Tres décadas vistiendo al Nazareno

A.I.P.
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Las hermanas Loli y Raquel Navarro continúan la tradición

Almazán busca el cartel para anunciar sus fiestas. - Foto: Valentín Guisande

Es inevitable. Al contemplarlo salir y volver de nuevo a la ermita no puede dejar de sentir «una cosa en la boca del estómago». Y no se lo explica. «¿Cómo es posible con tantas veces que lo he visto?», se pregunta. Pero la emoción siempre acaba aflorando al ver al Jesús Nazareno iniciar o concluir su viaje tan solemne, tan elegante... y, sí, tan hermoso. Loli Navarro, junto a su hermana Raquel, lleva oficialmente 32 años (aunque siendo muy niñas comenzaron a ayudar a su tía en esta tarea) encargándose de vestir la imagen de Jesús Nazareno para esta gran cita en las fiestas adnamantinas, así como de cuidar una ermita que, en estas fechas, recibe gran número de visitas de fieles y vecinos.

Tras dos años de paréntesis por la pandemia, insiste, han comenzado los preparativos con más «ilusión» si cabe, todo con el objetivo de que todo esté perfecto. Dos días antes de que la imagen inicie su estancia de nueve días en la iglesia de Campanario, las dos hermanas proceden al cambio de vestimenta de Jesús Nazareno. La túnica de terciopelo bordada en hilo de oro, regalo del pueblo de Almazán, tiene el escudo de la villa bordado a la espalda y tiene un largo más pronunciado «que queda mejor cuando  se le porta en las andas», explica Loli Navarro.

Antaño custodiado por las Hermanas Clarisas, tras el cierre de la congregación en la localidad, son las monjas que gestionan la residencia de ancianos las que se encargan de guardarlo en las mejores condiciones preservando el atavío de la humedad y de cualquier otra circunstancia que pueda dañarlo. Son los operarios del Ayuntamiento los que se encargan de bajar  de la hornacina en la que luce habitualmente en el altar de la ermita para que las hermanas Navarro puedan prepararlo y acicalarlo con mimo y esmero. Después de tantos años, asegura Loli, tienen sus mañas. «Llevamos tanto tiempo vistiéndolo que tú misma rectificas y procuras que la próxima vez esté mejor. Todo con la práctica y la experiencia, que te enseña», apunta.

Las manos. Uno de los elementos más complicados de colocar es el cordón que desciende hasta el bajo de la túnica y con el que se atan también las manos a la talla. Y precisamente, que queden anudadas de forma perfecta es uno de los detalles en los que más se afana Loli. «A mí me gusta ponerlo que las manos le lleguen a la altura del escapulario y cuesta un poquito», comenta. Así que no es extraño que ate y desate una y otra vez hasta que considera que queda perfecto. Vestir a Jesús Nazareno, asegura, conlleva paciencia y delicadeza a partes iguales. Y aunque sean pocos los que luego se fijen en todos los detalles, a las hermanas Navarro les gusta que la imagen recorra las calles impecable. «Tiene que salir de la ermita muy bien», asegura Loli.

Acicalarlo y prepararlo también es una labor que requiere intimidad. Les gusta estar «sin gente alrededor». Si están tranquilas, la operación de vestir y preparar a Jesús Nazareno les lleva aproximadamente una hora.

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