El Royo, vida más allá del verano

A.P.L.
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Las mujeres se reúnen en el bar cada mañana a las once para comentar la actualidad y, en este caso, celebrar que una de ellas ha sido abuela

El Royo, vida más allá del verano - Foto: E.G.M

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El Royo

Este pueblo conserva todo lo que muchos otros quisieran (sobre todo, servicios) y sus vecinos le dan vida más allá del verano. El entorno mágico en la comarca de El Valle, cerca de los enclaves naturales más visitados, y la devoción a la Virgen del Castillo es lo que muchos royanos coinciden en recalcar. En la plaza, junto al frontón y la iglesia, vemos el cartel con el lema 'Contra la violencia machista. Ni una más', porque la tarde anterior unas 23 personas se concentraron el repulsa por el último asesinato. «Esperamos no tenerlo que poner más...», indica Victoria Aparicio (Viti), concejala y presidenta de la asociación de la tercera edad. Esta leonesa que ha vivido en Bilbao, hace 45 años visitó Soria y se enamoró. Ese sentimiento perduró y decidió trasladarse a El Royo, donde están «de maravilla».

Con ella nos acercamos al bar Berrocal, donde las mujeres se juntan cada día a las 11 a tomar café llegando a ser 15 en los meses de verano. Hoy es un día especial porque celebran que Satur ha tenido una nietecita, Carmen, con las rosquillas que ella misma ha hecho (riquísimas, pero «también le salen así de bien los sobadillos», nos dicen). Ana María nació en El Royo y allí ha vivido siempre. Ahora está jubilada y asegura que está «en la gloria». Lola es de Barcelona, pero está casada con un chico de El Royo y vive allí medio año. «Ha movimiento y tenemos lo necesario, somos poca gente y nos acabamos conociendo todos.Se vive muy bien», indica. Conchi, que llega desde San Sebastián a temporadas, añade que El Royo es un pueblo «muy acogedor y abierto».

Satur, nacida y vivida allí, dice que «ha estado muy a gusto» y «nunca ha faltado de nada (médico, farmacia, supermercado, carnicería, panadería...)». Sí que apunta que «la vida ha evolucionado mucho... es totalmente diferente». Todas las del café coinciden en señalar que les gusta «todo», del Chorrón (donde se han hecho mejoras) y el Hayedo a la Virgen del Castillo, a cuya ermita se sube en julio y abril. Ana Sanz, aunque nació en El Royo se fue a vivir a Madrid. Con la pandemia regresó (casi ni se enteraron y podían disfrutar de la naturaleza junto a casa) y ahora vive a temporadas. 

Las primas Raquel y Carmen -la primera ha permanecido siempre en su querido pueblo aunque es nacida en Vilviestre de los Nabos y la segunda ha retornado desde Barcelona al «paraíso»-hablan de las muchas actividades que se organizan en este pueblo de 260 vecinos empadronados (y unos 120 «roncando»). Con la puesta en marcha del Museo de Títeres (en renovación y que después visitaremos), el fin de semana habrá un taller. Nos hablan del Homenaje al Indiano en verano y del Certamen del Mantón de Manila y la Capa, que se ha retomado con gran impulso y que en la última edición contó con un centenar de piezas. Además, organizan cine-fórum, libro-fórum, exposiciones de pintura y escultura... Todo ello a través de la Asociación Cultural Comunidad del Cintora, que lleva ya 36 años de trayectoria. Y el 31 de diciembre se recupera la San Silvestre.

Desde hace tres este colectivo tiene una nueva junta directiva que intenta aportar más dinamismo y que se ha propuesto que los vecinos conozcan la provincia (patrimonio, gastronomía...) a través de las excursiones. «Es un entretenimiento y además sirve para fomentar la unión», comentan. A ello se suman las jornadas gastronómicas de caza y micología en el restaurante Cintora, un gran referente en la zona y la provincia. En El Royo, apuntan las mujeres, también tienen una asociación micológica y el pasado fin de semana programaron una salida al campo y exposición de setas.

LARA, UNA NUEVA ROYANA/ MILAGROS, DE MADRID A SORIA

Milagros se une a la conversación y comenta que vivía en Madrid pero con su grupo venía a caminar a Soria y se hospedaban en casas rurales. Un día conoció El Royo y pensó comprar una casa y reformarla para venir los fines de semana, pero finalmente decidió instalarse definitivamente. En ella vive desde hace cinco años con sus tres gatitas y puede teletrabajar y de su nuevo pueblo destaca el entorno, la vida tranquila, la gente maja y activa, la cercanía a Madrid (ella va en tren porque el autobús «se ha portado mal en la pandemia»)... Sobre si lo aconseja a otras personas que vivan en grandes ciudades, apunta que «es algo muy personal» y propone mejoras como un transporte más fluido, a nivel europeo. 

En el café también hablan de Lara, la royana recién nacida e hija de Elvira y Juan, todo un orgullo. Es sobrina de María, de Valdeavellano pero que se ha instalado en el pueblo porque su novio es de allí. Son un ejemplo de jóvenes que apuestan por el medio rural «por la tranquilidad, estar en el campo, lo bien que se vive. Eso sí, hay que depender mucho del coche  y te tiene que gustar». Igualmente, la tropa del café nos hablan con ilusión de la empresa puesta en marcha por familias de la localidad: Bosque Soria, que todavía a finales de octubre sigue recolectando frutos rojos por el buen tiempo. «El otro día me decían desde Barcelona que no habían probado unas frambuesas así en su vida», remarca Viti.

carnicería y supermercado

TURISTAS IMPRESIONADOS

Regresamos hacia la plaza, contemplando la buena conservación de las calles y casas (en torno a la mitad son segundas residencias). Allí cuidan mucho las flores de los balcones y los jardines, se nota que el pueblo quiere ofrecer a los visitantes su mejor imagen en cualquier época del año. Una mejora que se ha hecho en esta última legislatura «no se ve porque va por debajo», comenta Viti. Es la canalización de agua. También se han instalado luces LED para un mayor ahorro energético y se han ampliado las farolas en El Royo y todas las pedanías del municipio.

Javier y Begoña, de Mallorca, están visitando el pueblo después de descubrir la ermita de la Virgen del Castillo en el monte (dicen que había pintadas en las campanas) y hacer una ruta de lo más completo por la provincia. Ella estuvo hace 40 años en la Laguna Negra y  Vinuesa (como Viti, casualmente) y le dejó impresionada, por lo que ha querido volver aunque a algunos les haya extrañado la elección del destino turístico. «Nos llama la atención el orden, la conservación, la sincronización de los pueblos. Hemos descubierto cosas inimaginables por toda la provincia (la han recorrido de punta a punta). La gente piensa que esto es desértico, y no. Es paisaje va cambiando por zonas. Hemos visto buitres y ciervos», nos dicen entusiasmados. Lo negativo, la falta de cobertura para ubicarse con el móvil y la escasez de gasolineras, que les hizo recorrer 30 kilómetros con la reserva. 

Junto al gran frontón, en el que hay conciertos y mil juegos, se ubica la carnicería tradicional de Iván Medrano, la tercera generación, ya que la puso en marcha su abuelo Gregorio y después la mantuvo su padre, Juan Antonio. «El invierno es tranquilo», asegura, pero se anima los fines de semana, los puentes y en verano (se quintuplica la población). Por ello, decidió abrir los domingos y descansar los lunes. Trabaja, sobre todo, carne de la zona (ternera y cordero) y embutidos caseros que elaboran en invierno. «Los torreznos tiran mucho, sobre todo desde la marca de calidad», explica. 

Cerca está el supermercado de Ana (la mujer de Gonzalo, el carpintero), que funciona desde 2009 y «tiene de todo». Lleva 50 años yendo al pueblo y 40 viviendo y en estos años ha observado el descenso de la población con tristeza. Comenta la mala cobertura, pero están pendientes de la instalación de la fibra. El verano es temporada fuerte y contrata a dos personas.

el turismo rural

PREPARANDO UN MUSEO ÚNICO

En El Royo hay tres casas rurales y una en construcción, es un destino turístico excepcional. Esperanza Casado nos recibe en La Casona, donde se encuentra preparando las habitaciones para los huéspedes. De la zona de Almazán, esta filóloga experta en traducción que ha vivido en varios países europeos, descubrió el turismo rural en su época de auge y decidió apostar por el sector y rehabilitar una casita en El Royo, cerca de recursos naturales. El apoyo de su familia fue «fundamental» para embarcarse hace 22 años en esta aventura. «Si te gusta lo que hace y tienes fe, sales adelante», indica mientras nos muestra este alojamiento de aire rústico y tradicional en el que llama la atención su cocina antigua con chimenea pinariega, el comedor en las cuadras, las habitaciones abuhardilladas, la cuidada decoración... Hay turistas hasta entre semana, muchos por la caza y la micología que optan por repetir. «Hemos pillado tres crisis» pero quiere seguir ofreciendo calidad a un buen precio.

La última parada son las antiguas escuelas, ahora rehabilitándose (con una ayuda de Diputación) para dar cabida a los espacios de peluquería, podología y fisioterapia, además de la biblioteca y el Museo de Títeres que han preparado Carmen y su hermana María Jesús, una gran experta que ha asistido a numerosos festivales y ha coleccionado piezas de los cinco continentes y de todos los tipos. En breve avisarán de la inauguración de este original espacio que, seguro, tendrá éxito.