Almarza ha entrado en la lista negra del Procurador del Común por su falta de colaboración. Es la única localidad de la provincia que ha tenido esa deshonra. La oposición tacha a la alcaldesa de ser poco transparente, pero los vecinos le votan. Ahí sigue, sentada en su sillón desde 2011.
Siempre me ha parecido que las listas negras tienen algo de canalla, porque suelen incluir a los más rebeldes, díscolos, incumplidores e indomables. Tienen los canallas una parte entrañable que te hace empatizar con ellos, aunque sepas que viven al margen de la moral e incluso de la ley. Ese rasgo canalla lo utilizan guionistas y escritores para que el espectador y el lector "vaya con el malo",porque es adorablemente perverso.
El negro representa el mal y el pecado por una asociación de ideas con las tinieblas. Es una de las herencias que nos ha dejado la cultura judeocristiana. Aunque el negro no es un color, es la ausencia de color, pienso en el negro de punks y heavys, de las viudas, de las sotanas de los curas, de los Little Black Dress, de los gatos que dan mala suerte, de las puntas de los lapiceros, de las noches sin luna, de los cuervos, de los ojos de Platero, de las arañas viudas negras, de los agujeros del Universo, de la oveja marginada, de las cajas de los aviones, del humor más escabroso, de las togas de jueces y letrados, de las aceitunas, de Antonio Machín y de Tina Turner.
En Soria tenemos una lista negra muy negra, la de los proyectos que se eternizan: autovías, radioterapia, la nueva Escuela Oficial de Idiomas o el Banco de España, entre otros muchos. A veces, muy pocas veces, nos sorprenden y van sacando, con cuentagotas, de esa larguísima lista negra algunas iniciativas: la nueva prisión (abierta a medias), la comisaría, el centro de referencia estatal para dependientes o los 16 kilómetros entre la Venta Nueva y Santiuste que han hecho desaparecer de nuestros viajes al temido Temeroso.
Esta misma semana, también ha salido de esa lista negra la posible recuperación de la Soria Castejón tras adjudicarse por 350.000 euros la redacción del estudio de viabilidad deeste corredor ferroviario que nunca debió cerrarse. Han transcurrido 26 años desde que se produjo el último movimiento para ir dejando aislada a la provincia de Soria en materia ferroviaria después de que también pasara a mejor vida la Santander Mediterráneo en el 85. Resulta realmente frustrante admitir esa involución que sufrió Soria suprimiendo servicios ferroviarios. Mientras que ahora solo podemos viajar en tren a Madrid, en mi niñez también podíamos hacerlo a Burgos, Castejón (Navarra) y Calatayud (Zaragoza). Confiemos en que los 350.000 euros sirvan para poner en servicio uno de esos corredores perdidos y para alentar a la población soriana en esa carrera por mejorar la calidad de vida en la provincia.