Luis Miguel de Dios

TRIGO LIMPIO

Luis Miguel de Dios

Escritor y periodista


Estampidas

11/05/2021

Acabó el estado de alarma y comenzaron las estampidas. Todo un espectáculo lo visto y oído en Madrid, Barcelona y otras ciudades, algunas de esta tierra. O sea, como si, en vez de terminar el toque de queda, hubiese terminado la pandemia. Observando las desbandadas de la madrugada del domingo, la euforia, los abrazos y la ausencia de mascarillas y distancia de seguridad, cualquiera habría podido pensar que ya no hay brotes de covid, que ya no hay gente ingresada, que ya se han vaciado las Ucis, que ya no se producen muertes y que, en fin, la pesadilla ha pasado a mejor vida. En más de una aglomeración madrileña se escucharon gritos de “libertad, libertad”. Ignoro si eran en homenaje a Isabel Díaz Ayuso o para protestar contra Pedro Sánchez o contra ¿quién? Cabe preguntarse, con el máximo respeto, claro, si era ésta la libertad que pregonaba la presidenta de Madrid en la pasada campaña. Da la impresión de que sí, aunque doña Isabel no ha dicho aun esta boca es mía tras los sucesos de la noche del sábado. Las cañas “a la madrileña” pueden tornarse lanzas contra la salud y empeorar la mala situación en la capital de España, pero eso ya importa poco. Lo importante ocurrió el 4-M y ahí está. Y ahora lo importante ha pasado a ser buscar culpables si la situación, como es de temer, se complica. Varias regiones, con Madrid a la cabeza, ya acusan a Sánchez de no prolongar el estado de alarma y de no poner en marcha otros mecanismos legales. Por su parte, el gobierno central insiste en que las comunidades tienen recursos suficientes para recuperar el toque de queda y más restricciones, pero les falta voluntad política para hacerlo; es decir que ni unos ni otros quieren tomar medidas impopulares. Y las que lo han hecho se han encontrado con los tribunales. A unas se lo han autorizado; a otras, no. Y Canarias ya ha recurrido ante el Supremo. Nuevo lío jurídico. Y los que vendrán. Y la ciudadanía sin alarma, pero alarmada. Aunque la vacunación avance a buen ritmo, sigue el miedo. Eso sí con “libertad, libertad”. Todo un alivio. Y el próximo fin de semana San Isidro.