Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Escala cromática

29/11/2022

A lo largo de los últimos días se han sucedido tres visiones sobre el futuro de España en una gama cromática que pasa por el negro, el azul oscuro casi negro y un verde esperanza, matizado por una situación económica que no permite muchas alegrías. El futuro negro lo ve Vox que el pasado domingo convocó a unas veinticinco mil personas en Madrid a los que su presidente les previno para que se preparen para el apocalipsis sobre el futuro de la Nación camino de la disgregación y el hundimiento. El azul oscuro lo puso Alberto Núñez Feijóo para quien cuatro años más de Sánchez al frente de La Moncloa serían nefastos para el país, y el casi negro lo pintó la presidenta de Madrid, que compartió mitin con su jefe de filas, que se mantiene en la idea de que Sánchez busca convertir España en una república federal y laica. Pedro Sánchez, flamante presidente de la Internacional Socialista, una organización que ha atravesado momentos mejores y que él tratará de vivificar, apostó porque la transición ecológica, el respeto a los derechos humanos y la preocupación por las necesidades de las gentes es el camino del progreso.

Que Santiago Abascal insulte o que su principal recurso retórico sea justificar la violencia verbal ha dejado de ser noticia. Lo volvió a utilizar en la madrileña plaza de Colón dónde convocó a sus seguidores. La "enloquecida" ministra de Igualdad, Irene Montero, y el traidor Pedro Sánchez fueron sus principales dianas. El tono utilizado en su intervención no hace presagiar que los diputados del partido ultraderechistas vayan a cambiar su actitud en el Congreso y defendió que los victimarios son las víctimas por lo que la Mesa del Congreso tendrá que esforzarse para que el Hemiciclo no se convierta en "una tasca", como se quejó el portavoz del PNV, Aitor Esteban.

La propuesta estratégica del PP es, por una parte, llenar las urnas y no llenar las calles, y por eso Feijóo ha renunciado tanto a aparecer junto a Vox en una nueva foto de Colón -mucho que perder-, como a aceptar su sugerencia de que presentase una moción de censura -poco que ganar-, y por otra, su apuesta es fusionar su moderación con la radicalidad de la presidenta madrileña, para copar todo el espectro del centroderecha. Desde que los sectores más duros de su partido y aquellos que consideran que les debe ocupar la planta noble de la sede de la calle Génova, le han pedido que saque las garras, el presidente de los populares está más por las intervenciones en las que priman los argumentos relacionados con las secuelas de un terrorismo que ya no opera, el pago de los favores a los independentistas que le sostienen la mayoría parlamentaria, y la degradación y el copo de las instituciones. Hace tiempo que a Feijóo no se le escucha hablar de economía. Aunque utilizó parte de su intervención para señalar que ser moderado no significa no criticar con dureza al sanchismo y no oculta que son las posiciones más duras como la de Ayuso la que consigue una buena parte de los votos populares, colindantes con Vox a los que pidió "unidad". Feijóo y Ayuso proyectaron la simbiosis con la que pretenden ganar las elecciones.

A Pedro Sánchez, sin embargo, la alegría por la aprobación de los PGE le va a durar poco. La ley Trans y la de Vivienda, vuelven a incendiar la coalición. El verde que pregona sigue siendo oscuro.