En un andén del metro de Ventas, en Madrid, hay un cartel enorme con una foto del Paseo de San Prudencio en todo su esplendor otoñal con un añadido: una boca del suburbano con su barandilla, sus escaleras y su señal blanca y roja en forma de rombo con un rectángulo azul en medio en el que pone 'METRO' ; y, debajo, el nombre de la estación, «Soria». Buen reclamo publicitario que recuerda,a los urbanitas de la capital,lo cerca que tienen los bellísimos paisajes sorianos pero, a mí, me ha traído a la cabeza el túnel de Alicia en el País de las Maravillas; ese que lleva a la niña desde una madriguera del jardín de su casa a un mundo de absurdos y paradojas con extraños personajes como el conejo blanco que murmura todo el tiempo que llega demasiado tarde a su destino o la reina de corazones, cacique inmisericorde,  que todo lo arregla al grito de «¡Que le corten la cabeza!». Hay un momento en el que se produce una fuerte discusión entre la reina, el rey y el verdugo sobre si es posible cortarle la cabeza a alguien que no tiene cuerpo como es el gato de Cheshire que puede hacer desaparecer partes de su anatomía hasta quedar reducido a su radiante sonrisa… En fin que me recuerda un poco a Soria.
 A diferencia de los personajes de 'Alicia…' que no pueden abandonar su lugar en el cuento, los sorianos sí pueden salir de aquí y, por eso, si le damos la vuelta al anuncio, hay otro mensaje en él no menos importante :lo cerca que está de Soria el resto del mundo si uno se toma la molestia de coger ese metro o cualquier otro con destino a nuevos horizontes. Nosotros, como Alicia, podemos ir y volver y pasar a través del espejo las veces que sea necesario. Y también, como Alicia, probar todas las pócimas que nos hagan crecer, buscar aliados en el camino y no parar ante los problemas ni antes de llegar hasta el objetivo. En algunos sitios,ya lo han hecho y, gracias a eso, se sabe ,por ejemplo, que Teruel Existe. 
¿Soria existe?