El 'modelo Soria' contra el fuego

N.Z.
-

Es el peor año del siglo. El fuego ha alcanzado más de 295.000 hectáreas en España. En Castilla yLeón, las llamas se han 'comido' casi el 2% del terreno forestal. Sin embargo, Soria ha logrado resistir -por ahora- el embate del fuego.

El 'modelo Soria' contra el fuego - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

El reto no ha sido -no es- fácil, máxime si tenemos en cuenta que la provincia cuenta con 447.000 hectáreas  de masa boscosa, casi 250 millones de árboles, según el Inventario Forestal Nacional del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco). 

Pero, ¿por qué Soria no se quema? Es la gran pregunta que ahora todo el mundo se hace y que ha copado diversas informaciones de calado nacional. La realidad es que «hay materia combustible, por lo que un incendio puede haber en cualquier momento», avisa de partida el director del Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor), Pablo Sabín. El monte de Soria no es -obviamente- ignífugo y la prueba es que se han registrado medio centenar de incendios en los últimos dos meses. No obstante, casi todos han quedado en conato. Y lo cierto es también que desde 2015, cuando ardieron más de 800 hectáreas en Barcebalejo, no se registra un gran incendio. 

Soria también se quema, es evidente, y no hay métodos 'milagro' que puedan eludir las llamas, máxime cuando hay factores imposibles de controlar como la suerte, las condiciones climatológicas... que también entran en juego. Pero, aún así, es innegable también que aquí existe un modelo de gestión de los bosques que se está demostrando «eficaz» para luchar (o, al menos, prevenir y 'resistir') frente al fuego.

EL MODELO SORIA: TRES CLAVES. En qué consiste este modelo lo resume el ingeniero de Montes y experto en ordenación forestal y silvicultura en tres puntos. En primer lugar, apunta a «la visión que existe en Soria del bosque como generador de recursos económicos y de actividad económica». Aquí, «el bosque es entendido para ser gestionado de forma sostenible obteniendo productos que generan empleo (como la madera, la micología, la resina, el turismo rural...)». Esa actividad socioeconómica ligada al bosque no existe en otros territorios y ha impulsado «un conglomerado empresarial, industrial, tecnológico...» que, además, tiene «raíz histórica». Hay un arraigo y aquí la gestión de los bosques se entienden como «algo natural, cosa que no ocurre en otros territorios», advierte el director de Cesefor. «Tradicionalmente se ha apostado por el recurso (maderero) y se ha trabajado en él, y el resto de usos se han supeditado y entendido como un complemento, de modo que todo ese conglomerado comparte esa visión de aprovechamiento», sintetiza.

En segundo lugar, Sabín alude a «la buena cooperación y coordinación de los diferentes agentes», empezando por las propias instituciones y llegando a entidades como Cesefor, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), la Asociación Forestal de Soria (Asfoso), etc. 

Por último, pero no menos importante, el director de Cesefor destaca «la paz social forestal», es decir, la implicación y entendimiento de la propia sociedad para esa gestión sostenible del bosque. «Aquí la gente ve un camión cargado de troncos y no se escandaliza», ejemplifica. «La sociedad forma parte de esa gestión conjunta», añade. 

El resultado de todo ello es que «los montes, al estar bien gestionados, tienen menos carga de combustible y están más ordenados», lo que se traduce en reducir riesgo. Sabín asume que «no se llega al cien por cien» y sería necesario un impulso todavía mayor de los aprovechamientos, pero admite también que «es razonable el nivel de gestión».

El riesgo se reduce pero, además, en caso de incendio, la forma de afrontarlo también cambia. Porque este modelo de gestión ha traído consigo el desarrollo de una «red viaria bien dimensionada, mantenida y conservada» en los montes que, a través de caminos, pistas forestales, cortafuegos... «resulta fundamental para un ataque temprano del fuego». «En Soria hay una buena organización del dispositivo» y los elementos están «bien ordenados tanto en prevención como en extinción», apunta. Y a eso suma «la parte social» que, ante un incendio, se vuelca en el apoyo porque existe esa «conciencia» de cuidar el monte. El resultado, «en Soria somos más conscientes, más respetuosos y más cuidadosos». 

El ingeniero en Montes asume que la gestión es «fundamental» para minimizar el riesgo de un gran incendio pero no lo neutraliza al cien por cien. La suerte también entra en juego y la prueba es que «este año hemos visto zonas con buena gestión (como Las Landas francesas) que han sido víctimas del fuego». «Mientras haya combustible y condiciones adversas, no estamos exentos», apunta. Por eso, insiste, «hay que tratar de minimizar, de reducir el riesgo de que eso se convierta en un gran incendio. Hay que aumentar la resistencia pero, también, la resiliencia. Para que, cuando ocurre, tengamos ecosistemas que se recuperen lo más rápidamente posible».

Hay trabajo por hacer y se debe mejorar en la gestión y en el «trabajo a escala paisaje» pero, no obstante, «está claro» que el 'modelo Soria' funciona y es eficaz, asegura Sabín. «¿Es extrapolable? Sí. ¿Es copiable? No. En cada sitio hay que actuar de una manera», asume el ingeniero. «Pero está claro que es el mejor camino que existe. No hay que autocomplacerse y hay que mejorar, pero las políticas deben mirar hacia este camino», sentencia.

«aquí se respeta el monte». Desde una de las zonas más boscosas de la provincia, la comarca de Pinares y el Valle, tienen claro también cuál es el 'secreto'. «Aquí la gente respeta el monte y lo cuida porque lo sentimos como algo propio. Porque nos produce unos beneficios, porque muchos vivimos de él -yo personalmente tengo una empresa de madera y vivimos varias familias-, porque todos los años obtenemos un aprovechamiento de él [en alusión a la 'suerte de pinos' que reparten algunos ayuntamientos históricamente a los vecinos]...», relata el presidente de la Asociación Pinares-El Valle para el Desarrollo Rural (Asopiva), Tomás Martínez, quien no obstante hace un llamamiento a la clase política para que impulse su apoyo al medio rural. «Aquí perdemos un 1% de la población cada año. Nosotros aprovechamos bien los fondos que nos dan pero son escasos. Las políticas deben mirar más por Soria y por zonas como Pinares, porque mantener la población en los pueblos es clave», sentencia, insistiendo en el arraigo como elemento clave también para frenar cuestiones como los incendios. 

moradores 'bomberos'. También el diputado provincial responsable de Medio Ambiente, Raúl Lozano, comparte esa visión de que en Soria «se cuida el monte como si fuera parte de nuestra vida» y eso hace que se tenga «un cuidado especial que contribuye a que haya menos incendios». «Los moradores del medio rural hemos hechos de bomberos, porque un incendio se puede apagar con un pisotón», reseña. Y, en este sentido, insiste en la fuerza de la colaboración vecinal para, ante el mínimo fuego, acudir y «que se queden en conatos». 

La involucración de la población del medio rural es «fundamental», pero, no obstante, advierte también, «hay que hacer más cosas y, sobre todo, cambiar algunas que no se están haciendo todo lo que bien que se debería». En este sentido, lanza una crítica a «algunas medidas legislativas» aprobadas en los últimos años, como «dejar las zarzas de las cortas de leñas, lo que es 'gasolina' para el monte, o prohibir las quemas controladas, cuando eran cortafuegos». Denuncia también que «no se puede legislar para todos igual porque, por ejemplo,  Galicia no tiene nada que ver con Pinares, y se deben tomar medidas acordes a cada zona». En su lista de 'deberes' para mejorar la prevención pide «escuchar más a nuestros antepasados» y, en esta línea, aboga por impulsar la recuperación de la ganadería ya que «el ganado es el que más limpia y mantiene los ecosistemas». «Ahora la mentalidad es que las vacas destruyen la capa de ozono, los cerdos contaminan con nitrato y la agricultura provoca los incendios con las cosechadoras, cuando esto es falso y apenas el 1% de los incendios son por este motivo», reprocha, incidiendo en la necesidad de «políticas más acertadas».