Llegamos al puente de diciembre con la moral un pelín baja después de que el Numancia haya conseguido solo dos puntos en los tres últimos partidos, pero tranquilos, todo el mundo tiene baches. Lo que me preocupa es que el equipo pierda ese alma de lucha y de garra a la que nos tenía acostumbrados. Se vio en la primera parte de Almería y en la segunda parte aquí frente al Málaga, y eso no puede ser. Hace falta intensidad los noventa minutos para volver a ser ese Numancia que nos tiene enamorados. ¡Calma Numantinos! Porque tenemos un cuerpo técnico que sabe exprimir las virtudes de cada jugador y eso, a la larga, nos hará ser más grandes de lo que ya somos.
Tengo un amigo que me dice siempre. -¿Tú sabes la de capitales de provincia que doblan en habitantes y en infraestructuras a Soria y están en Segunda B e incluso en Tercera? Y tiene toda la razón, debemos valorar lo que tenemos y apoyarlo siempre, aunque vengan mal dadas. Ya están las luces navideñas adornando la ciudad, ahora sólo falta que al equipo se le vuelvan a encender las luces de cara a gol para que la iluminación sea completa. Ya está aquí el puente y el Numancia cogerá el puente aéreo para jugar en Las Palmas. Esperemos que se traigan una victoria inmaculada en honor al día en que juegan y ya proceden de la Península, ojalá metan un gol más o ellos uno menos en honor a su horario y así presumir de que el único puente con baches que queremos es el que cruza nuestro querido y precioso Río Duero.