"No era una final", se había cansado de repetir Manuel Sevillano, pero el ambiente y la motivación del Río Duero Soria y del público de Los Pajaritos, ponían de manifiesto la importancia de ganar a Almoradí.

Comenzaba el encuentro con Pepe Villalba liderando un gran inicio celeste (5-0) con la llamativa ausencia de Augusto Colito. Con un ataque más repartido los locales pasaban por encima a su rival destacando al mejor bloqueo de la temporada. Un excelso Igor Silva se hacía más gigante si cabe en la red para ser el más destacado de este primer parcial (25-16).

Se igualaban las cosas en la cancha en el segundo set y los celestes cometían sus primeras imprecisiones del encuentro. Era la manga en la que se iba a medir la fortaleza mental soriana.  Poco a poco Almoradí se iba imponiendo (16-20). Manu Salvador se erigía entonces en el mejor arma ofensiva del Río Duero y cuando todo parecía perdido (21-24), los locales se mantuvieron firmes yas dudas visitantes llevaron el partido al desempate (24-24). Los Pajaritos entraba en juego y con cada bola de set de Almoradí llegaba un fallo desde el saque. El Río Duero solo debía esperar su momento y Víctor Méndez daba la vuelta a la tortilla con un gran bloqueo. A la segunda bola de set el conjunto soriano hacía explotar el pabellón (29-27).

Un set como el anterior marca un partido y en esta ocasión no era distinto. El inicio de la tercera manga dejaba las cosas claras (5-1). Los celestes sabían gestionar perfectamente la ventaja y disfrutaban de un tranquilo y merecido final de partido (25-19).

Con estos tres puntos el Río Duero Soria sale del descenso y despeja los fantasmas del inicio de la segunda vuelta.