Soria apoya la candidatura de la Jota a la Unesco

Sonia Almoguera
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Con manifestaciones aún «vivas» de esta danza, el cancionero de la Diputación provincial ha documentado hasta siete melodías distintas en jotas de ronda y un repertorio «majo» en las de baile

Soria apoya el reto de la distinción de la Unesco de la Jota - Foto: Eugenio Gutiérrez Martínez

La jota está a un paso de convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. El grupo de trabajo constituido por el Ministerio de Cultura y Deporte ya ha elevado ante el Consejo Nacional de Patrimonio este ancestral baile como una manifestación representativa de acervo cultural, requisito imprescindible para que la candidatura llegue hasta la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). En este sentido, el trabajo de Soria ha sido también decisivo. La Diputación Provincial de Soria ha participado en las reuniones de trabajo convocadas por la Junta de Castilla y León, uno de los 15 Gobiernos autonómicos que apoyan y trabajan en pro de esta candidatura. «Esta declaración es muy importante para los grupos que nos dedicamos a la investigación de la tradición y también para los que llevan la jota a los escenarios», destaca Enrique Borobio, folclorista y técnico del departamento de Cultura de la institución provincial.

Probablemente entre 2023 y 2024 tenga lugar la tan ansiada decisión de este organismo internacional a la que la provincia no será ajena, porque Machado se equivocaba cuando la retrató como un pueblo «sin danzas ni canciones». En Soria siempre hubo (y hay) mucha jota. Como señalaba ya José Tudela en un artículo publicado en el rotativo La voz de Soria en noviembre del año 1924, «el baile más generalizado en Soria, como en media España, es la jota; y aquí, como en otras comarcas y regiones, ha tomado su especial fisonomía y carácter».

De hecho, ya apuntaba el musicólogo y folclorista de El Burgo de Osma Federico Olmeda (1865-1909), autor de Folclore de Castilla o Cancionero de Burgos, la jota pudo tener su origen  en Castilla y León y no en Aragón, aunque en la actualidad no hay nada claro a este respecto. Pero como insiste Belén Fernández, vicepresidenta del Grupo de Danzas Sorianas, la jota que se baila en Aragón tiene mucho de inventiva o incluso de 'ciencia-ficción' coreográfica. «La que se baila en Soria es mucho más sobria, pausada, más serena», explica. Lógico si se tiene en cuenta que estas danzas que se bailoteaban en las localidades tenían que acoplarse a acompañamientos musicales, normalmente, más bien exiguos. «Eran bailes que solían hacerse al ritmo de una pandereta», añade. De ahí que la jota soriana conste de pasos muy simples. «A saltitos, un poco picada» y menos movida que la de Aragón, puntualizaba José Tudela hace casi un siglo. 

Aunque esta última Comunidad Autónoma esté llevando la voz cantante de la candidatura, insiste Susana Arroyo San Teófilo, una de las investigadoras que trabaja en el Cancionero soriano que auspicia la Diputación Provincial, «la jota es un tipo de ritmo y de baile que aparece en toda la Península». El Cancionero, a este respecto, viene a llenar el vacío que destacados folcloristas como Miguel Manzano reclamaban para poner la jota soriana en el lugar que merece a nivel nacional. Ya en el segundo volumen esta obra (publicado el año pasado y dedicado a las rondas) destacaba el papel de las jotas en la música popular soriana. Pero la investigación etnográfica en la que trabajan Susana Arroyo San Teófilo, David Álvarez y Julia Escribano continuará con un nuevo volumen, de próxima aparición, el cuarto, dedicado íntegramente a Bailes, danzas e instrumentales. Es difícil cuantificar, insiste Arroyo San Teófilo, pero la jota puede que alcance el 30% de todo el material de música popular que han logrado recuperar en la provincia. De la riqueza y variedad del género, asimismo, habla el hecho de que sólo en jotas de ronda con acompañamiento musical (generalmente con instrumentos de cuerda pulsada o lebrillos) se han identificado hasta siete tipos distintos de melodías.

cultura muy viva. Y de hecho ese arraigo de la jota en la cultura popular soriana es una tradición que, apunta Enrique Borobio, continúa muy viva, aunque a veces oculta o camuflada en otras tradiciones hoy ritualizadas. Porque es una jota lo que bailan las Móndidas de San Pedro Manrique con los concejales en la mañana de San Juan o lo que se danza en las fiestas de la Virgen del Pino de Vinuesa. En realidad, sostiene Borobio, la jota está más presente en la actualidad de lo que se cree. «Se sigue tocando la jota para terminar el baile en localidades como El Burgo de Osma», recalca, pero también «en pedidas de rosca o en gallofas» de muchos otros pueblos. En este sentido, destaca Borobio, Soria tiene la suerte de contar aún con «manifestaciones vivas» de la jota que se han podido aportar al grupo de trabajo en pro de la declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. 

Desde el punto de vista musical, la clasificación de la jota soriana se establece en dos grandes grupos: las ya citadas de ronda y las que el equipo de investigación del Cancionero ha denominado como jotas de estilo. «Las de ronda son melodías acopladas a estrofas, generalmente cuartetas, que tienen un mismo compás binario de subdivisión ternaria 6x8», detalla Susana Arroyo San Teófilo. Por el contrario, la jota de estilo, que cuenta con estribillo y es más parecida a las jotas que se han popularizado desde Aragón, es «mucho más lírica y melódica, con un compás 3x4 que facilita que el cantor pueda mostrar sus capacidades vocales», recalca la investigadora. «La jota de estilo nos ha aparecido más en la zona rayana de Soria con Aragón, pero también en otros puntos de la provincia», argumenta Arroyo San Teófilo. 

Desde su nacimiento a mediados de la década de los 80, una de sus principales misiones del Grupo de Danzas Sorianas ha sido precisamente la de recuperar, conservar y difundir este patrimonio inmaterial soriano, una labor que no siempre es fácil. El factor tiempo es decisivo e implacable. Todo lo que no quede registrado depende de la memoria de las gentes que en tiempos bailaron y cantaron. «La jota se ha bailado en muchos sitios pero pasan 20 años y ya no queda nada», apunta Belén Fernández. 

De ahí que la agrupación esté esperando impacientemente la aparición del cuarto volumen que el Cancionero soriano auspiciado por la Diputación dedicará específícamente a las danzas. Arroyo San Teófilo avanza que se ha logrado documentar y recuperar «un repertorio muy majo de jotas de baile». Entre ellas, como curiosidad, Las carrasquillas, una pieza «que aparece en otras provincias españolas e incluso en América Latina». De hecho, agrega Enrique Borobio, que también es miembro del Grupo de Danzas Sorianas, la jota es uno de los bailes que, a diferencia de otros, nunca ha dejado de bailarse en la provincia. 

De la significación de la jota en la cultura popular soriana, aunque ya en la categoría de canción de autor, da idea el hecho de que la que se considera la primera sanjuanera de la historia, Viva Soria, compuesta en el año 1899 por Mariano Granados (letra) y Damián Balsa (melodía), se acogió a su estructura y ritmo musical. Y también el popular tándem don Paco (García Muñoz) y don Jesús (Hernández de la Iglesia) compuso la no menos popular Jota de San Juan para la que el Grupo de Danzas Sorianas ha ideado una coreografía especial.

dos agrupaciones. Con únicamente dos asociaciones dedicadas a la difusión de este patrimonio inmaterial, el Grupo de Jotas de Duruelo de la Sierra y el de Danzas Sorianas, y un exhaustivo trabajo de investigación musical aún en curso es significativo el peso que Soria ha tenido en las reuniones llevadas a cabo para trabajar en aras a la declaración de la jota como Patrimonio de la Humanidad. 

En este sentido, destaca Enrique Borobio la buena «simbiosis» y, sobre todo, «el consenso» que se ha generado «desde las artes del escenario, hasta las asociaciones e investigadores que se dedican a la recopilación» de músical y etnográfica. Lograr la distinción de la UNESCO es difícil, reconoce Borobio, pero el buen trabajo realizado pone a la jota en la senda correcta. De conseguirse, la celebración parece obligada... A ritmo de jota.