Silvia Garrote

JALÓN POR LA VEGA

Silvia Garrote

Periodista


La semana del bofetón

03/04/2022

Es inevitable. Si todo el planeta ha visto cómo se dinamitaba una gala de los Oscar por un bofetón absurdo, extemporáneo, violento en todos los sentidos, una intenta escribir de otra cosa, pero la querencia es muy fuerte. Así que pensaba decirles que me pareció bochornoso todo, de lo de ponerme colorada de la vergüenza ajena, por el tipo, por el presentador, por la mujer del tipo, por los presentes y por la audiencia mundial, pero me callo y a otra cosa. Pero la cosa también va del humor, de sus límites y de la libertad de expresión. Hace poco tiempo veía a un grupo de cómicas reflexionar sobre lo machista que ha sido el humor tradicionalmente y lo hacían visionando una actuación de Gila en la que aparecía con un delantal blanco lleno de sangre porque venía de matar a su mujer. Los que tengan una edad, seguro que lo recuerdan. Y la audiencia reía en directo a mandíbula batiente, mientras el humorista, uno de los más valorados históricamente en este país, limpiaba el arma homicida con parsimonia mientras daba detalles escabrosos del asesinato. Y estoy segura de que los televidentes también se reían, aunque les pareciera el tema exagerado y un poco bestia. Hoy, directamente, ningún cómico o cómica se atrevería a hacer algo así, sobre todo porque maldita la gracia que haría, si no termina (con razón) repudiado/a de por vida. Es, por tanto, la sociedad la que ya no tolera determinadas temáticas, son cuestiones que, afortunadamente, están mal vistas, nos suenan totalmente fuera de lugar, a pesar de que aparezcan en un contexto determinado con un marco humorístico. Ya no se trata de que se censure determinado tipo de humor, sino que la gracia va por otro lado, y, por supuesto, muy alejada del machismo que tanto dolor y muerte ha causado y aún lo hace.
Tuerzo la cara cuando se quiere limitar la libertad de expresión, la libertad artística en pro de cualquier causa moral, sobre todo porque somos capaces de rasgarnos las vestiduras por un chiste y ser insensibles ante otras realidades y eso solo es muestra de falta de inteligencia y de moral muy laxa. Con humor todo se puede encajar, los problemas se atenúan, la tensión se aplaca; la risa, como explicaban en aquel pasaje de El nombre de la Rosa, desvanece el miedo y el temor es un arma poderosa para las religiones y para todos aquellos que buscan imponerse sobre otros. 
Eso sí, el humor se ha basado casi siempre en este país en reírse del otro al que se considera inferior, ya fuera mujer, sudaca, chino, negro, de Lepe, gabacho, inválido, ciego, calvo o tartamudo. Esos chistes de los que todos y todas nos hemos reído o hemos contado alguna vez eran un reflejo de la propia sociedad, lo que decía muy poco de nosotros. Afortunadamente las cosas han cambiado y tenemos muchos estupendos ejemplos de cómicos y cómicas que usan un humor inteligente no necesariamente basado en reírse de los demás. En cualquier caso, chistes malos o de mal gusto, pero chistes, al fin y al cabo. 
Los temas ya han cambiado, la risa va por otro lado en la mayoría de los casos; lo que no parece tener fin es la cantidad de violencia que se genera con la excusa de defender a las mujeres con formas machistas, mientras los machistas nos siguen atacando. Parece un chiste malo, malísimo.