Insectos y algas para garantizar el abastecimiento

SPC
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El creciente cultivo de nuevos alimentos es una alternativa, junto a las nuevas tecnologías, para proteger la seguridad alimentaria mundial ante el cambio climático y el aumento de la población

Insectos y algas para garantizar el abastecimiento

La situación actual del mundo está suponiendo un toque de atención para Europa, un continente en el que se pensaba que el desabastecimiento o los refugiados eran cosa del siglo pasado. La guerra en Ucrania deja claro que nada es seguro y los precios de los carburantes y algunas materias primas agrícolas son un buen reflejo de ello. Se ha comprobado que la falta de algunos alimentos sigue siendo un potencial problema si se dan las circunstancias adecuadas.

Por otra parte, desde hace décadas se está comprobando cómo las técnicas de intensificación de la producción agroalimentaria para poder atender la demanda mundial «han dañado gravemente el medio ambiente», según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), a través de los pesticidas, la deforestación o el agotamiento de los recursos hídricos. Por eso la FAO ha publicado un informe llamado «Pensar en el futuro de la seguridad alimentaria» en el que se insta a que los países planteen alternativas que permitan el abastecimiento de comida saludable, pero respetando el medio ambiente, una coyuntura a la que quieren dar respuesta las nuevas tecnologías y alimentos alternativos, que tras su creciente uso deben ser estudiados y regulados con protocolos.

Entre esas alternativas se encuentra el cultivo y consumo de algas, medusas e insectos comestibles. Se trata de una tendencia al alza que está ganando interés por su «valor nutricional y sostenibilidad», además de los costes reducidos de producción, ya que por ejemplo, las algas no necesitan de fertilizantes o el cultivo de insectos no produce gases invernadero. En cualquier caso y como ocurre con cualquier producción agroalimentaria, varios estudios científicos han demostrado que si no se cultivan y se conservan en entornos regulados, estos alimentos, que ya se consumen habitualmente en regiones como Asia y África, pueden ser perjudiciales para la salud por contener bacterias o metales pesados.

Insectos y algas para garantizar el abastecimientoInsectos y algas para garantizar el abastecimiento - Foto: MADE NAGISegún explica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los insectos están incluidos en la definición de "nuevo alimento", por lo que cualquier operador que quiera comercializar insectos para alimentación humana en la Unión Europea debe presentar una solicitud para que pueda ser incluido en la lista de nuevos alimentos. Puede hacerse de dos maneras: acreditando que el insecto en cuestión forma parte de la dieta tradicional de un país tercero durante al menos 25 años y posee un historial de uso alimentario seguro; si el insecto en cuestión no cumple los requisitos anteriores el operador tendrá que seguir el procedimiento de autorización de nuevo alimento.

Antes del Reglamento de nuevos alimentos ya había países europeos que toleraban la venta de insectos. Sin embargo, con la entrada en vigor de esa norma, las empresas que comercializan estos insectos se vieron obligadas a presentar una solicitud para su inclusión en la lista de la Unión Europea, como requisito para poder seguir vendiéndolos. Desde entonces, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha recibido un gran volumen de solicitudes, entre las que se incluyen variedades de insectos comestibles, indican desde la OCU.

Aparte de ofrecer una fuente de alimento alternativa para las personas, los insectos pueden utilizarse también para alimentación animal, un aspecto que se antoja importante ahora que la llegada de materias primas para piensos está comprometida con la guerra en Ucrania. Asimismo, estas instalaciones son capaces de producir biofertilizantes de alta calidad y la propios insectos se pueden alimentar con subproductos vegetales de otros procesos ganaderos o industriales, lo cual los convierte en un eslabón importante para conseguir una auténtica economía circular al aprovechar materias de poco valor e introducirlas de nuevo en la cadena alimentaria en forma de alimentos proteicos de calidad.

Y otra ventaja que ofrecen las harinas de insectos para la fabricación de piensos es su, hasta el momento, estabilidad en los precios. Los ganaderos no se verían obligados a depender de productos cuyas cotizaciones, en las actuales circunstancias, se han revelado como muy volubles.

 

Tres especies permitidas en la UE.

En mayo del año pasado se aprobó por primera vez en la Unión Europea el uso para alimentación humana de una especie de insecto: el Tenebrio molitor. El también llamado gusano de la harina puede consumirse como insecto entero y desecado en forma de aperitivo o como ingrediente en una serie de productos alimenticios. Seis meses después se permitía también el consumo de langosta migratoria (Locusta migratoria), bien congelada, bien desecada o bien en polvo. Por último, hace menos de un mes el grillo doméstico (Acheta domesticus) se convertía en el tercer insecto autorizado para consumo humano en la Unión Europea, también desecado o en polvo. Todos ellos son consumidos habitualmente en otras partes del mundo y parece que los europeos tendremos que acostumbrarnos a verlos en las estanterías de los supermercados.