'Cuentos del valle', nuevos relatos, nuevas ilusiones

Sonia Almoguera
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Los artistas Elena Colino (ilustración) y Darío Gil (fotografía y escritura) concluyen la Beca Creando por Soria con la exposición de su trabajo

‘Cuentos del valle’, nuevos relatos, nuevas ilusiones - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

El invierno en el valle del Razón es duro, pero en Sotillo del Rincón, como cuentan algunos vecinos, una gran campana de luz protege la localidad de lo peor de las inclemencias meteorológicas y el frío casi «animal» se conjura al amor de la lumbre compartiendo historias. Así que, en realidad, Elena Colino (ilustradora) y Darío Gil (fotógrafo y escritor) están convencidos de que llegaron al sitio ideal para llevar a cabo un proyecto artístico en el que han elaborado nuevas narraciones y relatos a partir de las vivencias, las tradiciones y las leyendas de la zona. El resultado: Cuentos del Valle, la cuarta obra que nace gracias a las Becas de Residencia Artística Creando por Soria, con sede en la antigua casa de Emilia Latorre y Derek Kelso, pero también (y lo que más valoran ambos artistas) el hermoso y enriquecedor periplo personal de convivencia, aprendizaje y amistad que han vivido en Sotillo. 

Sólo conocer a personas tan extraordinarias como Andrés, tan buen poeta y fabulador que «cuando te cuenta alguna historia no sabes si es verdad o ficción», comenta entre risas Colino; o Matilde, «que nos dejó unos poemas preciosos que su padre escribió a su madre», o Marina, una apasionada de las flores y una mujer tan puntual que todos saben qué hora es con verla, entre otras muchas, ha sido una enriquecedora experiencia vital y artística para Elena y Darío.

Después de seis semanas de fructífera labor, este viernes mostrarán el trabajo final con una exposición pública a modo de recorrido por algunas de las piezas singulares que han ideado para Cuentos del Valle y los lugares más emblemáticos de Sotillo que las han inspirado. «Ha sido», señala Darío Gil, un trabajo «muy fácil» que ha rebasado con mucho sus expectativas iniciales. Traducir en relatos e historias visuales la memoria, pero también el presente e incluso el futuro de Sotillo del Rincón, ha sido posible gracias a la entrega de un pueblo que, tras varias ediciones de la Beca Creando por Soria, está acostumbrado ya a colaborar en este tipo de iniciativas artísticas de participación. «Se han volcado», afirma Gil. Pero al margen de ello, destacan ambos artistas, también ha sido clave su cálida acogida. «Desde el primer día», subraya Elena Colino. «El segundo ya nos invitaron a un cumpleaños», señala entre risas. Abrirles las puertas de sus casas, de sus vidas y de sus recuerdos más íntimos, insiste la ilustradora, ha sido clave para recrear, fabular y construir historias impregnadas por la magia de una localidad que consideran maravillosa. Las anteriores becas recopilaban y ponían en el acento en el pasado de la localidad. «Pero Sotillo necesita también nuevos cuentos, volver a la ilusión», añade Gil.

El primer día de su llegada Felipe les preguntó si habían encontrado el tesoro. Sólo supieron a qué se refería cuando tiempo después, hablando con Andrés, les contó la antigua leyenda que sitúa en una cueva de la sierra Carcaña, ahora inaccesible, el lugar donde la leyenda local sitúa que está enterrado un gran tesoro visigodo. Sería la primera de las muchas coincidencias, de esas 'miguitas de pan' e incluso de las pequeñas magias que han guiado el camino de ambos artistas en Cuentos del Valle bajo la singular tutela de Emilia Latorre y Derek Kelso, de los que han sentido su energía. «En los primeros días visitamos la laguna y de ahí nos surgió la idea del dragón, que ha acabado siendo la base del trabajo. Cuando Ana, la sobrina de Emilia y Derek, nos enseñó una parte antigua de la casa que no habíamos utilizado y vimos que había un dragón tallado en ella... Me gusta mucho pensar en las energías», asegura Colino. Y de hecho, confiesan, ambos han sentido muy cercana la impronta de estas dos personas tan importantes en el pasado cultural de la localidad. Han visto sus fotografías, han ojeado sus libros, incluso han utilizado algunas de las diapositivas que Emilia usaba en sus clases de biología... «La casa tiene esa carga [personal]», insiste Darío. Y gracias a los talleres que han llevado a cabo los fines de semana (de cuentos encadenados, de creatividad...) han conocido un poco mejor a los antiguos propietarios de la casa a través de la gente que les conoció. 

En Cuentos del Valle el dragón que protege la localidad o esa cúpula de luz que resguarda del frío son los protagonistas de estas nuevas historias ideadas por Elena y Darío junto a los danzantes, que han convertido en hermosos pájaros, entre otras muchos personajes y textos que esperan ver recopilados en un futuro en forma del libro. «No es el objeto de esta beca, pero sería lo ideal», apunta Gil. Material tienen de sobra, aseguran. Para ambos Cuentos del Valle también es un trabajo especial. Es el primero que realizan juntos y, en este sentido, ha sido un reto en el que, como todo en Sotillo, han «encajado todas las piezas» desde el principio. 

La beca acaba, pero no es un adiós, sólo un hasta luego. Volver, antes incluso de marcharse, está en sus planes. «El problema es a dónde», insiste Darío. «Porque todos nos han invitado a su casa», recalca Elena.