El torrezno de Soria es un fenómeno nacional. Es evidente que ya lo era en Soria desde tiempos pretéritos. No en vano se tuvo que demostrar sus raíces históricas para conseguir la Marca de Garantía y una Indicación Geográfica Protegida que está cada vez más cerca. Su consumo está acreditado desde la Edad Media, al menos desde que los usaba la Santa Inquisición para comprobar si los judíos conversos al cristianismo lo eran de verdad. A pesar de que el ovino ha sido el ganado por excelencia en la provincia de Soria, el consumo de cerdo está arraigado en la culinaria soriana a través de la matanza, un rito que aún se conserva en buena parte de los pueblos, recuperado en modo festivo y con muchos adeptos, de dentro y de fuera. Al margen de una comilona pantagruélica, el consumo de productos matanceros ha descendido notablemente en nuestro día a día; sin embargo, el torrezno sigue siendo uno de los productos estrella al que recurrimos para su consumo en bares y restaurantes, del que presumimos y convertimos en objeto de regalo. Es nuestro santo y seña. 
En otro artículo dedicado al Torrezno de Soria ya les decía que este producto ha triunfado porque los sorianos nos lo creemos. Realmente forma parte de nuestra tradición y nuestro presente, lo consumimos, nos gusta, no es solo un producto para turistas. No pasa así con la trufa u otros productos que sabemos que tienen calidad, pero no forman parte de nuestra despensa mental. El torrezno sí, porque hay estado presente siempre en nuestras casas, en nuestros bares, en las meriendas de Jueves Lardero, en las fiestas de cada pueblo, en San Juan.
Así que, lo primero, es un producto con arraigo. Pero es obvio que una marca no llega al mercado nacional solo por triunfar en su pueblo. En el éxito del Torrezno influyen muchos factores, pero es justo destacar la buena gestión de la Marca de Garantía y la unión de los productores, que nunca es fácil y tampoco habitual. En estos días, una pequeña empresa artesana de embutidos y panceta de Almenar se une a la marca, con lo que ya son diez las empresas dentro del paraguas de Torrezno de Soria. Son competencia, pero han entendido que unidos les va mejor a todos. Un ejemplo a seguir para otros productos, empresas, instituciones y un gran etcétera que son incapaces de salvar sus diferencias por el bien del conjunto. 
Por otro lado, es un producto que gusta a todo el mundo, que cae simpático y que es relativamente barato, aunque el auge del consumo de la panceta en China esté detrás del incremento del precio del torrezno. Con todo, ha sido una labor de marketing gota a gota, a través de acciones de bajo coste y gran repercusión lo que ha logrado la dimensión de Torrezno de Soria en España, que ha hecho que desde la alta cocina a los restaurantes más populares se interesen y lo incluyan en sus cartas. Desde estas líneas, mi consideración a la Asociación de Fabricantes, a la Cámara de Comercio por la gestión de la marca y a su director técnico, Juanjo Delgado, 'Torreznoman', que lleva su labor mucho más allá del terreno profesional. 
El apellido 'De Soria' del Torrezno abre la puerta, y de qué manera, a otros productos para expandirse por España, siempre que se haga bien. Tienen el mejor ejemplo de gestión de marca.