Iván Juarez

CARTA DEL DIRECTOR

Iván Juarez


Se buscan empresas

25/01/2020

Es un soplo de esperanza: las 111 personas de superávit que refleja el censo a uno de julio de 2019 se ve magnificado además porque Soria es la única provincia de Castilla y León que crece y, sí, aunque es un triunfo pírrico hay quien ya atisba un cambio de tendencia. No obstante, como todas las estadísticas, hay que coger esta con cautela pues el saldo vegetativo está lejos de ser positivo y el padrón solo se anima por la tan denostada inmigración que da vida incluso a pueblos que están con respiración artificial en los cuidados intensivos, municipios condenado al más absoluto de los abandonos. Así las cosas, por muchos atractivos que tenga Soria y por mucho que la tranquilidad que en estos lares se respira sea un reclamo para los que huyen del mundanal ruido,  la lógica invita a pensar que por muy asceta que uno sea no puede vivir del aire. El turismo rural, que estos días también se exhibe en Fitur, es un balón de oxígeno y todo suma pero no es suficiente porque su impacto sobre el empleo no es del todo trascendente ni el sector rebosa los 365 días del año aunque, como digo, ayuda. El abandono de la actividad del sector agrícola, con la concentración en grandes explotaciones, la falta de un relevo que se ponga a los mandos de tractor hace que cada vez menos la agricultura sea una opción para las nuevas generaciones. Los jóvenes, los mismos que andan paseando su morriña por la capital de España, demandan oportunidades en su propia tierra y parece ser que no la encuentran en los miles de trabajadores que la patronal, Foes y Cámara, dicen que necesitan. Llegados a este punto, una de las soluciones, tal vez la única que revierta de forma contundente la situación, es una apuesta decidida por la atracción de empresas y de paso por cuidar el tejido industrial existente, que nadie está exento de sustos.
Los pueblos son conscientes de que la clave de su supervivencia está en dar vida a sus polígonos industriales y, por lo menos, suelo industrial hay en un buen puñado de ellos. Luego habrá quien se ponga la venda ante la falta de vivienda  anticipándose al problema, pero bendito problema. Que pregunten en Ágreda sobre esa población flotante que llega de localidades y provincias cercanas y regresa a su lugar de origen al acabar la jornada. Se percibe pujanza y ganas en lo que respecta al medio rural que ve  la vía empresarial vital para su futuro. Como les contamos hoy en El Día de Soria, la provincia ya cuenta con un centenar de hectáreas urbanizadas destinadas a un uso industrial, cada enclave con su política específica para atraer empresas, con sus virtudes y con sus puntos débiles, con su trabajo hecho y su trabajo por hacer. Es importante ver cómo pueblos condenados a ser mínima expresión y ni sombra de lo que fueron, han visto crecer sus perspectivas repoblacionales a golpe de nave industrial. Basta con atender al crecimiento espectacular de Golmayo, de la mano de su Camaretas pero también del polígono de Carboneras;  otro ejemplo, sin ir muy lejos, es el de Navalcaballo con nueve empresas  que dan empleo a 140 personas y con potencial para crecer; de norte a sur, desde Ágreda y Ólvega, en una comarca paradigma del desarrollo industrial, al sur que representan Arcos y Medinaceli pasando por Almazán, El Burgo y San Esteban o incluso la incipiente Matalebreras. Mientras en pinares se recuperan de la depresión sufrida por el sector del mueble vemos exhibición de músculo en San Leonardo o en Cabrejas del Pinar con esas empresas madereras que tan bien encajan con el entorno.
Aunque no hay una relación directa, los polígonos de la provincia han aprovechado el vacío de la capital donde normalmente, en la mayoría de los territorios, suelen instalarse el grueso de las empresas. Mientras el PEMA, otro enclave que sería decisivo para el desarrollo económico de Soria, duerme judicializado el sueño de los justos, en el horizonte se espera el impulso definitivo al polígono de Valcorba. Más allá del tan destacable apoyo a la pequeña empresa y emprendedores por parte del Ayuntamiento en colaboración con la Cámara, de esa política de muchos pocos, se precisa pensar en grande y emprender una estrategia destinada a captar empresas de mayor magnitud y por tanto mayor repercusión en términos de creación de empleo. El encuentro entre Carlos Martínez y el presidente de la Junta, Fernández Mañueco, abre una puerta a poner en primer plano un política centrada en el impulso industrial. Hay competencia, las infraestructuras, o su ausencia, no ayudan pero no hay que cejar en el empeño de poner en valor el suelo industrial público en Soria. El tiempo dirá en qué queda la colaboración anunciada pero hay que felicitar, como lo ha hecho Foes que también recibirá de la Junta apoyo al proyecto Invest in Soria, esa unión de fuerzas por lo que realmente importa.