Una quincena de farmacias en viabilidad económica comprometida

S.Almoguera
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El Colegio de Farmacéuticos de la provincia alerta de que muchas están en riesgo de cierre «a medio o largo plazo»

15 farmacias sorianas en viabilidad económica comprometida - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Martí

Alrededor de 15 farmacias rurales, casi el 31% de las abiertas en la provincia, tienen su viabilidad económica comprometida. La situación, destaca el vocal de farmacias rurales del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Soria, Álvaro Borobio, es «bastante complicada» y, si todas las administraciones no acuerdan cómo evitarlo, a «medio o largo plazo» supondrá el cierre de muchos despachos de botica que cumplen una función sanitaria vital en el medio rural soriano. La pérdida progresiva de población hace inviable el negocio con facturaciones por debajo de los 230.000 euros anuales. Las ayudas (el índice corrector y otros apoyos como el que brinda de forma complementaria la Diputación Provincial de Soria) son insuficientes en muchos casos para asegurar la pervivencia de estas farmacias rurales amenazadas. Muchas localidades con establecimientos de farmacia apenas llegan a los 300 habitantes, lo que limita su rentabilidad. Valdeavellano de Tera, según el padrón de 2022, cuenta con 207 residentes, Valdemaluque, 148; Tajueco, 58.

«Somos la provincia de España con más farmacias con viabilidad económica comprometida en riesgo de cierre», recalca Borobio. Quizá, asegura, no a corto plazo (recientemente, por ejemplo, se ha producido el traspaso de la farmacia de Langa de Duero, según destaca el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Soria, Javier Alonso), pero sí puede que dentro de 10 o 15 años. «La sensación es que la siguiente generación, si tiene que elegir, no apostará por este tipo de farmacias rurales», indica el vocal del Colegio de Farmacéuticos. 

Y es que, hasta ahora, lo que sostiene la apertura de este tipo de boticas es precisamente la vocación de servicio de los farmacéuticos que las gestionan. Es el caso de Álvaro Borobio, que regenta una de las farmacias de viabilidad económica comprometida en la localidad de Los Rábanos. «Es un trabajo muy vocacional», que si bien en lo económico no ofrece rentabilidad, si genera otras compensaciones como «un trato mucho más cercano con la gente» y la satisfacción de ofrecer un servicio muy necesario que, muchas veces, trasciende la venta de los propios medicamentos. 

Porque, asegura Borobio, los farmacéuticos rurales también hacen de todo, «una labor social» que incluye desde ofrecer conversación para que los vecinos del pueblo (muchos ya de avanzada edad) no se sientan tan solos, a vigilar que la medicación se tome de forma adecuada, informar, detectar problemas de salud e incluso ayudar a pedir citas médicas a través de las (siempre complicadas para las personas de cierta edad) aplicaciones informáticas. Pero, más allá de esto, en muchas poblaciones las farmacias, tras los recortes en Sanidad que han obligado a que los médicos pasen consulta menos días (o menos horas) a la semana, se han convertido en el único centro abierto de conexión «con el Sistema de Salud» en muchos pueblos de Soria. «Hacemos de todo», certifica.

Esta labor, asegura Borobio, es muy valorada por los vecinos de las localidades en las que existe farmacia o botiquín farmacéutico y, en cierta manera, es lo que anima a continuare. «El motor de seguir abiertos es la gente. Nos sentimos muy reconocidos por ella», reconoce Borobio.

No obstante, muchos farmacéuticos deben buscar ocupaciones laborales complementarias para paliar sus menor capacidad de negocio. En su caso, compaginando la apertura con sus consultas como nutricionista en Soria capital. «Es la forma de hacer viable la farmacia», insiste. 

Porque a la falta de población se suman un buen número de gastos, como el alquiler del local y los costes energéticos (luz, calefacción) para su funcionamiento. En este sentido, recalca, aunque se valora positivamente el esfuerzo de la Diputación Provincial incorporando una línea de ayudas en su Plan Soria, resultan «muy insuficientes» para conseguir  la pervivencia de las farmacias rurales. En este sentido, considera el vocal del Colegio de Farmacéuticos, sería preciso que todas las administraciones, desde los ayuntamientos a la Junta de Castilla y León y el Gobierno de España, se implicasen y trabajaran de forma conjunta. 

en defensa. Esta misma semana el Ministerio de Sanidad y el Consejo General de Farmacéuticos suscribieron en Briñas (La Rioja) un protocolo en defensa de la farmacia rural para convertir éstas en centros donde la población pueda recibir información, pero también realizar trámites para acceder a los recursos sanitarios. «Estamos abiertos a que se reconozca la atención domiciliaria y colaborar en otros aspectos con el sistema de Salud» con servicios profesionales remunerados, añade Borobio. «Tenemos mucho potencial» y, asegura, demuestran cada día su atención personalizadas.