Melodías para aliviar el alma

EFE
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Músicos por la Salud celebra microconciertos para llevar alegría a los hospitales y ayudar a los pacientes durante sus convalecencias

Para reducir el dolor físico o la ansiedad y el estrés que generan las hospitalizaciones, así como humanizar la experiencia sanitaria e incluso facilitar un final de vida más tranquilo, el colectivo Músicos por la Salud lleva la música a 44 hospitales de la geografía española desde hace seis años.

Fue una iniciativa de Guillermo Giner, quien, al pasar un año acompañando a su madre en un centro hospitalario, se dio cuenta de la soledad, la angustia y la falta de alegría de su progenitora y de que solo sonreía al verle llegar o cuando le ponía música. La idea de fundar esta organización, junto a la Fundación Social District, le llegó en una comida con un director de conservatorio y un músico que había desarrollado una iniciativa similar.

En 2015, decidió ponerla en marcha a pesar del «estupor» mostrado por las autoridades sanitarias de Valencia cuando Giner les transmitió que no querían actuar en el hall o el salón de actos de los hospitales, sino en las habitaciones o «donde más lo necesitasen los pacientes». Desde su primera actuación en el Hospital Lluis Alcanyis de Játiva (Valencia), Músicos por la Salud, ha realizado miles de microcientos en más de 40 hospitales y más de un centenar de centros sociales y asistenciales.

Tras comprobar el beneficio que reporta esta actividad a los enfermos, la Asociación ha iniciado una recogida de firmas para pedir al Gobierno que legisle para incorporar las artes al sistema sanitario en beneficio de los pacientes.

Según Juan Francisco Blázquez, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid (uno de los centros participantes), se constatan mejorías tanto mentales como físicas en los enfermos a través de la música.

«La estancia se les hace más agradable y amena así como su estado anímico y sociabilidad mejoran. Incluso hay pacientes que coordinan sus citas para poder coincidir con las sesiones de música porque notan que es mejor para su propia salud», explica Blázquez.

Recuerda cómo una persona que estaba «yacente en la cama y que apenas se relacionaba, se levantaba, iba hasta el salón donde estaban tocando los músicos y se puso con el cajón flamenco». Además, detalla que la música no solo alivia a los enfermos hospitalizados, sino que es una gran terapia en muchas ocasiones, como sucede en los embarazos con las composiciones clásicas que reducen «el cortisol, una hormona que marca el estrés».

Músicos por la Salud, que está presente en casi todas las comunidades, trabaja en Madrid, a través del Plan de Humanización de la asistencia sanitaria coordinado por la Consejería de Sanidad, con el Hospital San Carlos.

Una de sus colaboradoras, Katia Marqués, asegura que los microconciertos en centros sanitarios y sociosanitarios le han cambiado la vida y la hicieron pasar de «querer triunfar en los escenarios a estudiar musicoterapia para poder conocer mejor y ayudar mejor a los pacientes». Califica como «muy chocante» su primera actuación en un centro de hemodiálisis en el que uno de los enfermos le pidió que cantase Piensa en mí. Cuando terminó de cantar el bolero, el hombre lloró. Aquello le hizo darse cuenta de que «eso era lo que quería hacer».