"Hay que relacionar Numancia, el asedio y Renieblas"

Ical
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La directora del Museo Numantino reflexiona sobre el futuro del centro y los retos que afrontará a corto plazo

"Hay relacionar Numancia, el asedio y Renieblas"

Cuando apenas tenía nueve años su abuelo la llevó al Numantino, a los diez ya sabía que quería ser arqueóloga y a los 12 que trabajaría en un museo. Con 17, antes de comenzar la carrera de Prehistoria, ya participó en las excavaciones de Tiermes. Con la plaza aprobada ingresó en el Museo Numantino en 1995, primero de conservadora y más tarde ya de directora. La soriana Marian Arlegui vive con pasión la celebración el centenario del Museo Numantino. Esta semana se han cumplido cien años desde que Alfonso XIII inaugurara este centro que recoge el “inmenso patrimonio cultural de Soria”. Desde 1989 hasta la fecha, el Numantino, un centro arqueológico de referencia internacional, ha acogido a más de seis millones de visitantes. El Museo se marca como reto su digitalización, hacer exposiciones temporales de su patrimonio etnográfico y continuar trabajando en la conservación de las piezas que se hallen en sus yacimientos. Arlegui invita a vivir el centenario del museo a todos los sorianos para que sientan el orgullo de su rico patrimonio cultural que no acaba ni empieza en Numancia.

Esta semana se han cumplido cien años de la creación del Museo Numantino. ¿Cómo se recoge en los medios y en los archivos del propio centro ese momento y su justificación?

En el museo hay un archivo que contiene documentos en los que ya se hablaba de cómo se iba fraguando el museo incluso antes de 1919 y cuál fue la correspondencia hasta llegar a la consecución del edificio en el Espolón, ya que antes estuvo de forma provisional en los salones de la Diputación, que pronto quedaron pequeños. Tenemos información documental y fotográfica del momento. Además, la prensa desempeñó un papel fundamental, puesto que fue muy activa en la transmisión del día a día de estos anhelos sociales. Los periódicos recogen el momento de la creación del Museo como algo extraordinario; se vivió con fervor porque Numancia ocupaba un lugar muy importante en el imaginario colectivo como mito. Numancia aparece siempre en las épocas de crisis nacionales para recordarnos que hemos tenido un pasado glorioso que debemos de loar y esto también pasó con Sagunto. No obstante, en Soria hubo un numantinismo exacerbado y también un numantinismo español, por lo que se vivió con fervor y pasión la creación del Numantino.

¿Hasta el punto de convertirse en el museo provincial?

Aquí se dio el hecho feliz de contar con un mecenas absolutamente generoso como fue Manuel Benito Aceña que costeó la construcción del edificio y las vitrinas y luego muchas figuras de primer orden del ámbito intelectual de principios del siglo XX, sorianos o personas anónimas que vivían en Soria, que empujaron el proyecto. La creación del Numantino fue un empeño social muy importante. Con el tiempo se convirtió en el museo provincial y esto es muy significativo porque conserva no solo las piezas de Numancia sino las de un pasado interesante: desde el Paleolítico de Torralba y Ambrona a la cultura romana, prehistórica, islámica y medieval. Contiene una cultura soberbia.

¿Qué puede encontrar el visitante en esta exposición sobre el centenario del centro museístico soriano?

Yo hago una invitación particular a los sorianos para decirles que esta es una celebración de la memoria histórica y cultural de la provincia y tiene el valor de una celebración casi íntima. Cada provincia cuenta con un museo provincial donde se cuenta la memoria de ese territorio y el Numantino es la memoria de la provincia de Soria. Creo que es un momento para celebrar orgullosos nuestro pasado histórico y nuestro patrimonio cultural que, además, nos puede proyectar hacia el futuro de una manera feliz y conciliada.

¿Hay que hacer más nuestra la cultura?

Temo que todo lo que hacemos ahora lo queremos dirigir hacia el turismo exterior y no toda la cultura es turismo. No podemos constituirnos en un escaparate permanente pensando en el futuro. La cultura es nuestra. Esa celebración íntima, personal es lo que más me satisfaría. Los visitantes serán bien recibidos y se les mostrará como una institución cultural de tanto prestigio tiene la capacidad y está orgullosa de celebrar su aniversario.

¿Hay muchas diferencias con respecto al 75 aniversario del museo?

En esta exposición se muestra la historia del museo contextualizada dentro de ese parámetro social y político, es decir, los museos no son una burbuja sino un hecho social que las distintas políticas han ayudado a su desarrollo. Se celebró el 75 aniversario y este año hacemos algo complementario y es explicar el museo en sus coordenadas sociales, políticas y culturales; es un recorrido en el que no solo se da a conocer el museo Numantino sino que se dan claves para conocer su evolución en el reconocimiento de la memoria cultural de los pueblos.

¿Qué objetivos persigue la muestra en términos socio económicos?

Yo me niego a que la cultura se convierta en un subproducto turístico como tampoco lo es el medio ambiente. No todas las actividades culturales tienen que hacerse pensando en las personas que nos visitan, porque de esa manera estaríamos faltando a nuestra propia población y eso es inaceptable. No podemos mirar siempre hacia fuera; nuestra población merece que se le atienda y se le escuche. Yo siempre hago una alegato y lo comparo con la actitud que se despliega en Francia a través de sus políticas culturales, un país que nos gusta porque es un pueblo cultural. París es una ciudad que no se obsesiona con el turismo. Ellos viven la cultura y por eso seducen y por eso es una de las ciudades del mundo más visitada. No debemos ser un escaparate que continuamente piense en el turismo, porque, por otro lado, el turismo es una pata de un banco de ocho en el desarrollo económico y social de una región. No es la única solución económica y obsesionarnos con el turismo nos distrae de ver que hay otras patas que estamos desatendiendo como la innovación, o determinadas formas de productividad acordes a nuestro territorios. Evidentemente Soria no puede renunciar a esa capacidad turística. Cada provincia tiene su museo y un sevillano seguramente vendrá al Numantino pero, ¿cuántos sorianos van al Museo de Sevilla o a su celebración centenaria?. Esta muestra tiene el inmenso valor de ser una celebración eminentemente nuestra, es nuestro orgullo cultural.

El Museo Numantino cuenta con 104.000 piezas catalogadas, algunas de ellas han sido cedidas por particulares. ¿Existe una mayor concienciación al respecto de que el es el centro el que debe albergar el patrimonio soriano?

Sí existe esa concienciación. En el museo hay un panel en los que se relacionan los trabajadores del centro a lo largo de su historia y los donantes y depositarios desde que tenemos un registro fidedigno y continuado. Recibimos depósitos y donaciones de personas comprometidas con el patrimonio, obviamente, no es un camino que esté totalmente recorrido, pero hay un número muy elevado de personas que son conscientes de que es el lugar donde mejor se va a conservar esa pieza, donde va a ser investigada y dada a conocer a toda la población es el Numantino.

Tenemos donaciones de piezas excepcionales como la placa de Villalba, joya del arte paleolítico, está en depósito primero por quién la halló y después por sus herederos; una pieza de Trébago que se depositó hace unos años con escritura celtibérica en piedra de las que se conservan muy pocas; algunas piezas paleontólogicas, colecciones etnográficas completas como la recibida recientemente por un vecino de Ágreda que donó un trabajo completo de cerería.

Además de los restos hallados en Numancia, ¿qué otras curiosidades puede encontrar el visitante?

En los últimos años, el yacimiento de Numancia ha acaparado mucha atención y eso no ha sido bueno para el resto del inmenso patrimonio que tenemos en la provincia, que, por cierto, ha generado un cierto descontento en algunas áreas de la provincia que hay que tener en cuenta. El yacimiento de Tiermes es único dentro del mundo romano, Uxama, en Osma es la ciudad romana más importante de la provincia e incluso la más importante, en un momento determinado, de Burgos y Soria con un patrimonio soberbio en el yacimiento y objetos excepcionales.

Augustóbriga, el pasado islámico del castillo de Gormaz, San Baudelio o San Juan de Duero, el inmenso patrimonio paleontológico de Tierras Altas que también se conserva en el Numantino... Es decir, creo que debemos empezar a mirar más la suma de todos los yacimientos de la provincia porque esa es la verdadera riqueza del Numantino.

Estos yacimientos han sufrido numerosos expolios ¿Cómo se cuantifica esta pérdida?

Esto es un delito muy grave porque hace daño a todos. Cuando alguien coge un objeto de metal, que quizás no es valioso, lo que hace es destruir un yacimiento, porque a nosotros nos interesa la pieza pero también el contexto en el que aparece. Una pequeña pieza de un telar nos indica dónde estaba situado en su arquitectura doméstica y nos permite reconstruir la vida del pasado. En cuanto se hacen agujeros y se estropea esa excavación estatigráfica ordenada en el suelo, el daño no es solo en la perdida de la pieza sino la destrucción del yacimiento arqueológico y el que sea imposible recomponer o reconstruir la vida en ese lugar. La Guardia Civil realiza un trabajo extraordinario y la población sabe que pueden preservar su patrimonio avisando de estos hechos delictivos.

A lo largo de estos años, se ha trabajado en hacer accesible el Museo a la sociedad. ¿Se ha conseguido y qué percepción se transmite a los escolares que visitan el mismo?

Al sector educativo le interesa el museo porque han visto que es un recurso complementario a la educación de primer orden. Las visitas corresponden a un programa que ofertamos a los centros, que es exitoso y que pretendemos mejorar. También hacemos talleres en períodos vacacionales para la población infantil en los que la demanda supera la oferta, por ello tenemos que pensar en ampliar horarios y servicios. Además, el museo se preocupa desde 1998 en hacer accesible la visita a grupos de personas con determinadas discapacidades, tanto motoras como audiovisuales y auditivas. Este es un proyecto de futuro en el que queremos trabajar muy concienzudamente.

¿Trabajan también en la digitalización del Numantino, es decir, adaptarlo a la realidad tecnológica?

El Museo que ahora vemos es el resultado de una reforma integral que se hizo en 1989 en la que yo quiero resaltar la calidad de la obra que fue realizada por los arquitectos Francisco Ceña y Francisco Gracia. Evidentemente, ahora tenemos que dar un salto en esa adaptación hacia la sociedad digital. Tenemos que ampliar la información, incorporar otra serie de piezas, que han ido apareciendo en los últimos años y adaptar los lenguajes a la sociedad, y, en concreto, a las generaciones nativas digitales. No solamente hay que hacer cambios en la instalación de sistemas audiovisuales sino en los modos de comunicación para captar a esta población.

¿La Consejería de Cultura es consciente de estas demandas?

Sí, creo que tienen en el afán de dar este salto cualitativo. La Consejería es consciente de que sus museos son hitos como mediadores. Yo estoy ilusionada porque saben que el reto que debemos abordar por el cambio en las formas sociales, de acceso y en la demanda de las actividades culturales, que son distintas. El salto es importante, pero también es un trabajo de todos. La política se interpela desde la sociedad, que puede trabajar desde un museo.

¿Cómo podemos desterrar la idea de que el Numantino es un museo solo para los amantes de la arqueología?

Yo creo que el Numantino es un museo de vocación arqueológica, pero al incorporar al mismo las piezas de etnografía y el patrimonio paleontológico a la exposición permanente creemos que hay un mayor patrimonio en él. Es bueno contar con un museo arqueológico, ya que no solo muestra los objetos sino que reconstruye las sociedades que los crearon, con lo cual es un centro histórico porque a través de la arqueología se llega a establecer una secuencia histórica. La pieza arqueológica tiene el valor y ese vértigo del tiempo, de encontrarnos con un objeto de 5.000 de 10.000 o de 300 años y saber que fueron habitantes de la provincia los que lo crearon y utilizaron. Hay muchas piezas arqueológicas que también suscitan una emoción artística.

Muchas de las piezas que alberga el museo hacen referencia a la historia de la sociedad soriana y una de las más atrayentes es la celtíbera. ¿Qué piezas tiene el centro al respecto de esta época de la historia que le hacen único?

Además de Numancia, quiero dejar claro que Tiermes y Uxama tienen una enjundia absolutamente comparable a Numancia, incluso los visitantes de Tiermes no ven la diferencia de categoría. Creo que no se puede aislar un momento histórico porque no es ético. La historia es la suma de todo, las razones por las que ahora solo se habla de Numancia es porque ha tenido un eco tremendo por muchas circunstancias. Yo me especialicé en determinados aspectos de Numancia y siento veneración por la cerámica numantina y su calidad artística. Este yacimiento se excavó de una manera extraordinaria pero la celtiberia no es solo Numancia sino una amplia región y Numancia no se entiende sin ese contexto. Numancia tiene piezas muy elocuentes, sobre todo, por la pintura pero hay otros yacimientos extraordinarios en toda la provincia como la necrópolis de Tiermes, o la de Aguilar de Montuenga, los yacimientos de Oncala o los de Aranda de Duero en Burgos, que se deben incorporar a este contexto artístico. Numancia se hará más grande de lo que es si lo contextualizamos en su lugar y a veces existe una confusión. Numancia no es el todo.

¿El Numantino tiene la proyección suficiente como centro arqueológico en España?

Dentro de la cultura occidental sí lo tiene y eso se traduce en la cantidad de solicitudes de información de investigadores europeos, que con frecuencia requieren fotografías e información y que incluso vienen. El museo es prestigioso y se ha conseguido gracias a los trabajadores que me han precedido a lo largo de un siglo, tanto por sus colecciones como por su trabajo y su proyección.

Como experta en Numancia, ¿qué opina del impulso que se le quiere dar a la candidatura de Numancia ante la Unesco para que obtenga la Declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad?

En esto soy disonante. El proyecto en el que creo para Numancia es de envergadura porque considero que es tiempo de ser ambiciosos por el momento en el que vivimos con la amenaza de la despoblación. Creo que el verdadero valor de Numancia no es la ciudad de Numancia sino Numancia y la guerras celtibéricas. Lo que verdaderamente colocó a Numancia en el lugar mítico en el que está es la lucha contra Roma o viceversa. Numancia conserva toda la línea de asedio de Escipión; conserva los campamentos de las guerras celtibéricas en Renieblas, es decir, estos son restos arquitectónicos que no existen en Europa y esto es de enorme importancia.

¿Debe aunar, por tanto, más escenarios históricos?

En mi opinión el trabajo debe relacionar Numancia, la línea del asedio y los campamentos de Renieblas. De este modo, se puede internacionalizar ese yacimiento como un paisaje cultural arqueológico extraordinario. Ahora nos sentimos celtíberos y en Francia se sientes galos, y a los franceses seguramente les interesará muy poco la cultura celtíbera. Sin embargo la cultura romana es el primer imperio europeo o casi totalmente europeo, es decir que un inglés, un francés, un italiano o un alemán sí reconocen la cultura romana como propia y eso sí que es un patrimonio europeo. El celtíbero es nuestro. Insisto, los campamentos de Renieblas y la línea del asedio romano es lo que podría hacer internacional al yacimiento de Numancia. Me gustaría que la lucha fuera esa y no la Inmaterial. Los restos que pueden internacionalizar Numancia está relacionada con el asedio del general Escipión porque conserva las plantas de los campamentos romanos. Es un lugar donde se puede entender la conquista de Roma y solo ocurre aquí y eso es excepcional. La declaración debe pasar por declarar un paisaje arqueológico cultural que es único en Europa.