El fuego arrasa este año una superficie como Tierra de Campos

SPC
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Los 16 grandes incendios, cinco de ellos intencionados, calcinan el 90 por ciento de toda la masa forestal que ha ardido durante 2022 en la Comunidad y que multiplica por cinco el promedio del decenio

Imagen del incendio que arrasó a mediados de junio la Sierra de la Culebra en Zamora. - Foto: Bomberos de León Ical

Las cifras del drama forestal constatan la tragedia sufrida en los montes de Castilla y León. Los incendios de este año han arrasado oficialmente 45.262 hectáreas arboladas en la Comunidad, lo que equivale a la superficie de los últimos diez años juntos, que contaban con un promedio anual de 4.369 hectáreas calcinadas, una media que se ha disparado este año. Tanto, que toda la masa arbolada que ha ardido es la misma, por ejemplo, que un territorio tan extenso como la comarca de Tierra de Campos (4.400 kilómetros cuadrados), en las provincias de León, Palencia, Zamora y Valladolid.

Los datos de balance de la Junta de esta dura campaña, a los que tuvo acceso la Agencia Ical, demuestran que este ejercicio ha sido el peor en el último decenio. Únicamente el año 2012, con 15.400 hectáreas, y el 2017, con 10.491, se cerraron por encima de las 10.000 hectáreas.

El daño es bastante superior si se tiene en cuenta el área forestal total, que ha alcanzado en la Comunidad las 81.716 hectáreas, pues a las 45.262 de masa arbolada se suman otras 23.637 de matorral y 12.817 de pasto. La media anual en Castilla y León en estos últimos años era de casi 16.600 hectáreas, cinco veces menos que la anotada este año tan dramático, que además de contar con pérdida forestal, se llevó la vida de cuatro personas, todas ellas en el fuego de Losacio (Zamora), que por sí solo calcinó 26.181 hectáreas, casi la mitad de superficie arbolada.

El fuego arrasa este año una superficie como Tierra de CamposEl fuego arrasa este año una superficie como Tierra de Campos - Foto: FS ICAL

A lo largo del año se produjeron 1.550 incendios, un tres por ciento más que la media del último decenio. De ellos, 1.053 fueron conatos (menos de una hectárea), una cifra muy similar a la media.

El dato de los conatos constata, precisamente, que entre el resto de fuegos -497- fueron los 16 grandes incendios que sufrió la Comunidad, cinco de ellos intencionados y que pasan de 500 hectáreas, los que acabaron con casi toda la superficie; concretamente calcinaron el 90 por ciento de toda la masa forestal que ardió en 2022, pues quemaron 73.810 hectáreas, cifra que multiplica por cinco el promedio del decenio, que había sido de 16.577, de las que 4.369 eran arboladas. De estos fuegos, seis fueron causados por rayos, cuatro de forma accidental o negligencia y uno desconocido.

Zamora, la peor parte.

A pesar de que fueron muchos los incendios que declararon el nivel 2 por afectar a numerosa masa forestal, desalojar poblaciones por motivos de seguridad o por afectar a vías de comunicación, lo cierto es que este año las llamas se han cebado especialmente con la provincia de Zamora. Primero fue el de la Sierra de la Culebra, declarado en Riofrío de Aliste a mediados de junio. Acabó con 24.000 hectáreas, 15.000 de ellas de arbolado. Justo un mes más tarde surgió el de Losacio, con 26.181, casi la mitad de masa arbolada.

Estos fueron los más graves y los que quedarán en la retina de toda la población y los servicios de extinción, con cuatro víctimas mortales y decenas de localidades desalojadas. Pero a ellos se sumaron también los de Losacino (690 hectáreas), Almaraz de Duero (590), Roelos (633), Figueruela de Arriba (1.151), y en enero y febrero, los de Lubián (503) y Hermisende (1.421 hectáreas, la mayor parte de estos dos últimos de matorral y monte bajo. Es decir, que Zamora ardió por los cuatro costados. Entre los siete grandes incendios se calcinaron 55.242 hectáreas, más otras 1.800 de superficie en fuegos menores a 500 hectáreas. Es decir, los zamoranos vieron arder dos de cada tres hectáreas de las que se han quemado en Castilla y León.

Salamanca fue otra provincia muy afectada, con 8.900 hectáreas, 5.000 de ellas arboladas. El mayor peso lo tuvo, sin duda, el fuego de Monsagro, declarado en esa fatídica semana de mediados de julio en el que el negro humeaba de lado a lado por los cielos de la Comunidad. Este incendio acabó con 7.351 hectáreas (casi 5.000 de arbolado).

Ávila, un año más, ha sido una de las más afectadas, con 6.647 hectáreas, de las que 4.952 son de masa arbolada, un porcentaje que indica la importante catástrofe, que se sumó al fuego del verano pasado en la Sierra de la Paramera. En esta ocasión, los culpables fueron el fuego de Cebreros (4.071 hectáreas), declarado el 16 de julio, con 3.000 hectáreas arboladas, y el de Santa Cruz del Valle, días más tarde (1.154).

En León, con 5.254 hectáreas calcinadas, 1.137 de ellas de arbolado, el incendio más grande ocurrió en Montes de Valdueza, en Ponferrada, con 1.400 hectáreas de terreno quemado, casi la mitad de árboles.

Los otros dos grandes incendios ocurrieron en Quintanilla del Coco (Burgos), con 1.819 hectáreas, prácticamente todas de arbolado, y que supuso el 65 por ciento de la superficie calcinada en la provincia (2.782); y el de Navafría (Segovia), que provocó el desalojo de una población y la quema de 758 hectáreas.

Por debajo, se encuentran, gracias a incendios menores, Valladolid, Soria y Palencia.

Índices de análisis.

Por último, la Consejería de Medio Ambiente establece parámetros que evalúan aspectos diferentes de los incendios. Así, el llamado índice de eficacia, que representa la superficie arbolada media quemada por incendio, fue en 2022 de 29,2 de promedio, frente al 2,9 de la media de los últimos diez años, es decir, diez veces más. Este índice indica la «capacidad de reacción rápida de los medios, a igualdad de condiciones meteorológicas y de combustible».
Igualmente, el índice de gravedad representa el porcentaje de toda la superficie arbolada quemada. En Castilla y León fue este año de 1,38, muy por encima del 0,13 de la media del decenio.