Ven a sentarte y piensa qué te aporta un pueblo

A.I.P.
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Castejón del Campo lidera una original iniciativa en la que las sillas, transformadas y con mensaje, son las protagonistas como símbolodel «asentamiento» que urge el medio rural de la provincia

Ven a sentarte y piensa qué te aporta un pueblo

Ni resignación, ni conformismo, ni aquiescencia, ni derrotismo, ni pasividad... forman parte del discurso de un remoto pueblo del Campo de Gómara, con apenas una decena de empadronados y un par de casas abiertas durante el invierno. Se trata de Castejón del Campo, aunque para ser concisos la actividad en la que ya se haya inmersa esta aldea agrícola tiene nombre y apellidos: Ana Sánchez Carrasco. Ella es la impulsora de la mayor parte de las iniciativas que permiten que este pueblo siga con vida y los lugareños, los habituales y los que eligen este destino para fines de semana, festivos y vacaciones estivales, puedan disfrutar de un espacio de juegos, del cine de verano, de la antigua fragua convertida en merendero, de la escuela-museo o del centro social.  
Son pocos, pero se implican. No solo los de Castejón del Campo, también los de Esteras de Lubia, Buberos... los pueblos del entorno, a los que, precisamente, se ha hecho un llamamiento para que participen en una original propuesta en torno al «asentamiento» en el medio rural de lo que ya todo el mundo conoce como España vaciada. El protagonismo simbólico es para las sillas, todas aquellas que quieran aportar los habitantes de la zona, pintadas, decoradas, con mensaje, antiguas, ‘vintage’, nuevas, tronas... cualquier modelo sirve, siempre y cuando estos elementos resistan el peso vital de cinco minutos de reflexión sobre lo que supone desarrollar un proyecto de vida en un pueblo, en el medio rural del que tanto se habla en materia de políticas demográficas.

Así, Ana Sánchez Carrasco, a través de Proynerso (Proyecto Noreste Soria), ha enviado cartas promocionales invitando a las localidades de la zona a que los vecinos envíen sillas y, a ser posible, incluyan algún texto. «Lo que queremos reflejar es el asentamiento. Queremos asentar población dinámica, culta, inteligente, capaz… que es todo lo contrario a crear pobreza. Tenemos sol, campo, tierra, internet..., arreglar una casa cuesta mucho menos que en una ciudad, de forma que emprendedores y universitarios pueden montar en nuestras salas de internet sus propuestas, y van a pagar mucho menos y se pueden asentar aquí. Es gente inteligente que con  las redes no les hace falta mucho más. Las instalaciones se dejan gratis. La exposición pública  que puede alcanzarse es muy grande», relata la impulsora.

Lo que se pretende poner en marcha es una especie de banco del tiempo, para demostrar que la «rentabilidad» del tiempo en una macrourbe como Madrid y el coste de la vida poco tienen que ver con la proporcionalidad  temporal y espacial que garantiza un pueblo.

Por los rincones de Castejón del Campo ya se pueden encontrar algunas muestras, totalmente diferentes, de sillas que formarán parte de esta curiosa expresión popular. Frente a la iglesia de Santa Eulalia están colocadas dos sillas vestidas con prendas típicas de mujeres y hombres de campo, una propuesta que estéticamente poco tiene que ver con la silla de los pompones que está ubicada frente a la casa de Joaquín y Concha, o la antigua trona cerca de la vivienda de Eugenio, el padre de Ana, o la silla amarilla en la que se ha escrito el dicho popular: ‘Agua que no has de beber, déjala correr’, y que se ha ubicado frente a la pared que resiste aún en pie de una edificación en ruina y sobre la que se proyecta un  mural artístico, un grafiti que representará a dos turistas y que también se espera que esté listo para mediados del próximo mes.

«Queremos el 16 de agosto que toda la gente venga a Castejón del Campo, donde se colocarán carteles de todos los pueblos. Nos pararemos a pesar qué nos aporta un pueblo, invitaremos a todo el mundo a que reflexione sentado la silla que le toque y habrá una puesta en común de todos con micrófonos», cuenta Ana Sánchez.

A su juicio, es necesario darle la vuelta a la tendencia de poner de manifiesto lo negativo, las carencias del entorno rural, lo que le falta, y es el momento de poner de relieve las ventajas que ofrece un pueblo.

 

COSA DE MÁRKETING. «Hay que dejar de ver la pobreza, lo que no tenemos, y ver lo que tenemos como un producto de márketing, estoy empeñada en ello. Los alcaldes tienen que ser capaces de ver sus pueblos como un producto de márketing», reitera.
Mientras Ana Sánchez desgrana sus ideas, los nonagenarios Joaquín y Concha posan para la foto y explican que, aunque residen habitualmente en Zaragoza, vienen a pasar el verano a la casa del pueblo [de Concha, porque Joaquín es de Santa María de las Hoyas, donde también tienen vivienda] y, en seguida, acude una familia de Esteras de Lubia con la silla que tienen intención de aportar para esa puesta en común sobre el asentamiento demográfico prevista para el día de la fiesta del pueblo, que también coincide con el cumpleaños de Joaquín (91 años).

Por ahora ya cuentan con una veintena de sillas y esperan acumular muchas más para la puesta en escena, ya que son decenas de vecinos los que se han comprometido a participar activamente con el proyecto.

De esta forma, ese viernes 16 de agosto Castejón del Campo se convertirá en el pueblo de acogida de la comarca y la idea es que colocar las sillas «donde pone el nombre» de la localidad. Como, previsiblemente, habrá más personas que sillas, se conformarán grupos para esos cinco minutos de reflexión sobre las bondades rurales en torno a cómo sería la evolución personal y profesional en un pueblo. «Después habrá una puesta en común con lo que todos hayan pensado sobre el asentamiento en el medio rural», puntualiza la organizadora del acto.

Aunque ya se van viendo los resultados con las sillas expuestas por  las calles de Castejón del Campo, quedan menos de cinco semanas para el gran día. Así que los pobladores del Noreste de la provincia de Soria tendrán que apurarse para completar la colección mobiliaria con fines repobladores.