El mercado laboral pierde 100.000 hombres 'activos' en 15 años

S. González
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El envejecimiento y la emigración reduce drásticamente la población activa masculina, aliviada de manera insuficiente por el incremento de mujeres que trabajan o que buscan empleo en los últimos años

Un trabajador pasa por delante de una oficina del Ecyl en Ávila. - Foto: David Castro

La población activa en Castilla y León va cuesta abajo y sin frenos y en los últimos once años se han reducido en unas 90.000 las personas que integran el mercado de trabajo, bien sean ocupados o parados en busca de empleo. El envejecimiento y la movilidad interterritorial han provocado que la herida se haya agrandado entre la población masculina, que se encuentra en la cifra más baja de este siglo. La crisis de 2008 y las que han venido después han provocado la pérdida de más de 100.000 hombres 'activos' en tan solo 15 años. Ni siquiera el incremento de población activa femenina ha podido cerrar ese desplome. Los expertos explican este fenómeno a través de tres variables:el mayor nacimiento de mujeres, una mayor jubilación de hombres y un aumento en la incorporación de la mujer al mercado laboral. El economista Juan Carlos de Margarida insiste en que «yo observo en la universidad desde hace bastantes años que hay más mujeres que hombres en mis clases y esto cierra la brecha de género en el mercado laboral por sí solo». Además, considera que la mujer es «más constante  más hábil por lo que accede antes a un puesto de trabajo».

No obstante, el secretario general del Colegio de Economistas de España destaca que el principal y más grave problema de Castilla y León a medio plazo (20 o 25 años) es el envejecimiento y no la despoblación porque «supondrá que hay mucha gente fuera de la edad de trabajar». Como recetas para cambiar la tendencia de esta caída, que arrastra al total de la población activa, señala «un aumento de la natalidad, un mayor apego al territorio para que los que están no se marchen y la atracción de personas, tanto desde otros territorios españoles como inmigrantes». 

De Margarida incide en que para evitar una pérdida de población activa hay que «fomentar la industria», ya que este sector fija más a los trabajadores y no se deslocaliza, puesto que «ha cambiado el concepto de globalización por el de centralización».

Cambio de perfiles

Otro factor importante para el futuro más próximo es el de transformación del mercado laboral. El economista considera «muy importante que haya margen en la población activa porque se va a producir una completa transformación de los perfiles laborales con la llegada de la digitalización y la transición verde. Va a haber un antes y un después en los puestos de trabajo ofertados, será como empezar de cero», afirma con rotundidad. El ejemplo más cercano es la automoción, que con la llegada del vehículo eléctrico prácticamente está requiriendo ya nuevos perfiles, y lo mismo sucederá con otros sectores generadores de empleo.

Las cifras, aunque fluctúan dependiendo del crecimiento económico o de las crisis, fijan un rumbo que con el paso de los años se vislumbra de forma clara: la brecha entre hombres y mujeres se cierra y la población activa total cada vez es menor. Los 1.121.888 personas en edad de trabajar y que quieren hacerlo al cierre del tercer trimestre, según datos de la EPA, suman  la cifra más baja desde el año 2004, con excepción de 2020 y 2021, dos ejercicios muy influenciados por la pandemia de covid-19. La conclusión de todo esto, según Margarida, es que el envejecimiento perjudica más al mercado laboral que la despoblación, por lo que hay que conviene tomar medidas antes de que sea irreversible.