El pabellón de Los Pajaritos contaba con 2.500 asientos llenos y muchas más personas en pie para asistir a la semifinal entre el Río Duero Soria y Melilla. Los celestes buscaban estar en la final para disputar un título que se veía más cercano tras la derrota de Guaguas ante Teruel.

Tras un inicio fulgurante de los de Alberto Toribio con hasta tres puntos de ventaja, Melilla fue limando diferencias hasta ponerse por delante en el momento clave del set (20-21). En ese momento aparecía el brazo de un soriano. Con Lucas Lorente al saque, los locales conseguían dar la vuelta al marcador y sumar el primer set (25-22).

La segunda manga seguía el guión de la primera. Igualdad máxima en cada uno de los ataques. Nadie cedía, sabedores que un mínimo error condenaba a cualquiera a perder la manga. Esta vez apareció el líder en ataque del conjunto soriano. Juan Pablo Moreno se vestía de tiburón una vez más para cortocircuitar a los visitantes. La final estaba muy cerca (25-21).

El partido no se podía escapar. Nadie había podido remontar este resultado en toda la temporada al Río Duero Soria y esta vez tampoco iba a pasar. Con Juan Pablo Moreno y Pelegrín Vargas desatados en ataque y contundentes como nunca (o como siempre) con el saque, los celestes cerraban el partido.

La grada se volvía loca, eufórica, ilusionada con volver a los éxitos que el voleibol dio a Soria en el pasado. Ahora espera Teruel. La España Vaciada en lucha por un título, Los Pajaritos a la espera de hacer historia.