Tras el voto feminista

María López (EFE)
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La división en el seno del PSOE y en la coalición de Gobierno por leyes como la del 'sí es sí' o la 'Trans' abre la vía a los de Feijóo para intentar captar una parte del electorado descontento con ellas

Tras el voto feminista - Foto: EFE/Antonio Garcia

Como dice el refrán, «a río revuelto, ganancia de pescadores». Del mismo modo que aflora la pesca cuando las aguas de un río se revuelven, en las situaciones confusas o cuando se producen cambios o desavenencias, siempre hay quien se beneficia. En el PP lo saben y, con la vista puesta ya en las inminentes citas con las urnas de este año, piensan sacar partido a esta máxima. Y es que, los de Alberto Núñez Feijóo creen que la división en el seno del PSOE y dentro de la coalición de Gobierno por leyes de igualdad como la del solo sí es sí, que ha producido más de 500 rebajas de penas a agresores sexuales, o la Trans, deja huérfano un voto feminista que aspiran a captar.

De hecho, los populares enmarcan en su objetivo de crecer en el centro y recabar el apoyo de socialistas descontentos el respaldo explícito a la ley de plazos del aborto, que Feijóo ha dado a pesar de que fue su partido el que recurrió la ley ante el Constitucional y de que este es un debate abierto en su formación.

Entre críticas de los sectores conservadores, de la Iglesia, de ataques de Vox y un reproche de Sánchez por hacer «malabarismos», el gallego reiteró su respaldo a la normativa de José Luis Rodríguez Zapatero y aseveró que el aborto si bien no es un derecho fundamental, sí lo es de la mujer «exclusivamente» dentro de los límites que marca la ley.

Actualizó así la postura del PP, de la que no se moverá, y está dispuesto a encarar, tras las elecciones generales, un debate en el seno de su partido porque el último ideario consensuado entre los afiliados, la ponencia de 2017, sostenía que «el aborto no debe entenderse como un derecho sino como un fracaso de la sociedad».

Pese a ser un tema que tensiona al PP, no hubo críticas de dirigentes en ejercicio, tampoco de quienes en público defendieron hace dos años la ley de supuestos. Sin embargo, sí introdujo un matiz la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que afirmó no saber si el aborto es un derecho aunque «hay libertad para hacerlo» y apoya que sea «legal», «seguro» y buscar que sea poco frecuente.

Estrategia socialista

Apuntan fuentes del PP que el PSOE buscaba tender una «trampa» a los populares al avalar el Constitucional, de mayoría progresista, la ley y que lejos de morder el cebo salen reforzados, porque Feijóo ha aclarado que mantendrá el modelo de plazos que permite interrumpir voluntariamente el embarazo hasta la semana 14. Subrayan además  que, aunque lo intente, la izquierda no logrará enmarcar a su líder, de perfil aperturista, en una derecha rancia y reaccionaria.

Más aún, en Génova aspiran a recoger la bandera del feminismo, que ahora ven en liza por el descontento de algunas feministas clásicas con su partido de referencia, el PSOE, y por el retraso a la hora de corregir la rebaja de penas causada por el solo sí es sí.

El PP ofrece sus votos a Sánchez para modificar esta normativa si no logra acordar un texto con Podemos y el Ministerio de Igualdad, el requisito que le exigen aliados parlamentarios como ERC o Bildu.

Los de Feijóo creen que son los únicos que defienden el interés general y la protección de las mujeres al querer arreglar la «chapuza», mientras que en frente los socialistas solo buscan evitar un posible castigo en las urnas. También prometen modificar la Ley Trans, que ha enfadado a algunos sectores feministas, que ven en la autodeterminación de género un borrado de las mujeres, y que a juicio de los populares preocupa a las familias porque los menores pueden cambiar de sexo en el registro desde los 16 años.

Con todo, el PP hurgará en la división del Gobierno por estas leyes y por otros desacuerdos como el del envío de armas a Ucrania, al tiempo que evitará picar el anzuelo de los nuevos cebos que esperan desde la izquierda.