Victoria Lafora

Victoria Lafora


La prota

23/03/2023

La vicepresidenta Yolanda Díaz se ha convertido en la protagonista de la fallida y esperpéntica moción de censura de VOX. Con tono suave, intentando no faltar al candidato Tamames (que a esa hora y después del interminable discurso/mitin de Sánchez, estaba deseando marcharse a su casa) contó su proyecto.
No desaprovechó Díaz la oportunidad de hablar, en nombre del socio de Gobierno, no solo de los logros conseguidos si no de su proyecto "Sumar" que presentará oficialmente el dos de abril. Fue el preámbulo, la descripción de las líneas maestras de la alternativa de izquierdas al PSOE.
Sánchez le brindó la tribuna del hemiciclo porque sabe que si "Sumar" no cala entre los votantes su estancia en Moncloa tiene los días contados. En justo agradecimiento, la vicepresidenta pintó una imagen idílica de las relaciones dentro del Ejecutivo. Retrato poco creíble dado que las ministras de Podemos, Belarra y Montero, que también habían pedido hablar, no tuvieron permiso.
El intercambio de elogios entre Sánchez y Diaz debió poner de los nervios a Pablo Iglesias que mantiene abierto su pulso por las listas electorales y exige primarias abiertas en "Sumar"para que los suyos tengan plaza en primera fila. Viendo ayer a Yolanda Diaz describir el brillante futuro que le espera a la coalición, en un relato de mundos de yupi, el jefe en la sombra de Podemos debía maldecir el día en que decidió nombrarla su sucesora.
La vicepresidenta se describe como una dirigente "nombrada a dedo",situación que no le gusta y dice preferir las primarias. Queda por ver que condiciones pretenden imponer Iglesias, Montero y Belarra para ese pacto que no llega. Así, mientras Yolanda Diaz reivindicó el feminismo como estímulo a la modernidad, la ministra de Igualdad sigue enrocada en su ley de "solo si es si" sin querer dar su brazo a torcer. La respuesta del candidato Tamames no merece comentario, "Mujeres, ahí tenemos a Isabel la Católica", dijo sin ruborizarse.
Abascal se frotaba los ojos viendo que su candidato ni siquiera aplaudió su intervención. Era demasiado arriesgada la jugada y no le ha salido bien. Sus votantes no deben estar muy satisfechos con la campaña de memes que inunda las redes sociales. La política lo último que puede ser es ridícula.
A Yolanda Diaz le queda un largo camino por delante, un centenar de zancadillas que superar, una batalla de egos que ganar; así que el futuro no será tan fácil ni tan glamuroso como lo pintó. Pero, sin duda, aprovechó la ocasión y tuvo su momento de gloria.