Una soriana, el rostro y la voz de Antena 3 desde Japón

Bárbara Gimeno
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La soriana Maite García Almazán, corresponsal de Antena 3 en Japón, analiza la gestión de la pandemia en el país nipón

"Japón piensa en global, piensa en grupo" - Foto: hellostephvphoto@gmail.com

La vida da muchas vueltas y, cuando menos nos lo esperamos, nos pone sobre la mesa oportunidades que no podemos dejar escapar. Esto es lo que le pasó a Maite García Almazán, una periodista soriana que tuvo la oportunidad de irse a vivir a Tokio y decidió lanzarse a la piscina junto a su marido. 

Ahora, echa la vista atrás y no se arrepiente en absoluto, aunque en ocasiones echa de menos a su tierra y a los suyos. Para Maite, vivir en una cultura tan diferente es una aventura constante llena de esta emoción tan característica que nos embarga cuando vamos a emprender un viaje. Pero una cosa es viajar a otro país y otra muy distinta es residir en él así que… ¿se vive bien en Japón siendo español?

UNA CULTURA RESPETADA. Los japoneses tienen mucho en cuenta la apariencia y el trabajo, y esa es la principal causa de que la cultura española esté bien vista por allí: «La presencia española que hay aquí es mayoritariamente de perfil business: empresas de energías renovables, gente enseñando el idioma... los japoneses entienden que desempeñamos una función interesante y que le aportamos algo a su país». A pesar de que España es un país que vive del turismo, la campaña que hace en Japón no es demasiado amplia, por lo que otros vecinos europeos como Francia o Gran Bretaña son preferidos por los japoneses a la hora de viajar. Aún así, como nos explica Maite, son muchos los interesados en conocer nuestra cultura y nuestro país. «Cuando me preguntan si soy española, siempre me dicen que si vivo en Madrid, y yo les explico que no, que vengo de Soria, les enseño fotos del románico, de San Saturio, de Santo Domingo...y alucinan, para ellos es una joya». 

LA BRECHA DE GÉNERO. Aunque Japón sea una sociedad muy moderna en ciertos aspectos, tiene uno de los peores índices de brecha de género del mundo. Según nos cuenta Maite, esta problemática está presente en todos los sentidos: a nivel familiar, laboral, de ocio…«Yo siempre digo que tienen un contexto social muy distinto. Durante mucho tiempo, Japón ha sido una isla aislada, no han recibido información de fuera. Además está el tema del idioma; aquí casi nadie habla inglés...entonces normalmente, esos patrones que vas siguiendo de otros países en cuanto a la evolución social, aquí no han llegado tanto. Japón es un país de hombres, dominado por hombres. La mujer tiene que romper todavía una barrera muy grande».

Aunque hombres y mujeres tienen igualdad de oportunidades, está mal visto que una mujer no esté casada y con hijos antes de los 30, por lo que la presión al salir de la Universidad es enorme. Para incentivar esta forma de vida, en ocasiones sucede que las grandes empresas le suben el salario al hombre que acaba de ser padre para que la mujer no tenga necesidad de trabajar y pueda encargarse del cuidado de los hijos mientras el hombre se dedica al trabajo. Ante esto, muchas mujeres deciden conformarse ya que, como cuenta Maite, tampoco tienen referentes femeninos que hayan luchado por lo contrario, aunque poco a poco hay cada vez más gente haciendo ruido al respecto. Recientemente, Maite informaba para Antena3 sobre la decisión del Gobierno japonés de no dejar hablar a las mujeres que asistan a las reuniones oficiales. Ante la tremenda polémica internacional que ha suscitado esta noticia, el Gobierno ha respondido nombrando a una mujer, Seiko Hashimoto, como presidenta de los Juegos Olímpicos. 

Durante todos los años en Japón, la periodista ha tenido pocas experiencias negativas, pero recuerda una relacionada con este tema que le impactó bastante: «Aquí en Japón, sobre todo las mamás, vamos en bici eléctrica a casi todas partes. Necesitaba una nueva, localicé una tienda que la vendía y fui para allá. Normalmente, a no ser que necesite alguna modificación, puedes llevarte tu bici inmediatamente después de que la compres, te den los permisos y la matriculen. Estuve probando la bici y hablando con el dependiente y, cuando le dije que me la quedaba, se quedó extrañado unos segundos y me preguntó (con muchísima educación, eso sí): «¿no le gustaría consultarlo con su marido?». Entiendo que fue porque era un gasto considerado, pero me sentó bastante mal porque fue simplemente por ser mujer, así que decidí irme a otra tienda que tenía el mismo modelo y donde no me pusieron ningún problema». A pesar de ello, Maite destaca que, si ha tenido un par de experiencias malas, «las buenas han sido cien mil más». 

periodismo diferente. Japón, el país donde las normas están para cumplirse (y donde se cumplen a rajatabla) es el sitio perfecto para vivir siendo extranjero-confiesa la soriana- ya que te permite tomarte ciertas licencias que te sacan de esa vida tan estricta, «es como una aventura constante». Las diferencias son patentes no es distinto solo a nivel cultural, sino también informativo. La manera de comunicar es mucho más sobria a pesar de los grandes equipos técnicos con los que cuentan. Por ejemplo, en la NHK, su televisión local, destacan los informativos de diez minutos, con un plano fijo y una presentadora que apenas gesticula. Gráficos muy simples y una pantalla con cinco titulares que se van iluminando a medida que la presentadora les da paso. En contraposición a esto, llama la atención cómo en otras cadenas podemos encontrarnos al meteorólogo dando el pronóstico del tiempo vestido de pato o de pingüino, pero manteniendo la seriedad en el tono. ¿La explicación?: «Aquí les gusta mucho todo lo que es el anime, el ‘cosplay’ (uso de disfraces)...entonces bueno, todo ese carácter risueño les resulta agradable, porque ellos durante el día, a nivel social, viven en un nivel de estrés muy alto, aquí todo es perfección...entonces este tipo de cosas invitan al relax». En cuanto al entretenimiento, los programas gastronómicos son los reyes, sobre todo en la franja de mañana, en los que abunda el color, la calidad de imagen y una excelente iluminación. Aunque Maite contó con un espacio propio durante un par de años llamado Ahora con Maite, donde destaca que el despliegue técnico era increíble, el trabajo de la periodista en Japón se centra en las conexiones con cadenas nacionales como Antena3. Nos llama la atención cómo aparece en nuestros medios, a través de la pantalla, sin mascarilla, señal de que la gestión de la pandemia en el país nipón les permite a sus ciudadanos tomarse algunas pequeñas licencias. 

LA PANDEMIA EN JAPÓN. Japón fue el segundo país en identificar un caso de coronavirus en el mundo, y para principios de marzo de 2020 ya había cerrado sus fronteras. Aunque han tenido dos estados de alarma (ahora mismo viven el segundo), el Gobierno japonés solo ha emitido recomendaciones, ya que su constitución no permite prohibir al ciudadano. Sin embargo, sus hábitos culturales, sumados a su responsabilidad ciudadana, han contribuido a que la incidencia haya sido mucho menor que en otros países como España. Como nos cuenta Maite, el uso de mascarillas en Japón cuando alguien se pone enfermo lleva siendo habitual desde hace más de una década. También destaca que son una sociedad muy pulcra y que el nivel de contacto físico es mucho menor que en los países occidentales, lo que sin duda ayuda a frenar los contagios. «Japón piensa en grupo, Japón piensa en global. Saben que si todos vamos a una, al día siguiente vamos a poder estar bien», destaca Maite. Aunque hay excepciones, el civismo general que impera en la sociedad japonesa ha hecho posible que su vida «solo se frenara un 20%». 

El primer estado de alarma coincidió con la Golden Week, una semana a principios de mayo donde los japoneses cuentan con 10 días de vacaciones. Ante el miedo de que el virus se propagase por las diferentes prefecturas (alguna en ese momento libre de casos), el Gobierno le pidió a los japoneses que no viajasen. Como recompensa ante la gran respuesta ciudadana, entre los meses de julio y octubre, el Gobierno ofreció bonos mediante los que pagaban el 35% de cualquier viaje que el ciudadano quisiera hacer a nivel interno, para fomentar el turismo en el propio país ante el cierre de fronteras. 

El número de contagios en Japón respecto al de España ha sido, y es, es mucho menor. Aunque es cierto, como recuerda Maite que en Japón se han hecho muchas menos PCRs que en España y que las cifras reales de contagios serían mucho más altas que las oficiales, la realidad es que la incidencia respecto al número de habitantes no tiene comparación. Es evidente que, como en todas partes, hay excepciones, pero el hecho de que la gran mayoría de japoneses actúe en grupo ha sido clave. «Saben que si te vas de vacaciones a ver a tu primo, igual vuelves y contagias al vecino, este al otro vecino...el país se colapsa. Y nadie quiere un país colapsado. En España no nos hemos dado cuenta de eso».