El coronavirus llena otra vez la UCI de Soria

Nuria Zaragoza
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El gerente asume que en unos días se apreciarán las consecuencias de la Semana Santa, si bien confía en que será más atenuado porque «ya había más gente vacunada»

El coronavirus llena otra vez la UCI de Soria - Foto: Eugenio Gutiérrez

El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, confirmaba esta semana en rueda de prensa que «estamos en la cuarta ola de la pandemia» y lamentaba que «no podemos frenar lo que ya pasó», en referencia a los contagios ‘heredados’ de los festivos pasados, el puente de San José (19 de marzo) y la Semana Santa (a principios de abril). En Soria, resulta complicado saber si estamos en la cuarta ola ya o seguimos en la tercera, porque el contagio en ningún momento ha bajado lo suficiente como para considerar que hemos llegado a la denominada zona de meseta. De hecho, el gerente de Asistencia Sanitaria de Soria, Enrique Delgado, habla de evolución de «repuntes», sin entrar a concretar en qué rebrote nos movemos. Sea como sea, lo cierto es que todo movimiento social tiene su efecto en el contagio y, en estos momentos, estamos recogiendo lo ‘sembrado’ en las semanas pasadas, lo que tiene su efecto en el número de enfermos, que no cesa, y en la presión asistencial, con una UCI al límite por culpa del virus y una hospitalización en planta que no logra bajar de las 20 camas ocupadas por la COVID-19. 

«En Soria tenemos una situación curiosa. Hemos mejorado algo desde el punto de vista epidemiológico y ha descendido en los últimos días un poco la incidencia, pero estamos estancados en el entorno de los 250 casos por 100.000 habitantes en los últimos catorce días, lo que es un dato elevado. Al mismo tiempo, estamos observando el efecto de las vacunas, lo que genera mucha esperanza ya que en estos momentos no tenemos personas mayores que ingresen en el hospital por el virus, ni de residencias, ni mayores de 80 años, y muy pocos de más de 70 años. También está empezando a bajar ya la hospitalización en mayores de 60, pero el problema es que tenemos muchas personas ingresadas por debajo de los 50 años, y la presión en el hospital no baja», sintetiza el responsable sanitario sobre la situación actual. Desde su punto de vista, es el efecto «del puente de San José, que hubo un repunte de casos». Falta por llegar, avisa, la consecuencia de la Semana Santa. Delgado aventura que se notará «a partir del fin de semana que viene», si bien confía en que «será menor» el daño porque «en Semana Santa ya nos pilló con más personas vacunadas». 

En este sentido, destaca la rápida evolución de la vacunación en la provincia, donde «más del 33% de la población ya cuenta con al menos una dosis de la vacuna y el 16% ha recibido ya el ciclo completo». «Ahora más del 50% de la población mayor de 60 años está ya vacunada», destaca.

En esta misma línea, el vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, aseguró que ya están seguros de que no habrá un crecimiento de la incidencia del COVID-19 por Semana Santa como la que se registró después de las pasadas Navidades. De hecho, aseveró que el crecimiento «discreto y continuo» se ha visto frenado y ha iniciado un «leve descenso».

la uci, al límite. Al no bajar el contagio, siguen ingresando enfermos en el hospital, lo que se traduce en que la presión asistencial no cesa desde hace meses en el complejo asistencial de Soria. Ni en planta, donde hay una veintena de pacientes COVID ingresados, ni en la UCI, donde sufren la situación más complicada, con once pacientes con el virus críticos. 

Las diez camas iniciales que había en la UCI del Santa Bárbara se ampliaron hasta los catorce puestos fijos en verano, pero no ha sido suficiente para atender las necesidades de la pandemia. Desde noviembre la UCIpermanece extendida en la zona de REA (reanimación) y, si bien es cierto que la ocupación de este espacio ha ido variando según la presión asistencial (en algunos momentos se han ocupado tres puestos de REA y en otros han llegado a ocuparse hasta nueve), lo cierto es también que esa ocupación de la REA tiene sus consecuencias directas en la actividad ordinaria, ya que obliga a suspender actividad quirúrgica. El resultado: las listas de espera (y los tiempos de demora) no dejan de crecer. Al cierre de 2020 había casi un millar de pacientes en Soria esperando una intervención, con un tiempo medio de espera de 141 días. Un año antes eran 681 pacientes y 57 días de tiempo medio. 

actividad aplazada. «Seguimos con la UCIextendida. Necesitaríamos recoger la UCI y volver a la estructura normal, pero en estos momentos es imposible. Ahora tenemos 17 puestos de UCI (con parte extendido en REA), pero con la previsión de ampliar en el momento en que sea necesario. Tenemos cierta flexibilidad y eso ayuda, pero no vamos a ampliar más de 25 puestos porque, si no, ya reduciríamos nuestra calidad asistencial», explica Delgado.

Sobre las consecuencias de esta situación en la actividad quirúrgica, reconoce, «desde marzo del año pasado nos vemos afectados». «Cuanto más ocupada está la UCI, se ocupa la REA, y se opera menos. Es inevitable. Pero ya no es por una cuestión de sitio, es por seguridad, porque si el COVID está circulando en el hospital nos obliga a plantearnos el riesgo/beneficio para el paciente», explica. 

En estos momentos en los que la ocupación de la UCI ha crecido, el efecto ha sido inmediato y, desde el lunes, la Gerencia se ha visto obligada a aplazar actividad quirúrgica. «Teníamos previstas 120 intervenciones para esta semana, que es más de lo habitual porque habíamos intentando agilizar para recuperar la lista de espera, y hemos anulado aproximadamente el 21%. Se ha conseguido mantener el 80%», resume. Más allá de lo que supone en términos estadísticos en cuanto a seguir engrosando las listas de espera quirúrgicas, Delgado destaca la desazón que supone «llamar a una persona que tenía ya programada su operación para decirle que se anula y tiene que esperar. Duele mucho», admite, si bien insiste en la necesidad de sacar adelante la actividad con las máximas garantías y reduciendo los riesgos de contagio. 

El «agotamiento» es ya generalizado tras trece meses de pandemia, asume el gerente, y reconoce que especialmente el personal de UCIy Anestesia, que se encargan de los pacientes críticos, viven una situación compleja porque «acumulan mucho trabajo, mucho esfuerzo, muchas guardias... y se acumula también la desesperanza de no ver el final». 

No obstante, él aboga por mirar el futuro con cierto optimismo y confía en que el avance de la vacunación permita acabar con la pandemia. «Estoy convencido de que esto se está acabando», asegura esperanzado, justificando sus palabras en que, «con las vacunas, vamos a poder recuperar la vida normal». Eso sí, advierte, para llegar a ese paso es necesario todavía conseguir una inmunidad de grupo, por lo que emplaza a la población, especialmente a los que no están vacunados, a «tener cuidado y tomar todas las medidas preventivas, especialmente evitar interiores sin mascarilla».  Conseguir ese objetivo depende también, reconoce, de que lleguen las dosis necesarias para vacunar a la población y, admite, «me temo que el ritmo bajará en los próximos días. Porque aquí la próxima semana empezamos con las segundas dosis de los mayores de 70 y porque llegarán menos vacunas», lamenta.