Carlos Lafuente

Carlos Lafuente

Trabajador de la Función Pública


Envidia de vida

31/10/2020

Siempre hay cosas que aprende uno de los momentos difíciles, o duros, o las dos cosas a la vez. Como los tiempos que nos ha tocado vivir. Yo miro a mí alrededor procurando sacar lo positivo que cualquier situación tiene. En estas estaba cuando me llamó mi hermana, hablándome de mis otros hermanos (somos una familia muy de hablar todos los días). Y me brindaron una solución a mi búsqueda. Mi hermana, su marido y su nieto, al igual que el resto de mi familia viven habitualmente en ciudades grandes, urbes en las que transitan pensando en el fin de semana o en la caña después del trabajo. Apenas se ven entre ellos por la maldición de los horarios y los desplazamientos y están encantados de disfrutar sus vacaciones (por lo menos la mitad) en un pueblecito de Soria. Les encantan los torreznillos, la mantequilla, las setas y todo lo que disfrutamos en nuestro mundo rural.
Pues bien, llegaron este verano a disfrutar sus vacaciones (este año mes entero, que la cosa por ahí estaba malita) y no se han ido. ¿Cómo? Pues teletrabajan. Y son felices. Y han descubierto que se aguantan todo el día. Les encanta ir a por el pan y que la panadería huela a pan. Les gusta el súper que vende un poco de todo (un Corte Inglés rural). Este año han ido a por setas, hongos y níscalos y ya se quejan de las hordas bárbaras que viene a acabar con los hongos que les comprarán los nativos de aquí (la mafia es local). Mandan fotos a sus compañeros urbanitas de las cestas llenas de hongos para darles envidia.
Y todo eso me hace reflexionar. Si ellos son felices y teletrabajan (les aseguro que en empresas importantes), por qué no intentamos recuperar nuestra vida con gente como mis hermanas (y cuñados). Seguro que la ‘España vaciada’ puede vender esta paz que tenemos, esta calidad de vida. Seguro que lo que a veces considerábamos los castigos de la despoblación pueden ponerse ahora en valor.
Solo hacen falta ganas, banda ancha y que nosotros nos lo creamos.