Fermín Bocos

CRÓNICA POLÍTICA

Fermín Bocos

Periodista y escritor. Analista político


Sobre la moción de censura

13/12/2022

¿Tiene razón Alberto Núñez Feijóo cuando dice que presentar una moción de censura al Gobierno solo favorecería a Pedro Sánchez porque no dan los números para que pudiera prosperar? La pregunta permite más de una respuesta. Es verdad que en el Congreso la suma de los partidarios de promover una moción de censura: Vox, Ciudadanos y algunos diputados del Grupo Mixto, más el PP, sería inferior a la del bloque de partidos que apoyan al Ejecutivo. Desde ese punto de vista, estrictamente aritmético, Feijóo lleva razón. Cosa diferente y por lo tanto opinable es el enfoque político de la cuestión.
Una moción de censura es en sí misma un aldabonazo político y una oportunidad para la exposición motivada de las razones que llevan a censurar al Ejecutivo y para presentar y defender un plan alternativo de Gobierno. Expuesto con claridad y sin límite de tiempo. Con medidas concretas; con las actuaciones de los primeros cien días de gobierno por parte de quien se presenta ante la Cámara como candidato a sustituir al presidente censurado.
Tanto las intervenciones como el desarrollo del propio debate coparían la atención de los medios de comunicación ofreciendo al aspirante -en este caso Alberto Núñez Feijóo- un protagonismo excepcional. Obvio resulta señalar que, en sentido contrario, la ocasión ofrecería idéntico protagonismo a Pedro Sánchez. Aún a sabiendas de que la aritmética parlamentaria haría fracasar la moción, el rédito político de dicha iniciativa podría ser amplio. Aunque también el riesgo de salir derrotado que sería aprovechado por Sánchez para transformar la ocasión --medios afines no le faltarían-- en una especie de balón de oxígeno y el triunfo de la aritmética sería presentado políticamente como la absolución de sus recientes y escandalosas decisiones. En la historia de nuestro país tenemos ejemplos de la dual y antagónica salida que aparejan las mociones de censura.
En el año 1980 Felipe González, en nombre del PSOE, presentó una moción de censura al Gobierno de la UCD que presidia Adolfo Suárez. La perdió, pero convirtió la moción en una palanca. España entera descubrió que aquél joven dirigente socialista tenía madera de líder y las siguientes elecciones el PSOE las ganó por mayoría absoluta. En sentido contrario, en 1987, Antonio Hernández Mancha, presidente de Alianza Popular, perdió la moción de censura que había presentado contra el gobierno de Felipe González. Hernández Mancha salió trasquilado de aquel debate. Y su derrota le llevó a renunciar al liderazgo de los conservadores, abriendo la puerta -Manuel Fraga mediante- a la llegada de José María Aznar. Tengo para mí que en la renuncia de Núñez Feijóo a dar el paso, amén de la lógica de la aritmética parlamentaria, podría estar pesando el recuerdo de aquella moción de censura en la que Hernández Mancha pinchó y fue el final de su liderazgo.