Esquilar un rebaño de ovejas, una ruina para los ganaderos

Fernando Orte
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El último pastor de Monasterio cobró el año pasado 5 euros por 1.400 kilos de lana, cuando los gastos de los esquiladores pueden ascender a 1.800 euros

Esquilar un rebaño de ovejas, una ruina para los ganaderos

La primavera es época de esquileo. Un oficio con mucha demanda, a pesar de que la lana casi se regala. Pero es esencial desde el punto de vista sanitario y del bienestar animal para el ganado ovino. La mano de obra nacional escasea por falta de relevo.

En Monasterio, junto a Quintana Redonda, ya sólo queda una explotación ganadera. Está ubicada en el paraje de la Dehesa Lorices. Allí trabaja estos días Mariano Giorno García y su cuadrilla. Es argentino pero de origen soriano, y de su familia de Tierras Altas le viene precisamente este oficio, muy demandado en momentos puntuales del año. "Es un trabajo artesano, muy duro, al principio cuesta aprender a pasar la tijera, las posturas...", reconoce.

De cada oveja pueden llegar a cortar hasta 2 kilos de lana. Su labor es fundamental para el bienestar de estos animales: "Vamos cinco esquilando y un atador", explica. Cobran 1,40 euros por animal. Contando más de 600 cabezas, al ganadero las cuentas no le salen. "De mil a 1.100 euros, más aparte los gastos de las comidas", relata Julián Mallo García, el último pastor de Monasterio, por lo que la factura puede ascender a 1.800 euros. "El año pasado me dieron 5 euros por 1.400 kilos de lana", recuerda. 

Esquilar un rebaño de ovejas, una ruina para los ganaderosEsquilar un rebaño de ovejas, una ruina para los ganaderos

Una auténtica ruina, que se suma a otras razones por las que muchos han dejado este sector: "Los corderos de carne no sacamos el coste de engordarlos, y el pasto, la primavera viene muy escasa por el exceso de calor y la poca lluvia y les tenemos que dar más comida y cuesta el doble que el año pasado".

Pero su amor por un oficio en el que lleva 60 años le hace seguir adelante con su rebaño.