José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


No hay esperanza

06/02/2022

Mi nueva condición de casidesocupado me permite dedicar más tiempo a la lectura. Y me lo leo todo. Dicho sea sin ánimo de ofender, a veces me trago textos que se aproximan a lo deleznable, pero de todo se aprende algo. No es el caso de los últimos volúmenes de perfil histórico que han caído en mis manos y en concreto de uno de ellos, una novela ubicada en los primeros siglos de la era cristiana, en la que, entre otras cosas, alguno de los protagonistas encuentra explicación a la expansión de la doctrina del Nazareno en una sola palabra, 'esperanza'. En el tumultuoso Imperio Romano la pléyade de dioses y creencias, procedentes de la tradición griega, egipcia e incluso mesopotámica sólo aportaban mitos, cultos, sacrificios o modelos de héroes, pero el cristianismo abría la expectativa de una vida eterna como premio a los que practicaran la doctrina del crucificado. Abría en fin, un camino a la ilusión. Se estarán preguntando a qué viene esta digresión. Vamos a ello.
Estamos en una campaña electoral atípica y por seguir con esdrújulas yo diría que, además de autonómica es abúlica y esperpéntica. Parece obligado que la oposición aproveche para criticar la gestión del Gobierno popular. Siempre los errores ajenos han dado mayor rentabilidad que un programa ilusionante. Al parecer no son capaces de generar esa esperanza que tan buen resultado ha dado a la iglesia católica, la franquicia religiosa más exitosa con sedes en propiedad en todo el mundo y que, aunque no cotiza en bolsa parece que tiene una economía muy saneada. Volvamos al asunto electoral. El candidato del PP, Alfonso Fernández Mañueco, 'Mañueco' a secas para los amigos e incluso para los que no lo son tanto, ha diseñado su campaña como un enfrentamiento abierto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que cita reiteradamente, quien sabe si para que la gente olvide que hay un tal Tudanca que aspira a su poltrona desde las listas del PSOE. El aludido socialista desgrana día tras día los agravios perpetrados por el PP, pero tampoco ilumina con la esperanza a los posibles electores. Cuestión de carisma, o de su ausencia. Con todo, la parte más chusca de este escenario le corresponde a Ciudadanos. El que fuera todopoderoso vicepresidente, Francisco Igea que llegó a su cargo tras abjurar de sus principios como regenerador de la política regional está ahora atrapado por sus contradicciones. De Vox ni hablamos. Practica la eficaz estrategia de esperar sentado a que pase por delante de su puerta el cortejo fúnebre con el cadáver de sus enemigos. Sean estos lo que sean. Quizá Soria ¡Ya!, además de la incógnita, pueda suponer para muchos esa esperanza perdida.