Este lunes se ha celebrado el primer debate electoral de los comicios autonómicos de Andalucía con la participación de los candidatos que conforman el sexteto que opta a la Presidencia de la Junta del territorio más poblado de España. La diferencia (y no la única) con las recientes elecciones celebradas en Castilla y León, donde los debates a las elecciones tuvieron la representación de la terna formada por los candidatos del PP, el PSOE y Ciudadanos, reside en esta ocasión en la existencia de una mayor oferta de cabezas de lista y, por tanto, de contenidos e ingredientes para estimular el voto de los ciudadanos andaluces, como si de una abigarrada paella se tratara. Por un lado, el presidente y candidato a la reelección por el PP, Juanma Moreno, siguió el guion previsto, más bien melifluo, con un tono conservador, recalcando sus deseos de gobernar la Comunidad sin necesidad de cohabitar con ninguna ogra formación en el Ejecutivo. Juan Marín, de Ciudadanos, no ha ocultado ni un ápice sus deseos de revalidar como compañero de Gobierno del candidato del PP (no le queda otra), mientras el socialista Juan Espadas, con un discurso previsible, se comprometió a integrar en su programa propuestas de colectivos con discapacidad. Más críticas se mostraron Inmaculada Nieto, de Por Andalucía, que integra varias corrientes progresistas, y Teresa Rodríguez, de Adelante Andalucía, quien en una mejorada dicción focalizó su intervención en programas de igualdad y de violencia de género. Y finalmente, la candidata de Vox, Macarena Olona, reiteró su ideario habitual con su formato hierático marca de la casa.

Ha sido, sin duda, un debate sin grandes sorpresas en lo político y con visiones contrapuestas, sobre todo de las dos fuerzas políticas más representativas como son PP y PSOE, pero con un elenco de actores secundarios tan variopinto que hace que la espera hasta el escrutinio del 19 de junio se haga hasta entretenido y cuyos resultados también tendrán muchas lecturas a escala nacional y repercusiones en otras autonomías. Ya se sabe que, de un tiempo a esta parte, la política autonómica influye tanto o más que las decisiones del Consejo de Ministros, donde también hay una paella mixta de cullons.