trabajo con mi padre, tenemos vacas, yeguas y agricultura [...] Aunque, en breve, me independizaré y me iré a vivir a Soria», comenta mientras no deja la tarea.

Estamos con Maruja, su marido, sus vecinos... que departen sobre una avería doméstica a la que buscan solución... Y seguimos -vemos también la fragua y el lavadero rehabilitados- hasta la explotación de vacuno de Julián, donde ponemos fin a la visita a este pueblo ejemplo de resistencia rural. Y es que algo habrá de influencia numantina, por aquello de la cercanía al asentamiento celtíbero.