Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


La confesión

10/04/2022

La teoría del doble rasero tiene muchos adeptos en España. Son todos aquellos a los que afecta la lupa escrutadora cuando hay que juzgar, o más bien sentenciar en plaza pública, comportamientos cuestionables que en casos similares ni siquiera son tenidos en cuenta. La pena del telediario de la que habrán escuchado hablar muchas veces tiene favoritos, siempre ha habido clases. La muestra más evidente la hemos tenido hace unos días, al escuchar las palabras de una de nuestras actrices más importantes en los últimos treinta años. Maribel Verdú, que turbó nuestros sueños juveniles, es una de las profesionales más respetadas del panorama artístico español, en concreto de un cine patrio que no sale de su caparazón monotemático, y al que se sale del guión no le llueve ni una sola subvención, ergo no es capaz de rodar durante años. La Verdú, comedianta y versátil como pocas en el cine europeo, dijo en un programa de televisión que ella y a busn seguro la mayoría de las actrices españolas han sufrido acoso sexual, hostigamiento asqueroso por parte de jefes aprovechados para vencer su resistencia a cambio de progresar en su carrera artística. Lo mismo que confesaron en Hollywood decenas de mujeres por lo que la carrera de muchos empresarios, directores y actores se precipitó por la pendiente justiciera del #metoo.

Como a buen seguro el lector no conocerá estas casi clandestinas manifestaciones, las reproducimos por su interés. Preguntada sobre si había sufrido acoso sexual alguna vez, dijo: "Sí, y no conozco a ninguna mujer a la que no le haya pasado, que no haya tenido que soportar barbaridades. Que, de repente, has llevado a juicio, como fue mi caso hace muchos años. Que se te coloque un señor con el paquete detrás y saber que lo está haciendo adrede da mucho asco". Pocos se han enterado, porque sobre la "industria" del cine (Hollywood sí que era una industria…) hay un manto idealista que no cuadra con cualquier mejunje parecido a los abusos machistas contra las mujeres. Misteriosamente, la noticia, el notición más bien, ni siquiera apareció los días siguientes en los siempre activos y denunciantes informativos de la cadena que había ofrecido la entrevista.

La confesión habría resonado en los cuatro puntos cardinales mediáticos con rasgamiento de vestiduras incluido en las tertulias y en los artículos de opinión en caso de que el ámbito social en que se hubiera producido fuera otro, pongamos por ejemplo la Iglesia. Como todos sabemos, solo en la Iglesia ha habido acoso sexual, abusos y pederastia en el último siglo, dignos de ser investigados, aireados y que sirvan para masacrar diariamente a los responsables de la institución. Ni en los centros de menores tutelados, ni en los aledaños de algunos gobiernos territoriales, ni en el cine español ocurrió nunca lo que Maribel Verdú ha relatado sencillamente porque nadie lo amplifica.