Iván Juarez

CARTA DEL DIRECTOR

Iván Juarez


Soria ¡Ya!, en la encrucijada

10/04/2021

Veinte años deberían ser suficientes para saber lo que uno quiere ser de mayor. Si aferrarse a lo logrado y seguir apuntalando unas demandas justas a riesgo de caer en la reiteración, lo que habla del moderado éxito de sus acciones, o aspirar a mayores logros tratando de asaltar las instituciones, paso por las urnas mediante. Digerir ese cambio de estatus, modular las ambiciones y cómo presentarse ante sus fieles, es parte comprometida de un proceso a todo o nada o, en el peor de los casos, el principio del fin de la Plataforma. Decía recientemente IñakiGabilondo, en relación a Podemos, que pasar de «ser guerrilla a ejército regular es un ejercicio endemoniado» en el que, añado, hay víctimas colaterales que no completan el camino (la formación de Pablo Iglesias con apenas líderes fundacionales en la actualidad es un ejemplo).
No son pocos los que piensan que Soria ¡Ya! dejó pasar su ahora o nunca al no presentarse en los últimos comicios donde el ambiente parecía más proclive a esa fragmentación de la política española propiciada por los intereses territoriales varios y también por los últimos estertores de una ‘nueva política’ que ahora se apaga. Teruel Existe, más preparada para asumir ese momento histórico, rentabilizó el descontento de los territorios despoblados haciéndose presente en Congreso y Senado. El tiempo dirá si el entonces controvertido apoyo a la gobernabilidad de Sánchez les pasará factura dado el carácter ideológico transversal de formaciones alejadas de los conceptos más tradicionales de izquierda, derecha y centro y más cercanas a hacer de los agravios su bandera.Si entonces, desde la Plataforma no se vieron preparados para un cambio de rol que marcaría su futuro, los próximos comicios no aseguran el éxito porque, si la tendencia continúa, el voto se irá replegando en torno al bipartidismo tras un periodo de creciente balcanización institucional. Pese a que uno comparece a unas elecciones con el mejor de los ánimos, el día después (del cielo al infierno hay un paso pero demasiados peajes) no hay que atenuar las consecuencias de un resultado electoral negativo que pueda cuestionar el horizonte de una plataforma que, de comparecer a la cita con las urnas, tendría un pie menos en las calles y, previsiblemente, ninguno en las instituciones. Riesgos con los que contarán sus integrantes, porque serán conscientes de que el voto es más conservador, tiene más aristas y, en su secreto, aflora más traiciones ocultas y apagadas por la voz unísona de los que se agolpan detrás de una pancarta.
Las reivindicaciones de Soria ¡Ya! son tan necesarias como estériles si atendemos a su pobre monetización y a las cuentas pendientes entre proyectos gestados y no acabados que tienen que ver con la provincia. En estos 20 años, la plataforma ha concitado más sentimientos que dineros, lo que al final marca la diferencia. Cierto es que la despoblación, una de las puntas de lanza de Soria, ha entrado de lleno en la agenda mediática y también gubernamental (es sabedor Sánchez de que puede hacerse con el voto de los habitantes de las zonas más acuciadas por el retroceso demográfico o  de forma indirecta con el apoyo del diputado de turno como fue el caso de turolense). Corre el riesgo la plataforma de encallamiento, que sus actos sean una oportunidad para que los sorianos se sacudan, cada cierto tiempo, los agravios una jornada dominical a mitad de camino entre la hora del vermú y de la partida. El presente y el futuro ya no se escribe en las calles, o estas no son tan decisivas. En el caso de Soria ¡Ya!, el apoyo popular ganado a pulso estos 20 años puede convertirse en un trampolín decisivo para cotas más altas pese a que, cual Ícaro, la cercanía con el sol termine por quemar sus alas.