Plan B para el verano

Ana I. Pérez Marina
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Los alojamientos rurales sorianos empiezan a notarlo ligeramente en reservas y consultas. Confían en que mejore con el cambio de fase

Plan B para el verano - Foto: Eugenio Gutiérrez MartÁ­nez

‘Las reservas de casas rurales para verano se disparan como alternativa a la playa’. Es un titular del portal escapadarural.com, basado en una encuesta realizada a 17.000 propietarios en los primeros días de mayo. «Las prerreservas para verano se han más que duplicado, con un crecimiento del 122%, y ya se acumulan más de 7.000 peticiones en una semana, de las que un 35% son para julio y un 38% para agosto. Los destinos más solicitados son Andalucía, con un 32% de las peticiones, seguida de Cataluña (21%) y Madrid (9%)», recalcan desde esta plataforma.

Sin embargo, la coyuntura del turismo rural en la provincia de Soria dista, por el momento, de esta realidad. Consultas se reciben, también quien ha trasladado su reserva de Semana Santa o de los puentes de mayo para el verano, y sí se percibe cierto incremento en los días de estancias ya reservadas con anterioridad a la crisis de la pandemia. Sin duda, son señales positivas, pero no tan halagüeñas como para vaticinar a estas alturas que vaya a ser un gran verano y, desde luego, no para salvar las pérdidas de cuatro meses sin actividad.

Soria sigue en la fase cero. Madrid también. Los alojamientos rurales sorianos se nutren, fundamentalmente, de madrileños. «La realidad es que se espera una ocupación interesante en turismo de interior y de naturaleza», reflexiona Beatriz Calavia, presidenta de Tursoria, asociación que aglutina a las 371 casas rurales de la provincia. «A partir del lunes, con el cambio a la fase 1, seguro que cambiará la perspectiva», añade. Por el momento, los alojamientos de turismo rural han anotado más anulaciones que nuevas reservas para los próximos meses. 

Por el movimiento que se está produciendo en otras provincias que están más avanzadas en la desescalada, Beatriz Calavia confía en que esa misma tendencia pueda producirse en Soria. De hecho, las casas, posadas y apartamentos rurales ya se están preparando a las exigencias sanitarias. «Luego irá todo rápido», considera la presidenta de Tursoria.

Beatriz Calavia es propietaria de La Chascona, en Pedrajas. Marzo se preveía un buen mes de ocupación, no digamos abril con la Semana Santa y mayo con los puentes en Madrid. «Desde marzo hasta otoño la ocupación siempre es importante», matiza. Así que, desde Tursoria, se han volcado para ayudarse unos a otros y dar todas las facilidades a los clientes en anulaciones o cambios de fechas. 

«Ahora nos toca acondicionar las casas, invertir en mascarillas, geles, virucidas, máquinas de ozono para desinfectar... es todo un añadido. Tenemos que ofrecer un turismo con todas las garantías sanitarias, que los clientes estén seguros. Y nos tenemos que proteger nosotros y proteger a nuestros pueblos. Ante todo Tursoria quiere incidir en esto, en cuidar a nuestros pueblos, son nuestra vida y la de nuestros negocios», destaca.

La nueva Junta Directiva de Tursoria, que encabeza Beatriz Calavia, tomó posesión en febrero, poco antes de la explosión del la COVID-19. La presidenta de Tursoria pone el acento en que están todos los alojamientos de la provincia, porque en la asociación no se exige cuota como tal, ya que la idea es «avanzar juntos» y prestarse ayuda.

Aunque el turismo rural sea una segunda fuente de ingresos para estos pequeños empresarios, «tenemos ahí nuestros ahorros y hemos invertido» por lo que lucharán por ello. «El mundo rural es austero, sabe vivir de su pueblo y aguantaremos el tirón».  

profesionalidad. «El turismo rural saldrá reforzado de todo esto y va a haber más profesionalidad», advierte el propietario de El Vallejuelo (Cueva de Ágreda), Jesús Jiménez. En su caso, este establecimiento está dotado con seis habitaciones triples con baño completo individual, además de un albergue rural para diez personas. «Cada casa rural tiene sus propias características, entiendo que el más pequeño alquilará más porque no dependes de otro grupo», matiza.

Antes de la crisis sanitaria, en El Vallejuelo ya contaban reservas de cara a julio y agosto. En un caso,  han devuelto la fianza a los clientes, ya que era un grupo procedente de Nueva York con la idea de pasar una semana en agosto al abrigo del Moncayo. 

Nuevos clientes llegan con cuentagotas. «Este fin de semana llamó un grupo para la primera semana de septiembre, pero ya la tenía apalabrada con otros desde antes del confinamiento, y otros dos llamaron, animados, pero no confirmaron. Lo que se está diciendo en los medios sobre las casas rurales, aquí no ha llegado [...] Puede que haya aumentado en Madrid, Vizcaya o Valencia, pero gente de la misma provincia », sostiene. Madrid representa «el 40%» de la clientela y madrileños y sorianos aterrizaremos más tarde en la ‘nueva’ normalidad, mientras que comunidades limítrofes como Navarra o Aragón están en la fase 1 desde el 11 de mayo.

contención. Juan Carlos Rodríguez cuenta con cuatro establecimientos de turismo rural en El Valle, dos en Aldehuela del Rincón y dos en Sotillo del Rincón. Reconoce que dentro del sector de la hostelería, el turismo rural «no lo va a pasar tan mal», pero tampoco cree que se vayan a disparar las reservas. «Con esta crisis la gente va a volver a los pueblos, pero a sus casas, a las de la familia, y estarán más tiempo. Y en las casas rurales agosto siempre ha sido bueno en Soria, pero no sé si se va a notar mucho más», aduce. Desde luego no para salvar más de cuatro meses de pérdidas.

También considera que lo tendrán más fácil los alojamientos de menos plazas, que puedan reservar familias, que no más grandes de alquiler completo, que suelen alquilar grupos de amigos. «Hemos recibido alguna llamada y preguntan si se devuelve la reserva. Hasta que no cambiemos de fase no lo vamos a ver, en seguida notaremos si suben las reservas», señala. 

ampliación. Julia de Miguel regenta dos alojamientos en Abejar (El Molimiento y La Atalaya). Una de las casas la tiene ya completa para todo agosto y la otra, la mitad. «Son reservas que teníamos de hace tiempo y alguna sí ha llegado la semana pasada», explica. Cuenta el caso de unos clientes que tenían concertada la primera semana de agosto y hace unos días ampliaron con las dos últimas semanas de julio. «Son ocho personas, padres, niños y abuelos. Ya habían estado. Han decidido pasar aquí el verano», puntualiza.

En el mes de julio, que suele ser «más flojo», puede que aumente la clientela respecto a otros años, pero dependerá de «si vamos bien con las fases» de la desescalada. «Creo que el turismo rural sí va a ser una alternativa a la playa», apunta.

incertidumbre. «Algunos clientes han movido fechas, pero no tienen claro que vayan a venir. Solo tenemos una reserva nueva para agosto», comenta Mónica Álvarez, propietaria de dos establecimientos en Cabrejas del Pinar. Lo que tiene claro es que pondrá en marcha este verano las instalaciones de alojamiento, pero no así el bar y el restaurante, ya que considera que «no compensa con todos los requisitos» exigidos. «Estamos aún en  la fase cero y hasta que la gente no vea que se puede mover... Igual llega todo de golpe, pero lo veo difícil», estima.

alguna llamada. «Tenemos alguna llamada, pero los turistas tienen dudas. Estamos en un momento en el que no se pueden tomar decisiones», a juicio de Asun Medrano, de la casa rural El Casillo, en Vinuesa. En este caso, mantienen la ocupación de agosto que ya estaba acordada antes de la emergencia sanitaria del coronavirus, pero admite que «otros años, a estas alturas, ya teníamos clientes para julio». La evolución en la desescalada es fundamental para la temporada del turismo rural. «Todo esta en función de este tema», reitera la propietaria.