Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


Nostalgia

13/01/2023

Solo tenemos nostalgia los que tenemos una edad. Cuando éramos jóvenes, no la teníamos, porque hace falta mucho tiempo para tejerla. Es algo generacional que se repite. Mis padres, a mi edad, tenían nostalgia de Manolo Escobar, del Dúo Dinámico, del día de la matanza y poco más, porque había tanta necesidad que la pobreza no genera ninguna melancolía, más bien lo contrario. El tiempo y la bonanza se encargarán de que los jóvenes de ahora se vuelvan nostálgicos. Echarán de menos las letras del reguetón, las redes sociales y todas esas cosas que a los de mi generación nos parecen una aberración por culpa de nuestra nostalgia que añora las letras de Serrat y la música de los Beatles o ligar en las barras de los bares (qué lugares). Cuando mis hijos tengan mi edad, la nostalgia reguetonera les hará ver como atrocidades lo que quieran que hagan sus hijos o los hijos de sus amigos. 
Si yo fuera Julio Verne, sería capaz de adelantarme al futuro y adivinar la manera de vivir de mis futuros nietos o los nietos de mis amigos. Pero es obvio que no lo soy. La nostalgia es cosa de viejos y viejas. Yo no me considero vieja, pero sí tengo la edad suficiente para evocar con melancolía mis años mozos. Como toca plantearse buenos propósitos con el inicio del nuevo año, yo me he propuesto dejar de ser nostálgica. Voy a dejar de mirar por el retrovisor. O, mejor dicho, miraré de reojo de vez en cuando, pero sin nostalgia. Porque, ya se sabe, que la experiencia es un grado y evita que tropecemos dos veces, o cientos, en la misma piedra. Frente al pasado empírico cargado de lecciones y aprendizajes, tenemos el presente. El presente es fugaz. Y si no, que se lo digan a Remacha, el candidato oficioso del PP. Duró como alcaldable filtrado lo mismo que los dos peces de hielo en un güisqui on the rocks de Sabina. ¿Se pueden hacer las cosas peor? No. Lo que yo daría por ser invisible y poder asistir a alguna de esas reuniones para elegir candidatos en las que, imagino, lloverán propuestas como consecuencia de una tormenta de ideas, el conocido brainstorming, esa técnica basada en la espontaneidad, en lanzar al aire lo primero que se te ocurre.  Supongo que esa nostalgia que quiero evitar en este 2023, ya la estará sufriendo en sus carnes el no candidato. Nostalgia de lo que han sido estos cuatro años en un puesto que le llegó de rebote por las renuncias de la uno y el dos de la lista con la que se presentó. Nostalgia de la fugacidad de su candidatura oficiosa durante algunas semanas. Y, sobre todo, nostalgia de lo que no será. Nostalgia de las experiencias imaginadas y no vividas como cabeza de lista en la campaña electoral. Nostalgia de ser el líder de la oposición como número uno, no como tres. Nostalgia de los futuros debates con el alcalde de Soria aun a sabiendas de que siempre acabará KO en el ring del salón de plenos. 
 

ARCHIVADO EN: Pobreza, PP, Soria