Las ovejas ya no 'vendimian' en la Ribera

Henar Macho
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Pastores y viticultores acordaron hace muchos años evitar el pastoreo enlas viñas tras la vendimia, una recomendación que extiende el Consejo Regulador de Ribera de Duero.

Las ovejas ya no 'vendimian' en la Ribera - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

Desde hace muchos años, en la ribera soriana se sabe que a las ovejas les gusta alimentarse con las hojas que quedan en las viñas viejas después de la vendimia. Por ello, una vez acaba la temporada de recogida de uva, la Denominación de Origen (DO) Ribera de Duero recomienda a sus viticultores que protejan el viñedo ante la práctica del pastoreo y piden colaboración a las administraciones locales ante un asunto que estiman de «gran importancia para preservar la calidad del viñedo» y, por ende, del vino. «Aunque algunas personas lo desconozcan, las hojas que permanecen en las cepas después de la vendimia, son de gran utilidad para la planta, ya que suponen un alto porcentaje de reservas que debe acumular durante el agostamiento para que el desarrollo vegetativo del año siguiente sea óptimo», reza en su comunicado el Consejo Regulador. Mencionan también otro factor «de mucho más riesgo transportado por las cabañas ganaderas, y más concretamente de ganado ovino, que es la transmisión de nematodos en la tierra», es decir, unos organismos de más de 25.000 especies diferentes que puepden parasitar en los animales y en las plantas y ser trasladador «en las pezuñas de unas fincas a otras, con la consiguiente infestación y riesgo denfermedades víricas, imposibles de erradicar en las viñas».

Para conocer la repercusión del pastoreo en el entorno de las viñas de la ribera soriana y su incidencia en la calidad de los caldos, El Día de Soria ha acompañado a unos pastores durante una de sus jornadas habituales en Langa de Duero. Allí encontramos a Joaquín y Javier Redondo, dos hermanos que cuentan con un rebaño de un millar de ovejas y aseguran que el pastoreo en las viñas es una práctica totalmente superada en Soria. «Las ovejas llevan muchos años que no entran en las viñas. De todas maneras, somos una especie en extinción y pronto, no quedan ni pastores ni ovejas», advierte.

En la viticultura tradicional de viñedo en vaso, la práctica del pastoreo en viñas resultaba contraproducente porque deshojaban y despuntaban los viñedos, perjudicando la maduración del fruto. No obstante, apunta este pastor que si las ovejas entran en un emparrado alto y con los alambres altos, se comen las hojas de fácil acceso y no despuntan los brotes porque no llegan a ellos. Además, para pastar en las viñas haría falta organizar el rebaño para tenerlo controlado. No obstante, recuerda que antes sí se hacía pasar las ovejas por las vias. «Menuda limpieza hacían, se comían todo, cenizo, todas las malas hierbas…», y se veía como algo positivo. Algunos expertos consideran el uso estratégico de la ganadería como una herramienta más para la prevención de los incendios forestales.

Otro de los pastores consultados, Saúl Barrio, que saca a sus ovejas por la Sierra de la Pela, y da trabajo a cuatro pastores más augura que en dos o tres años no quedarán pastores en la zona y él sigue prefiriendo pastorear por el monte, «hay muchos problemas con las siembras directas abajo». Por su parte, Francisco Javier de Blas, ganadero y viticultor de Villávaro, recuerda que, cuando las ovejas iban por las viñas, rompían la poda. «Podaban a discreción. Un rebaño grande puede hacer destrozos, perjudicaba a la poda y dejamos de meterlas». Este pastor reivindica el papel del ganado ovino, que se encuentra «de capa caída». «En el monte sí que previenen incendios cuando están bien pastoreados, porque se comen la hierba seca en febrero o marzo». Aunque no se paste en las viñas, el ganado no se ve afectado. «Tenemos sitios para ir y no es necesario», sostiene De Blas que tampoco ha tenido ningún caso de enfermedades transmitidas en las pezuñas de su rebaño de 800 cabezas. «En el campo van de unas tierras a otras y lo que hacen es limpiar. En Matanza, donde no hay ninguna oveja se ve que las tierras echan muchas más malas hierbas. Con la boca y la pisada controlan mucho las hierbas altas que propagan incendios», destaca.

En lazona del Carrascal, donde  nos encontramos, y donde abundan las viñas viejas sorianas que se encuentran bajo el amparo de la DO, el viticultor Camilo Alonso Esteban, nos habla de los riesgos que el considera quetiene el careo de las viñas. «Si una viña está infectada de una enfermedad como el ovidio o la yesca, en las pezuñas pueden pasar a una viña sana y contagiarla, por no hablar de cuando los animales hacen sus necesidades», y apunta a que «quitar la hoja es malísimo porque cuanto más tiempo esté, mejor». Además,señala que si las ovejas no estaban esquiladas antes de entrar al viñedo, los animales podían frotarse en las cepas y dañarlas. «La lana se quedaba entre las podas y en las que están emparradas, si se asustaban, podían preparar una buena». Hoy en día, asegura el viticultor, la amenaza más latente de las cepas son los corzos, los jabalís o los conejos, que son «más difíciles de controlar» y están obligando a vallar con tela metálica las viñas. «El corzo es la m ejor tijera que hay en el mercado», bromea Camilo. Otros remedios que manejan en el gremio es el azufre en polvo u otro tipo de repelentes, como el que ya no está autorizado, el metiltiofanato. «Este año no han hecho mucho daño porque se han entretenido con la hierba. El problema viene en años secos que, como no tienen donde coger verde, van a las viñas».

OFICIO EN RIESGO. Los pastores alertan del peligro de la profesión y aseguran que, en cuestión de pocos años, el oficio desaparecerá. «Ahora mismo el que tiene ovejas es porque le gusta y forma parte de la cultura de los pueblos, pero un día desaparecerá. Si el ganado desaparece no es porque nos hemos vuelto muy señoritos, es porque no es productivo, no hay rendimientos», lamenta De Blas. «Estoy seguro de que los que quedamos es porque somos incapaces de quitarlo porque las hemos tenido de toda la vida, padres, abuelos, bisabuelos...y se nos hace muy duro quitarlas. [...] También con la esperanza de que algún día lleguen ayudas por pastorear». Comentan los ganaderos de ovino que Berzosa, Atauta, Matanza o San Esteban han sufrido ya la pérdida de sus rebaños tradicionales. Tampoco hay relevo generacional. «La gente mira el bolsillo y son muchas horas de trabajo con ellas, más los que pastoreamos, cada día tienen que salir al campo, siempre una persona y muchas veces dos si están pariendo o hay que hacer otras cosas. Da mucho más trabajo», detalla Javier Redondo cuando se acerca con sus ovejas.

«El problema no es el precio de los corderos, porque para que fuera rentable tendría que valer un cordero 120 euros, pero a ese precio nadie lo iba a comprar. Valían 70 euros hace 25 años y ahora valen menos con tres veces más de coste de producción. La única manera de mantenerlo es que sea subvencionado, por pastorear o por venta, aunque no debería ser así», remarca De Blas.

La Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León procedía esta semana al pago del anticipo de las ayudas de la PAC y las derivadas de la crisis del coronavirus al sector del ovino, que ascienden, en conjunto, a 21,3 millones de euros. Por una parte, el 70 % de las ayudas asociadas a las explotaciones de ovino sorianas es de 1,3 millones de euros y beneficiarán a 312 ganaderos de la provincia. El importe unitario establecido para el pago de este anticipo ha sido de 11,60 euros por oveja. Las concedidas a las explotaciones ovinas y caprinas de Soria que lo solicitaron por presentar dificultades de comercialización de corderos y cabritos a consecuencia de la declaración del estado de alarma, suponen 286.008 mil euros. La cuantía máxima de la ayuda no superará los 12 euros por oveja o cabra, con un máximo de 100 animales por titular de explotación.

Saúl Barrio, valora estas últimas ayudas de la Junta de Castilla y León como descompensadas. «El máximo son 1.200 euros por explotación. Cobra igual el que tiene 300 ovejas que el que tiene 3.000», aunque recalca «al menos, tenemos ayudas, que hay otros sectores que lo están pasando muy mal, y dentro de lo que cabe iremos tirando como podamos». El resto de las ayudas las recibirán el resto lo recibirán antes de que finalice junio del año próximo.

«La PAC que han hecho los últimos años ha sido para que desaparezca el ovino, gente que está sentada en una silla no puede hacer las medidas adecuadas para una ganadería extensiva. Ahora quieren remediarlo, quieren dar más ayudas pero ya no quedan ovejas. Una persona joven es imposible que empiece de cero. Los derechos de pago base para empezar valen más que los animales, ese es el problema», afirma Saúl Barrio, quien destaca la función de la oveja en el campo. «El valor de la oveja no es cordero, que es lo que nos pide Europa, es el mantener el medio. La oveja hace un bien en el monte, en liegos y rastrojeras porque se comen todas la hierbas malas. La limpieza que hace el ganado extensivo tiene mucho más valor que la carne y mientras no se valore el efecto medioambiental de la oveja, desaparecerán. Se tiene que reconocer ese bien para todos».

Joaquín Redondo también hace referencia a la crisis en la profesión. «Este año va a ser un año muy raro y malo y el que quiera comer cordero de la zona lo va a tener difícil, porque la oveja pare un cordero o dos y una vez al año. Los corderos que hay son turcos, franceses, israelitas...la ganadería de ovino desaparece si no hay otra media vuelta de tuerca». Insiste este pastor en que debería haber más transparencia sobre la procedencia de los corderos. «Debería valer más el cordero, a cada cosa le pongan su nombre, de dónde viene, para saber lo que se compra». Este pastor de Langa de Duero defiende además que sus ovejas están bien cuidadas y que los controles que se siguen, cada vez son más exhaustivos. «Tenemos que llevar todos los corderos con crotales, todas las ovejas con crotal y bolo, las vacunas...», concluye.