El billar no es un deporte muy a tener en cuenta a edades tempranas. La mayoría de sus jugadores entrenan de forma lúdica para después encontrar de una u otra forma a un club que les anima a competir y a tomarse más en serio la práctica de este juego. Así comenzaba el Club Amistad Numancia hace más de 20 años. «Es la forma en la que empezamos todos en Soria, sin nadie que nos pueda asesorar o enseñar», reconoce Iñaki Pérez, uno de los jugadores más veteranos y el encargado ahora de la academia de la entidad.

En esta temporada cuenta con 10 niños, una clara apuesta por un modelo con el que conseguir preparar a jugadores en edad temprana con los que dar un salto de calidad al equipo que milita en la Primera División de Billar a Tres Bandas. «Está claro que si se mantienen constantes y no dejan este deporte, podrán estar muy preparados para competir en unos años en los que nosotros apenas sabíamos jugar», comenta el técnico.

La mitad de ellos ya cumplen tres años en el club, una cifra que sienta las bases para empezar a encontrar un relevo a nombres como Carlos Cortés, Pedro Camarero o Eduardo Molina, competidores nacionales.

Primeros golpes. «El niño que llega por primera vez a la sala de billar y prueba, repite». Así de contundente se muestra Iñaki Pérez a la hora de hablar del problema que supone para el Club Amistad Numancia encontrar jóvenes que quieran dedicarse a ello. «Lo más complicado es convencer a estos niños de que quieran venir», asume. Otros deportes suelen ser alternativas más prioritarias. Cuando ya están en la sala de billar es importante desechar cualquier concepto que se aplique a otras edades. «Aquí debemos dejar a un lado la teoría, la repetición de golpes o machacar constantemente con los mismos conceptos», explica. «Lo primero de todo es que aprendan a coger el taco de forma adecuada para después motivarles todo lo posible», matiza.

Después llega la especialización, un paso importante que deben dar con cautela y que va enfocado a la experiencia de la cantera que lleva ya al menos dos años en el club. «Es en ese momento cuando podemos incidir en la normativa o en una parcela concreta», cuenta el técnico. 

Ahora todo apunta a que esa academia puede garantizar que en los próximos años el Club Amistad Numancia pueda mantenerse en la máxima categoría nacional. «Son la clave de todo esto, sin un relevo tendríamos que replantearnos todo lo conseguido hasta ahora», alerta Iñaki Pérez. Saben que no será sencillo, que en cualquier momento pueden perder a jugadores, pero es un riesgo que llevan corriendo desde hace más de dos décadas.