Atención Primaria, barrera al Covid

Ana I. Pérez Marina
-

'El Día de Soria' visita el centro de salud Pinares-Covaleda, listo para implantar el triaje, el doble circuito y las medidas asistenciales

Atención Primaria, barrera al Covid - Foto: Eugenio Gutierrez M

A primeros de abril la Zona Básica de Salud (ZBS) Pinares- Covaleda lanzó su particular S.O.S. al situarse como el área con mayor índice de contagio del SARS-CoV-2 en la provincia de Soria, con más de 120 personas afectadas en ese momento. También fue en la comarca donde primero saltó la alarma en marzo, antes de que nos confináramos en nuestros hogares. Los últimos datos del Registro Medora indican que en esta ZBS se contabilizan 243 afectados por COVID-19, el 7,26% respecto al total de tarjetas sanitarias; cinco casos nuevos respecto a la jornada anterior; 76 activos; y un total de 161 PCR realizadas, con 60 resultados positivos.

Aunque de las 14 Zonas Básicas de Salud de la provincia, Pinares-Covaleda sigue presentando el porcentaje más elevado de contagio, la situación actual poco tiene que ver con los momentos más críticos de la emergencia sanitaria. «Aquí empezamos muy fuerte y ha mejorado bastante por la vigilancia, el seguimiento de los casos y el confinamiento», explica el coordinador médico del centro de salud Pinares-Covaleda, José García, instalación que visita El Día de Soria para conocer cómo se ha planificado la asistencia de lo que será la ‘nueva’ normalidad en Atención Primaria. Javier Iglesias, director médico de Atención Primaria de la Gerencia de Asistencia Sanitaria de Soria (GASSO) se ha desplazado hasta el centro pinariego para comprobar in situ cómo se aplicarán los protocolos: triaje, doble circuito COVID-no COVID y cita previa telefónica. «A partir de junio tiene que estar funcionando», recuerda. Previamente, ha estado en el centro de salud de San Leonardo de Yagüe y admite que las condiciones arquitectónicas de un edificio y otro nada tienen que ver a la hora de implementar estas medidas. El de Covaleda es un centro prácticamente nuevo, funcional y con espacios suficientes y amplios para garantizar la seguridad de pacientes y personal, mientras que las deficiencias estructurales en San Leonardo son de sobra conocidas, así como la demanda desde hace años de la construcción de un nuevo centro de salud que sustituya al actual, que se remonta a la década de los años 50 y arrastra no pocas carencias.

cambios. El coordinador médico del centro de salud Pinares-Covaleda, José García, y la responsable de Enfermería, Carmen Muñoz, nos guían en el edificio para explicar los cambios que se introducirán una vez que se retome la actividad ordinaria. A la entrada se sitúa el despacho de la trabajadora social que se transformará en la zona de triaje que estará atendida por personal de enfermería, mientras que en ese mismo área se localiza una sala de espera, en la que la mayoría de los asientos se inutilizarán, ya que toda la atención se realizará con cita previa. En caso de que se detecte un posible COVID, el paciente tendrá que salir del centro y acceder de nuevo por la puerta de Urgencias, donde lo que hasta ahora era el box de ‘observación’ se dedicará en exclusiva para COVID, mientras que la sala de ‘emergencias’ mantendrá su uso para acometer las urgencias ordinarias, es decir, no COVID. Básicamente, estos son los cambios físicos que se plantean en este centro de salud.

«Desde el principio hay un doble circuito COVID-no COVID. Todo va a ser vía telefónica con cita posterior, por lo que hay que habilitar una consulta de triaje para que la enfermera decida cuándo, cómo y dónde se ve al paciente. Si es COVID o sospecha de COVID tendrá que acceder por Urgencias; si es no COVID, pues a la planta de arriba donde están las consultas», sintetiza García.

El centro de salud Pinares-Covaleda atiende 3.347 tarjetas sanitarias de Covaleda, Duruelo de la Sierra, El Quintanarejo, Molinos de Duero, Montenegro de Cameros, Salduero, Santa Inés y Vinuesa. Contempla medicina familiar, pediatría, cirugía menor, fisioterapia, matrona, sala de extracciones, trabajadora social, veterinario y ambulancia de Soporte Vital Básico.

«Somos seis médicos zonificados, dos en Vinuesa, dos en Covaleda y dos en Duruelo de la Sierra, más dos médicos de área que se ocupan de las guardias, el personal de pediatría, fisioterapia, trabajadora social, administración, matrona, enfermería, celadora, auxiliares...», enumera el médico.

En enfermería son seis las profesionales que forman parte de la unidad. «Para el triaje, en enfermería se establecerán turnos por horas, por días, ya lo iremos viendo en el centro», apunta Carmen Muñoz.

En este sentido, Iglesias reitera que «todo paciente tiene que venir citado», sistema que ya funcionaba en el centro de salud de Covaleda, pero que tendrá que aplicarse en consultorios, donde hasta ahora ase acudía directamente y se pedía la vez. «En los consultorios de los pueblos es imposible separar las zonas, algunos no tienen ni sala de espera. Todo va a ser previamente hablado con el médico o la enfermera para descartar COVID y siempre se atenderá con cita y hora, nada de dar la vez», resume el director médico de Atención Primaria.

Asimismo, para acceder a cualquier espacio sanitario es obligatorio llevar mascarilla y la desinfección de manos con hidroalcohol en la entrada, advierten.

calma. Después de superar los peores días de la pandemia, el coordinador médico de Pinares-Covaleda admite que se respira cierta calma, una vez que ha cedido notablemente la expansión del virus. «Al principio era algo completamente nuevo, fue un ‘boom’, nos llegó todo por sorpresa. Estuvimos saturados a todos los niveles. Ni la cabeza ni el teléfono daban para más. Ya estamos más tranquilos», explica el doctor José García. 

En este sentido, Iglesias menciona que en esta Zona Básica de Salud se contagiaron tres médicos, por lo que agradece que «sin decirlo, los que no hacían guardias se pusieron a ello», trabajando todos los días, incluida Semana Santa.

«Lo más duro era informar todos los días a los familiares. Yo tuve una eclosión muy gorda en la residencia de Vinuesa. Veías la placa de los pacientes, estaban muy mal, algunos no eran tan mayores y era durísimo hablar con la familia», lamenta el coordinador médico de la zona.