20 años observando estrellas desde El Castillo de Borobia

Guillermo Gracia
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El Observatorio Astronómico sigue siendo un proyecto pionero, que no llega a consolidarse

El observatorio de Borobia celebra este fin de semana su vigésimo aniversario. - Foto: Eugenio Gutiérrez

Cualquiera que visite Borobia, puede encontrar en el horizonte un gran edificio con una cúpula blanca en el techo. Allí se encuentra el Observatorio Astronómico El Castillo, el cual nació hace veinte años como el primer observatorio didáctico que se puso en marcha en España.

Estas instalaciones ubicadas a los pies del Moncayo llegan a acoger más de 2.000 personas cada verano, llegando a ser una referencia en observatorios astronómicos de este tipo que se sitúan en países como Francia o Estados Unidos.

A los mandos de este proyecto se encuentra Alberto Jiménez Carrera, quien, junto a Blas Jiménez Orte, lideran cada una de las actividades del centro. Entre todas las anécdotas que han vivido en ese tiempo, Jiménez siempre recordará la noche del 8 de junio de 2004, en la que, junto a varios científicos, observaron y fotografiaron el tránsito del planeta Venus. Él rememora esa noche con mucha alegría: «Estuvimos cenando y trabajando toda la noche, pero con un ambiente de fiesta y fue espectacular. Conseguimos unas grandes fotos y, además, lo pasamos muy bien».

El pasado 24 y 25 de junio se celebró el 20 aniversario del observatorio, donde tuvieron lugar actividades de interés. Empezaron con un concierto astronómico, en el que se observaban las estrellas al compás de los violines y que acabó con una queimada popular. Al día siguiente tuvo lugar una mesa redonda con grandes personalidades de la astronomía, como Ángel Gómez Roldán, Erik Stengler y David Galadí-Enríquez, además de un festival astronómico y experimentos científicos, con Javier Fernández Panadero. El homenaje acabó con un concierto de rock espacial con miembros de la Lagartija Nick.

Esta celebración, además de tener una finalidad de disfrute, también sirvió para reivindicar la falta de gestión en el planetario, demostrando, según Jiménez, el potencial de las instalaciones. «El cartel, que era bastante potente, era la forma de expresar que 'aquí estamos' y decir a las instituciones que se fijen de lo que somos capaces de hacer sin su apoyo. Imagínate lo que haríamos si lo tuviéramos», señala el astrónomo.

QUEEN. Como anécdota, Jiménez relata cómo trataron de invitar al guitarrista del grupo Queen, Brian May, quien es, aparte de una estrella musical, doctor en Astrofísica. «A través de unos amigos teníamos cierto contacto. Decidimos escribirle y nos respondió su representante diciéndonos que estaba muy agradecido, pero que no podría venir porque estaba de gira con Queen. Además, nos felicitó por nuestro aniversario», añadió el director.

Ahora, las miradas están puestas en la construcción de nuevas infraestructuras para consolidar el turismo dentro de Borobia, a través de las ayudas económicas que se han ofrecido.  Una de las obras que se pondrán en marcha es la edificación de un planetario, un recinto que Jiménez considera necesario: «El principal problema también es la principal virtud del observatorio: la observación en directo. Hay años que se nubla, lo que supone suspender actividades. Necesitamos una alternativa que aporte una actividad de calidad». También se construirá un albergue para que exista la opción de acoger en el pueblo a aquellos turistas que proceden de lugares más lejanos.

El problema de El Castillo para Jiménez es que la gestión «no está garantizada». Argumenta que, a pesar de que se construyan las infraestructuras, si no hay una gestión adecuada y financiada, las obras «no servirán para nada».

Por ejemplo, él recalca que no hay unos puestos de trabajos consolidados, estando contratados los empleados de manera precaria durante seis meses, tras no renovar la empresa gestora, Cuarto Creciente Borobia S.L., en 2006 y que pasara la gestión del recinto al Ayuntamiento.

Aunque los trabajadores llevan desde ese tiempo pidiendo auxilio, no han obtenido ninguna respuesta desde la Diputación y la Junta de Castilla y León. Jiménez asegura que, «si el observatorio sigue así, sin una consolidación de los puestos de trabajo, se cerrará». Ellos aspiran a un convenio entre la Junta, la Diputación de Soria y el Ayuntamiento de Borobia. De momento, solo el tercero ha llegado a escuchar la propuesta.

A pesar de ello, en el observatorio de Borobia no paran de hacer actividades, muchas de ellas pioneras y que son copiadas por otros centros similares del país. La actividad con mayor éxito son las sesiones internas. Se suelen hacer turnos de observación guiada, con telescopios, dos o incluso tres veces por noche, aunque también cuentan todos los sábados con sesiones diurnas, y también existe la posibilidad de hacerlo entre semana para grupos de seis personas mínimo.

Por otra parte, también realizan sesiones extraordinarias, en las que visitan diversos pueblos, como Langa de Duero, Torlengua o Ituero, donde ponen a prueba relatos sobre el espacio que se basan en historias de la mitología griega y romana que dieron lugar a las constelaciones, además de observar con telescopios. Para que este tipo de actividades tengan éxito, tratan de buscar paisajes con poca contaminación luminosa y que se sitúe hacia el sur de la localidad, ya que mayoría de los objetos de observación se sitúan por esa zona.

EL COYOTE. El telescopio Smith-Cassegrain, también apodado El Coyote, es una de las grandes joyas que aguarda El Castillo. Atesora uno de los diámetros más grandes que existen para un telescopio monocular (420 milímetros), lo que permite realizar observaciones, pero también fotografías que aportan resultados impresionantes.

Además de El Coyote, las instalaciones sorianas cuentan con un gran equipo de telescopios, destacando los solares. Cuentan con un filtro de hidrógeno que permite ver las llamas del sol, un acontecimiento que, según Jiménez, es como este observatorio, «espectacular».